Un agente del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), que apenas tiene 5 meses trabajando en esa entidad, se metió en una buena bronca por conversar con el esposo de Kimberly Araya, la joven madre que fue hallada sin vida en el Zurquí, poco antes de que este fuera considerado como sospechoso del femicidio.
Así lo confirmó a La Teja la oficina de prensa del Poder Judicial, la cual indicó que existe un proceso disciplinario contra dicho investigador, cuya identidad no se dio a conocer, que está siendo tramitado por la Inspección Judicial.
“Sobre este tema Inspección Judicial abrió un proceso disciplinario (expediente 24-1519-031-DI), que se trata de una investigación disciplinaria de oficio”, informó el Poder Judicial ante consulta de este medio.
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El proceso contra el agente apenas está iniciando y tiene como fin determinar si este tuvo algún grado de responsabilidad o si compartió información indebida con el sospechoso, un hombre apellidado Pérez Mena.
Randall Zúñiga, director del OIJ, explicó que el agente y Pérez, quienes tenían una relación de amistad, habrían conversado entre el 19 de abril (un día después de la desaparición de Kimberly) y el 23 de abril. Para ese momento el esposo de Araya aún no figuraba como sospechoso.
De acuerdo con la Policía Judicial, fue Pérez quien llamó al agente para decirle que su esposa estaba desaparecida, por lo que necesitaba ayuda para saber qué podía hacer.
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Zúñiga también mencionó que antes de conversar con Pérez, el investigador le pidió al sujeto que le mostrara si tenía heridas o golpes que pudieran implicarlo con la desaparición de Kimberly, al ver que no tenía ninguna lesión aceptó hablar con él.
El jefe del OIJ señaló que esas conversaciones terminaron una vez que la investigación empezó a señalar a Pérez como sospechoso de la desaparición de Kimberly.
Como parte del proceso, la Policía Judicial decomisó el celular del agente para revisar el intercambio de mensajes con el sospechoso. El director del OIJ fue contundente al decir que hasta este momento no se ha determinado que el investigador incurriera en algún delito.