La ira sería el detonante para que un hombre de apellido Ramírez Zamora asesinara a su vecino en el condominio Río Palma en Escazú.
Le consultamos a la sicóloga María Ester Flores, qué pudo ocurrir para que se diera una situación así.
“Aquí vemos que son personas educadas, con preparación, pero con una dificultad severa para comunicarse ambas partes, hay una lucha de poderes, de ego, donde uno quiere dominar al otro ante una situación que finalmente se puede arreglar de distintas maneras, se da la acumulación de muchos días o meses, o hay vecinos que llevan años acumulando ira y van fraguando en su imaginación cómo vengarse y cómo hacer daño”, explicó.
“Normalmente la gente lo piensa, quisiera verbalizar esa fantasía y piensan lo voy a matar un día, y empiezan a pensar en qué les hace el vecino, que pone la música alta, que me hizo daño, que me hizo una cosa u otra y la tolerancia a la fustracción es cada vez menor por la acumulación de estrés”.
Flores asegura que cuando las personas no pueden resolver las cosas con diálogo, hablar y escuchar y llegar a una comunicación, a bajar la guardia, a ser humilde y llegar a un acuerdo, su instinto es defensivo como el de un animal en el bosque.
“Acude a la defensa del golpe, el grito, la destrucción, porque siente que la otra persona lo va a dominar o lo va a matar, cuando dos personas se ponen así se nublan, no piensan en las consecuencias por la ira, los celos, la lucha de poder por tener la razón. El problema ciega a la persona aunque no sufra de un trastorno sicológico”, explicó.
La especialista asegura que en ese punto es cuando la ira se lleva todo a su paso.
“Se enfrentan y con la ira se puede dar la muerte de una persona por un mal golpe o una caída o como en este caso con premeditación y alevosía para sacar un arma y disparar, en el momento en que una persona saca la pistola y acomoda las balas, entra en un delirio sicótico y es cuando la persona necesita eliminar la angustia que tiene”, dijo.
“Algunas personas lloramos, comemos, gritamos para calmar esa angustia, pero a otras personas la angustia se quita con la fantasía que tiene en la cabeza y si es matando, se ciega, va llevando todo como una novela por capítulo, cuando ya le disparó y lo ve en el suelo dice: ‘ya se me quitó la angustia, ya no tengo que pelear por nada’. Pasados los minutos entra en razón y dice ‘¿qué hice?’, algunas personas no tienen arrepentimiento, pero otras sí, no sabemos en este caso”.
La experta hace un llamado para siempre tratar de mediar en calma y con diálogo.
El sospechoso Ramírez pasará tres meses de prisión preventiva por homicidio calificado.
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