“Ese hombre (el Gato Félix) ha estado en la cárcel tanto tiempo que debería estar siendo un sacerdote de tanta ‘rehabilitación’ que ha recibido”.
Con esa frase retrata el criminólogo Gerardo Castaing a Félix María Araya Arias, quien a los 79 años sigue dedicando sus siete vidas al delito.
La fechoría más reciente, como informó La Teja este miércoles, es del 8 de abril, cuando con la ayuda de un conserje se metió al templo de San Joaquín, en Heredia, para robar tres reliquias valoradas en ¢30 millones.
La mejor prueba de que el Gato sigue sin aprender la lección es que dio este golpe apenas cinco meses después de haber salido de la cárcel tras cumplir una condena de 3 años por robar en un local de máquinas tragamonedas en Cañas, Guanacaste.
A estas alturas tiene 45 años de andar en malos pasos,
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En el 2016 el Gato Félix se declaró culpable por ese delito en Cañas y de inmediato fue enviado a la cárcel del adulto mayor, en San Rafael de Alajuela; en diciembre de 2017 pasó al Centro de Atención Semiinstitucional San José, adonde iba a dormir de vez en cuando.
Según el Ministerio de Justicia y Paz, Araya cumplió su condena completa el 10 de noviembre de 2018 y salió libre.
Algo normal
A los 79 años muchos viejitos solo desean una vida tranquila al lado de sus seres queridos. Por eso para muchos resulta una gran sorpresa que, con esa edad, el Gato Félix siga activo en los caminos de la delincuencia.
Castaing explicó que esta situación se debe a que Araya ha vivido en un círculo vicioso durante más de 45 años y para él se ha vuelto normal cometer delitos y terminar en la cárcel. Se podría decir que lo ve como una necesidad.
“Hay una frase que dice que ‘la estadística hace la norma’, eso quiere decir que un hecho de tanto repetirse se vuelve normal, esa frase se aplica a la perfección para este caso”, añadió.
Según el criminólogo, esta frase puede aplicarse incluso a la familia del bicho, que ya ni se sorprenden cuando este es detenido por sus fechorías.
Un aspecto que podría influir en este “estilo de vida” es que Araya nunca salió del ambiente delictivo.
Sin temor al tabo
Para Araya también se ha vuelto normal terminar en la cárcel, casi parece no importarle, pues, según Castaing, en ese lugar se siente cómodo y bien recibido.
“En la cárcel tiene su ambiente, sus contactos, sus amigos. La cárcel ya no representa una diferencia entre estar libre o encerrado, entonces tampoco es que estar ahí vaya a representar un cambio en su vida”, señaló don Gerardo.
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El experto dijo que el Gato Félix es una muestra de lo difícil es que la cárcel rehabilite a un delincuente. Si persona no tiene la disposición para hacerlo posiblemente cumpla su condena y siga en lo mismo.
Fama o necesidad
Analizando el perfil del Gato Félix, Castaing indica que puede haber varias situaciones que lo motiven a continuar con su vida criminal pese a la edad.
Una de las hipótesis es que sigue en sus fechorías por la necesidad de dinero, que intenta satisfacer a punto de robo, no de trabajo.
La otra idea que destacó el criminólogo está relacionada con la fama que ha cosechado durante décadas.
“Haciendo una analogía es como un buen policía que tiene fama y otros policías lo admiran. El Gato Félix tiene renombre dentro de la delincuencia y podría ser que, hipotéticamente, cometa delitos para mantenerse como protagonista dentro de ese ambiente”, comentó.
En horas de la tarde de este jueves la Fiscalía indicó que todavía se estaba llevando a cabo la audiencia de solicitud de medidas cautelares contra Araya por el robo de las reliquias en Heredia.