Una de las clientes y amigas de la estilista Marisol Rodríguez, quien fue asesinada este lunes por su expareja sentimental, asegura que la víctima se notaba angustiada, temerosa y muy callada, algo que no era muy común en ella.
“Marisol era una mujer alegre, pero su alegría se había perdido, se le había apagado, ella tenía unos ojos que echaban chispa cuando estaba contenta. Tengo de ser clienta de ella bastante tiempo y nos contábamos algunas cosas. La noticia de su asesinato me duele mucho, fue algo desgarrador, no he podido dejar de pensar en sus hijos, en esos minutos de miedo y desesperación.
“Yo iba al salón con frecuencia, y cuando me la topaba hablábamos un ratito, hace unos días que la vi, le pregunte que si ya aquel (el sospechoso) la había dejado en paz y solo bajo la mirada, se le llenaron los ojos de lágrimas y en eso llegó otra muchacha que tenía cita y ya no hablamos más. Ella había pedido medidas porque sentía miedo de que algo grave ocurriera, ella sentía que él le iba a hacer algo malo”.
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Doña Maruja asegura que Solera, el sospechoso del crimen, había perdido el control, de acuerdo a lo que le contó Marisol.
“Mari no decía mucho, solo cuando ella estaba mal, pero él la controlaba, así que ella por miedo guardaba silencio. Otra amiga me decía que Mari le dijo que ella aguantaba la situación por sus hijos, porque le daba miedo que algo le pasara a ella o a ellos. Cuando ella me dijo que ya no lo estaba viendo con él (sospechoso) le dije que por qué no se iba y ella lo que decía es que aquí (Upala), ella tenía una vida”, dijo.
Doña Maruja asegura que Marisol era trabajadora, luchadora, nunca le decía a sus clientas que no, era una mujer llena de ilusión por sacar adelante a sus hijos.
“Ella ni nadie merecía esto, uno se queda pensando qué tiene que cambiar o pasar para que ya los femicidios paren, es demasiado triste, teníamos una cita para vernos en unos días, porque ella me iba a arreglar el cabello para un viaje a Nicaragua e íbamos a hablar un ratito de todo, pero ahora la voy a tener que ver en un ataúd y a sus hijos y familiares llenos de dolor”, dijo.
A Marisol la empezaron a velar este martes a las cinco de la tarde en la iglesia Bíblica, en Colonia, Puntarenas.
Los hijos
Dos de los hijos de Marisol fueron entregados a su papá biológico, mientras que la bebé estará con una familia vecina.
Rodríguez tenía dos hijos de 17 y 9 años, que eran hijos de una primera relación, por lo que el Patronato Nacional de la Infancia informó que le dieron la custodia de sus dos hijos al padre.
Además, Marisol tenía una bebé de año y siete meses, que era hija del sospechoso de quitarle la vida.
El PANI informó que la bebé está en un recurso comunal (una familia vecina de la víctima la cuidará, mientras tanto).
“Ya se valoraron a los familiares y pronto se ubicará”, dijo el Patronato. Los niños recibirán apoyo psicológico.
El crimen ocurrió la mañana de este lunes 27 de mayo, cuando Solera habría llegado a la casa de Marisol, pasadas las 7 a. m., para atacarla sin piedad.
Ella fue atacada frente a su madre e hijos.
Según relataron los familiares, el hombre trató de atacarla con un cuchillo, pero este no tenía punta, por lo que agarró una piedra y la golpeó en la cabeza.
La madre de Marisol y su hijo, de 17 años, trataron de defenderla, pero Solera también los atacó y al jovencito casi lo ahorca.
Marisol murió en el Hospital de Upala, debido a las heridas causadas por el brutal ataque. El sospechoso fue detenido por la Policía horas después en Santa Rosa de Upala, a unos diez kilómetros aproximadamente, de donde ocurrió la agresión.
La mujer era víctima de violencia y había pedido medidas de protección, debido al temor con que vivía.