Ronny León Fernández, perito del OIJ destacado en Quepos, fue el primer testigo que se recibió en el juicio por el atroz homicidio de la doctora María Luisa Cedeño Quesada.
El investigador, con más de 15 años de experiencia, fue quien estuvo en la escena del crimen, es decir, en la habitación 3 del hotel La Mansión Inn, en Manuel Antonio, Quepos. Además se encargó de la recolección de indicios y del levantamiento del cuerpo de la joven doctora.
El especialista en la escena del crimen considera que María Luisa luchó hasta el final para tratar de salvar su vida.
A esta conclusión llegó luego de que levantaran el cuerpo y le encontraran dos trozos de uñas junto al cuerpo.
“Cuando se le da vuelta al cuerpo, en la parte trasera encontramos dos trozos de uñas que enviamos a bioquímica, porque por lo general en estos hechos hay lucha. Quiere decir que la doctora tuvo que luchar y se defendió bastante”, expresó el investigador.
Agregó que el cuerpo de la víctima estaba desnudo; lo dejaron sobre un colchón que no tenía nada encima, sin embargo, el cadáver estaba envuelto en una sábana blanca y cuando la quitaron vieron que tenía una almohada colocada sobre la pelvis.
El investigador también recordó detalles de las marcas que quedaron en el cuerpo de la anestesióloga.
“En una de sus piernas presentaba una marca de sangre como aparente agarre, es decir, como una figura de unos dedos (que alguna mano la sujetó), la marca quedó cerca del tobillo en una de las piernas.
“Tenía una mordida en el cachete, signos de aparente asfixia, también en la oreja derecha tenía un golpe fuerte, así como en la cuenca de los ojos”, afirmó.
También agregó que en el seno izquierdo tenía una marca patrón por aparente mordida y en el seno derecho una marca de un chupetazo, así como golpes en las piernas.
A él y sus compañeros les sorprendió que en la habitación había mucha sangre, desorden, y pertenencias de la víctima tiradas.
María Luisa Cedeño solo tenía una herida que emanaba sangre, pero esta no era suficientemente grande o profunda como para toda la sangre que había en la habitación saliera de ella.
“No presentaba heridas, solo en un labio, en la parte superior que emanaba sangre. Por esa herida jamás iba a emanar la cantidad de sangre que había (en el sitio), no era posible tal cantidad de sangre”, confirmó el investigador.
Al levantar el cuerpo le embalaron las manos para garantizar que no se perdiera ningún indicio.
A la par del cadáver de la víctima estaba su celular, estaba con la pantalla hacia abajo y estaba en modo avión.
Además, al pie de la cama vieron una almohada llena de sangre, otro almohadón con las mismas características estaba hacia el fondo de la habitación y todavía más adentro del cuarto había mayor acumulación de sangre, la cual cubrieron con paños y sábanas.
En una mesa de vidrio había una botella de vino con dos copas y una lata de bebida con alcohol, así como dos botellas de agua, a cada una de estas les tomaron muestras de posible ADN y posibles huellas.
Los aretes de la víctima fueron hallados cerca de unas puertas corredizas que estaban en la parte trasera de la habitación, cada arete quedó en cada extremo de las puertas.
Además, la sangre que encontraron no tenía ningún tipo de dirección, León explicó que cuando una persona es herida y va caminando, las gotas de sangre muestran hacia dónde caminó, pero esta estaba de forma perpendicular, también notaron que la intentaron limpiar con trapos.
“Estos trapos son los mismos paños y sábanas del hotel, pero va a quedar una marca por limpieza y lo que se esparce son los excesos”, explicó León.
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Nada de forzaduras para entrar
El investigador recordó que la llamada de alerta del hallazgo del cuerpo fue el 20 de julio del 2020, cerca de la 1 de la tarde.
Los primeros agentes judiciales en llegar fueron Daniel Sánchez y Alfredo Caballero, este último fue quien llamó a Ronny León para señalarle que la escena no era de una muerte natural.
León recordó que cuando él llegó al hotel La Mansión Inn, el dueño, un holandés de apellido Bodaan (uno de los imputados), lo recibió en la entrada y le habló en español.
Para entrar a la habitación necesitaban una tarjeta especial que la entregó una empleada del hotel y cuando revisaron el llavín, la puerta no había sido forzada.
Bodaan, para este debate, tiene una traductora de inglés - español.
León es especialista en la escena del crimen, en el 2014 entró en un programa de especialistas del crimen, capacitado en el Complejo de Ciencias Forenses, pasantía en el SIORI.
También ha sido capacitado por las policías de Miami, Colombia y Francia sobre escenas de crimen. También ha recibido capacitación sobre incendios con la Policía de España.
La Fiscalía afirma que María Luisa Cedeño fue violada en tres ocasiones por uno de los acusados, un bailarín nicaragüense de apellido Herrera; mientras los otros dos acusados la sujetaban, estos son el empresario holandés de apellido Bodaan y un administrador de empresas tico de apellido Miranda, quienes, de acuerdo con la acusación, la habrían mordido y fueron cómplices de las violaciones.