Sucesos

Policía tico mató a cuatro futbolistas y a su esposa porque creeía que ella le era infiel con uno de ellos

Una joven mamá también fue asesinada

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Asesinato de medio equipo del Bagaces F.C

Los celos desataron una tragedia que no sólo acabó con la vida de seis personas, sino también con la pasión de todo un pueblo por ver jugar a su equipo de fútbol.

El negocio de Carlos “Ñopo” Aragón era el punto donde el equipo de veteranos de Bagaces, Guanacaste, se reunía todos los lunes para afinar detalles de los partidos y conversar.

La famosa talabartería (lugar donde hacen artículos de cuero), se había convertido en el sitio donde los jugadores llegaban bien chaneados y se sentaban donde pudieran, en algún mueble o en los marcos de las ventanas con tal de compartir esos ratitos.

A las 8 p. m., se repartían los números de una rifa que hacían para recoger dinero.

El lunes 18 de agosto de 1980, los futbolistas tenían una razón mayor para estar juntos, el equipo cumplía dos años de fundado, además, para celebrar iban a jugar el domingo siguiente contra los veteranos del Saprissa, un acontecimiento que tenía al pueblo muy emocionado a la espera de aquel mejengón.

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“En el pueblo nadie hablaba de nada más que de ese partido, era el tema, todo el mundo quería ir y al ser un pueblo tranquilo la gente tenía la mente puesta en otras cosas sanas, como asistir a ese encuentro”, dijo Isidro Campos, exoficial de la Guardia de Asistencia Rural que ahora tiene 90 años.

Pero un arranque de celos de un joven policía se paseó en la alegría de todos.

En lugar de asistir al juego contra los morados, el domingo siguiente el pueblo fue al funeral de seis personas.

Fernando Lacayo Moreno era un oficial de la Guardia de Asistencia Rural (GAR), de 28 años, estaba casado con Maribel Ordóñez, de 17 años, una jovencita a quien todavía recuerdan como muy bella y con quien tenía un hijo de un añito.

Fernando creía que Maribel le era infiel con un jugador del equipo Bagaces F.C, pero no sabía con cuál de ellos.

Por esa razón, la había abandonado.

Asesinato de medio equipo del Bagaces F.C

Aquel lunes, aunque Fernando estaba en su día libre, fue a la delegación, tomó una carabina M1, que se caracteriza por ser muy ligera y semiautomática, y siete cargadores con 11 tiros cada uno.

“Un compañero en aquel entonces se asombró de ver por qué llevaba tantas municiones, pero nosotros teníamos acceso a usar las armas. Le preguntó para dónde iba y le respondió que iba a cazar, hasta lo invitó para que lo acompañara, pero el compañero estaba trabajando y le dijo que no podía, que otro día iban. Fíjese que él fue poco lo que yo lo conocí, pero era un hombre simpático”, recuerda Campos.

Asesinato de medio equipo del Bagaces F.C

Incluso, muchas veces Fernando se encargó de la seguridad en los partidos del equipo.

Aquel 18 de agosto, cuando los 15 jugadores lo vieron llegar, no tuvieron tiempo de nada.

El guarda puso un pie en el local y otro en la acera, se cuadró con el arma y empezó a disparar contra ellos, como en las películas de terror.

Unos gritaban, otros corrían, algunos se arrastraban por el piso para esquivar las balas o buscaban esconderse detrás de los estantes repletos de cuero.

Después de verlos mal heridos, Fernando escapó a toda prisa.

Mientras el sonido de las sirenas llenaba de esperanza a los heridos de que la ayuda venía en camino, Fernando caminó 600 metros hasta la casa de los padres de su esposa, donde le gritó que saliera.

Sin piedad. Maribel salió y Fernando le disparó nueve veces hasta dejarla muerta en el corredor, donde muchas veces se habían mirado a los ojos con amor.

Su cuñado trató de detenerlo y también recibió un balazo en el brazo.

La Cruz Roja llegó a la talabartería, el delantero Rolando Castro estaba muerto en un sillón, de un tiro que le dio en la sien derecha. Santiago Ordóñez y William León murieron pocos minutos después en el hospital de Liberia; León, curiosamente, fue quien llevó a Fernando a la iglesia el día de su boda con Maribel.

La quinta víctima mortal fue el jugador José Joaquín Ballestero, quien murió semanas después en el hospi.

La emergencia era tal que llegaron ambulancias de muchos lugares para ayudar.

Otros de los futbolistas que resultaron heridos de gravedad fueron Jorge Sotela, Antonio Hernández, Humberto Fuentes, Carlos Luis Jiménez, David Luna, Ángel Arana, Carlos María Sequeira y Víctor Hugo Camacho.

Las heridas más graves las sufrió Ñopo, a quien los cuatro tiros recibidos lo dejaron paralítico.

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Solo a Zacarías Chaves y al director del colegio en ese entonces, Elí Carranza, no les pasó nada.

“Cuando dieron el aviso nadie podía creerlo, pero teníamos que actuar rápido porque se sabía que andaba aquel montón de municiones. Había perdido el control, muchos oficiales lo buscaban y la gente se encerró en sus casas al saber que él andaba armado y lo que había ocurrido”, relató Campos, quien desde hace 30 años vive en Las Delicias de Upala.

El sospechoso trató de robar una moto, pero por más que trató de arrancarla, no lo logró.

“Fue una búsqueda muy angustiante, porque sabíamos que por más que era oficial se nos iba a enfrentar, ya que andaba violento”, añadió Campos.

Sin vida. Fernando fue encontrado a seis kilómetros de Bagaces, camino a Agua Caliente, sin vida, recostado al tronco de un árbol.

Había pasado la boca del cañón del arma por la faja para que, al jalar el gatillo, el tiro le diera directamente en la cabeza.

“Nadie lo podía creer, y si le soy honesto, luego de tantos años, creo que todavía nadie lo cree. Eso trajo mucho dolor y además lo que uno vio y vivió lo marcó. Fue poco el tiempo que yo estuve en la Rural y eso fue algo que no olvido, por dicha aún tengo buena la memoria, pese a mi edad. Por allá dejé buenos amigos en Bagaces”, dice Campos.

Cuando la desgracia cumplió 32 años, don Carlos Sequeira, uno de los sobrevivientes y quien era pregonero, contó a La Teja que fue algo que inolvidable, los uniformes blancos con negro quedaron en el recuerdo y el dolor fue más fuerte por lo que nunca más volvieron a jugar.

La mayoría de los sobrevivientes de esta masacre ya fallecieron; este año se cumplen 44 años, pero en Bagaces todavía los más “viejitos” recuerdan lo que ocurrió.

Dejó carta. Fernando dejó una carta que fue encontrada luego de la tragedia y permitió saber el motivo de sus acciones. Este es un extracto de aquella misiva que fue publicada en los medios.

“Todos los que están escuchando estas palabras. Yo, Fernando Lacayo, relataré qué fue mi vida. A los 10 años empecé a disparar. Mi padre me enseñó a hacerlo.

“Cuando yo dormía en el monte era una gran felicidad.

“Una voz de una mujer me asustaba en el campo y un día se apareció y me asustó. Desde ese día comenzaron mis problemas.

“Luego conocí a una mujer, tuvimos un hijo, de allí los sentimientos fueron más fuertes, una sed de matar, que me la quitaron los perros, pero llegó un momento en que ya no me sentía satisfecho.

“Por los celos de Maribel, de nuevo, me vino aquella sensación criminal, asesina. Me hubiera bebido un veneno, pero yo no tenía. Pensaba en matarla o matarlo. Con esa mujer que la odio y la tengo que matar una vez le dije, ‘mi amor, el día que usted no me quiera y quiera a otro, dígamelo, yo con gusto le cedo el lugar’.

“Se lo dije pensando en mi futuro, un golpe que yo fuera a descubrir. Pero lo inesperado sucedió, nos dejamos.

“Yo iba tranquilo, pero descubrí una traición viviendo conmigo, encontré un papel, y el papel me hizo que yo perdiera el poquito de pensamiento que me había quedado.

“Desde ese día me tiembla el cuerpo y lo que deseo es matar. Yo no deseo hacerlo, pero no puedo detenerme. Es algo más fuerte que mí.

“Les pido perdón a aquellas personas que por culpa mía vayan a derramar lágrimas.

“Mi decisión es morir, no traten de agarrarme vivo. Si me disparan, háganlo a matar porque al que yo dispare le quitaré la vida. Le pido a mi familia que me queme y si no tuvieran valor que done mi cuerpo a la Universidad de Costa Rica, no me entierren, no lo hagan si es que me quieren”.

Recuerdo. Don Isidro asegura que todavía tiene en su mente fotografiada la imagen de un señor afuera de la talabartería agarrándose la cabeza al ver la tragedia.

Asesinato de medio equipo del Bagaces F.C

“Viera que de todo eso no se me borra esa imagen, era el familiar de uno de los fallecidos. Es que uno ni siquiera en la peor de sus pesadillas piensa estar en algo así, esas cinco vidas eran de inocentes, y todavía hay quienes pensamos que esa supuesta infidelidad solo era algo que Fernando quería pensar y con lo que se quería mortificar. Fue muy doloroso”, asegura Isidro.

Añadió: “La violencia sigue, vea ahora la cantidad de mujeres asesinadas que escuchamos en las noticias, yo siempre me acuerdo de esa muchacha (la víctima) cuando oigo de femicidios y solo la conocía de vista”.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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