Este mes de marzo iba a ser muy especial en la vida del pescador Florencio Vásquez y de Elba Carazo, su compañera de vida durante los últimos 30 años.
La pareja procreó tres hijos sin casarse, pero eso iba a cambiar pronto. Sin embargo, la fatalidad se atravesó en la historia del capitán y Elba el domingo 25 de febrero en el mar frente a las costas de Ecuador. Después de pasar diez días a la deriva y solo a horas de que se los rescataran a él y a sus tres compañeros, Florencio falleció a los 67 años.
Elba no sabe aún cuándo podrá darle sepultura porque el cuerpo no ha llegado al país. Días atrás nos dijo que será la primera en llegar al aeropuerto Juan Santamaría para recibirlo.
Elba habló largo y tendido con La Teja sobre su historia con Florencio que, aunque no tuvo el final que ambos habían pensado, sí contó con una despedida que ella guarda en lo más profundo de su corazón.
Elba dice: "Nosotros somos pareja desde el 27 de marzo de 1989, una fecha que nunca se me va a olvidar. Para mí este marzo iba a ser el más lindo de toda mi vida porque finalmente Florencio y yo nos íbamos a casar. Aunque vivimos tantos años juntos, e incluso tuvimos tres hijos, nunca nos dio por ponernos de acuerdo para casarnos.
"En diciembre él me agarró por sorpresa porque me dijo que quería que hiciéramos algo muy especial para nuestro aniversario y sin dejar que yo le contestará me dijo que nos casáramos el mismo día que esta historia comenzó para así celebrar los treinta años juntos. Yo le dije que sí sin dudarlo.
Ilusión por la luna de miel
"Antes de esta tragedia nosotros ya habíamos planeado muchas cosas. Una de las que más nos entusiasmaba era la luna de miel. Florencio me dijo que él me iba a llevar a playa Tambor y que ahí la íbamos a pasar de lo más bonito.
"Me duele mucho saber que ya no vamos a poder hacer nada de eso, pero me duele más saber que nunca más lo voy a ver, que ya no escucharé su voz diciéndome 'te amo', ni podré tomarlo de la mano para hacerle un cariñito.
"Cada vez que pienso en él recuerdo cómo nos conocimos. Eso pasó hace más de treinta años, cuando yo trabajaba en una pulpería pequeñita, me acuerdo que se llamaba el Lirio Blanco. Florencio a veces pasaba para comprar cosas de comer y cosillas así, ahí fue que empezamos a hablar y a conocernos.
"Cada vez llegaba más seguido, pero yo ya imaginaba porqué era. La excusa de él era comprar algo, pero realmente lo hacía para verme, así de a poquito, entre visita y visita, nos empezamos a enamorar. Sería difícil decir cuál fue el día que salimos por primera vez, pero sí puedo decir que luego de que el entró por esa puertita nunca más volvió a salir, se quedó para siempre en mi vida.
Una familia juntos
"Al tiempo de conocernos él me contó que era viudo. Creo que ese fue uno de los motivos por los que retrasamos tanto la decisión de casarnos, pero al final eso no nos afectó porque ambos estábamos muy seguros de que queríamos estar juntos por muchísimos años.
"Nosotros tuvimos tres hijos, la mayor tiene 27 años, él que le sigue 26 y el menor 20. Pero Florencio me ayudó a criar a mi hija mayor, que ahora tiene 32 años. Cuando él la conoció tenía dos añitos y Florencio siempre la quiso y la cuidó como si fuera de él.
"Desde que yo recuerdo, Florencio siempre tuvo un negocito en Golfito. Era un puestito en el que vendía pescado y al que le puso 'El Callejoncito', ahí trabajamos por mucho tiempo los dos hasta que hace dos años me dijo que me agarrara con eso para que él pudiera ir a pescar más seguido y así ganar un poquito más de plata.
"En ese negocio sigo trabajando junto a mis dos hijos mayores, de ahí sacamos para comprar la comida y las cosas de la casa, ese puestito nos ayuda para salir adelante.
"Otra de las cosas que nos unían es que los dos tenemos diabetes, pero eso nunca le dio miedo. Él era bien cuidadoso de no golpearse y de siempre usar las medicinas que le mandaban, pero nada de eso le impedía hacer todas las cosas que le gustaban.
La despedida...
"La última vez que hablamos fue el jueves 22 de febrero, cuando me llamó por el teléfono satelital y me dijo 'yo la amo mucho'. Creo que Dios nos dio la oportunidad de despedirnos el jueves ocho de febrero, un día antes de que saliera al mar.
"Esa noche salimos a tomarnos alguito, como si fuéramos dos güilas. Como la estábamos pasando tan bien a mí se me pasaron un poco las copas y ni cuenta me di, eso nunca me había pasado en todos estos años juntos, pero fue algo bonito porque fue un momento que disfrutamos juntos.
"El viernes en la mañana también fue muy bonito, al despertamos lo primero que me dijo fue 'mi amor, yo te amo mucho'. Aún recuerdo su cara cuando me lo dijo. Ese mismo día lo acompañé hasta el barco, ahí nos despedimos por última vez.
"De él solo tengo recuerdos bonitos, era un hombre muy alegre, muy feliz, le gustaba la música ranchera, le gustaba bailar, era un hombre muy bueno. Ahora lo único que quiero es que me lo traigan para poder verlo una última vez y despedirme de él, darle santa sepultura y que ya pueda descansar de toda esta tragedia".