Una vida muy sencilla y sin ningún tipo de lujos, así se podría describir la forma en la que vivía un tesorero apellidado Olivas Valle, quien es señalado por las autoridades como el principal sospechoso de sustraer los ¢3200 millones que el Banco Nacional reportó como un faltante.
Pese a que Olivas, al parecer, tuvo esa millonada entre sus manos nunca cayó en la tentación de comprarse algún bien de alto valor, llámese un carro del año o una lujosa casa, lo que de cierta manera le habría ayudado a no atraer la atención de las autoridades.
“Este sujeto en realidad no tiene un nivel de vida ostentoso, tiene una casa sencilla, él trabajaba y luego se iba directo para la casa”, destacó Randall Zúñiga, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Sin embargo, el tesorero habría cometido un grave error, el cual lo puso en la mira de las autoridades, y estaría relacionado con un “vicio” que este tenía relacionado con los juegos de azar.
“Lo que él tenía era gran ludopatía, presuntivamente, ya que gastaba importantes sumas de dinero diariamente en lotería”, agregó Zúñiga.
Según la investigación del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), el salario de Olivas como tesorero de bajo rango no era muy alto, sin embargo, el sujeto contaba con suficiente dinero para comprar lotería y otros juegos de la Junta de Protección Social (JPS) a diario.
Zúñiga explicó que el tesorero empezó gastando ¢100 mil en lotería a diario, pero la situación escaló rápidamente hasta el punto de que incluso llegó gastar hasta ¢3 millones por día. La Policía Judicial confirmó esto tras entrevistar al vendedor de lotería al que Olivas solía visitar a diario.
Aunque pareciera tratarse de un vicio o una afición, el Fiscal General, Carlo Díaz, explicó que están investigando si estas compras que realizaba Olivas estaban dirigidas a legitimar el dinero robado.
Al comprar tanta lotería las posibilidades de ganar aumentan mucho, por lo que una persona podría “convertir” ese dinero robado en uno legal, aduciendo que obtuvo ese efectivo gracias a los premios de la lotería.
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En cuanto a los otros ocho investigados, la Policía Judicial dijo que estos no cuentan con bienes que llamen la atención, a excepción de un hombre apellidado Madrigal Faerron, quien era jefe de tesorería.
“Cuando nosotros hacemos la revisión de las propiedades o lo que tienen hay uno de los funcionarios que tiene una propiedad de 22 mil metros cuadrados (San Jerónimo de Moravia) y un vehículo importante, sin embargo, esta cantidad de bienes no coincide con el salario que puede ganar esta persona, que no llega ni al millón de colones”, dijo Zúñiga.
De hecho las autoridades destacaron el hecho de que Madrigal se apegó a su jubilación un día después de que se realizó la auditoría que reveló el faltante millonario.