Don Mario Úbeda López, el mensajero que murió luego de que una patrulla de la Fuerza Pública chocara su moto, es recordado por sus amigos y compañeros de trabajo como un hombre noble, muy servicial y con un gran corazón.
Úbeda, de 60 años, era vecino de Gravilias de Desamparados y tenía cerca de tres años de trabajar en la Corporación de Servicios Múltiples del Magisterio Nacional, institución que está de luto por su trágica muerte.
El choque que acabó con su vida ocurrió a las 3 p.m. del miércoles, en el distrito Merced de San José, en avenida 5, calle 12, cuando su moto fue impactada por una patrulla de Fuerza Pública que se dirigía a atender un incidente. En ese hecho también falleció la oficial Yerlin Valverde Castillo, de 36 años.
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“Estamos sin palabras, es algo muy duro, estamos con mucho dolor por la pérdida de don Mario”.
— Compañera de Mario Úbeda
Uno de los más afectados por ese terrible accidente es Max Sánchez Miranda, compañero de trabajo de Úbeda, quien aseguró que la noticia les cayó como un baldazo de agua fría.
Aseguró que muchos de los funcionarios de la funeraria del Magisterio aún no logran creer que haya sido Mario quien falleció en ese choque.
“A nosotros nos preparan, nos capacitan, nos hacen de todo para mantenernos de una sola pieza y no quebrarnos, pero yo sí me quebré, estoy demasiado afectado por lo que pasó”, dijo a La Teja.
Extrañarán su café
Además de trabajar como mensajero, Sánchez contó que don Mario se desempeña como el encargado de mantenimiento del nuevo edificio de la funeraria del Magisterio Nacional, ubicado en avenida 3, entre calles 24 y 26, frente a Tica Bus, en barrio Pitahaya.
“Él coordinaba también lo de mantenimiento de los jardines con una empresa botánica y era quien se encargaba de alimentar a las mariposas morpho que viven en ese edificio”, detalló.
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Según Sánchez, una de las cosas que más caracterizaban a don Mario era su espíritu de servicio, le encantaba ayudar a los demás, y un ejemplo de eso es el cafecito que preparaba todas las mañanas para sus queridos compañeros.
“Si no me equivoco, él tenía como dos hijas y una de ellas trabaja en un call center, entonces a diario la iba a dejar a la parada del bus, luego de eso llegaba al trabajo a eso de las 5:40 a.m., aunque él entraba a las 7:45 a.m.
“Al llegar lo primero que hacía era preguntarle a todos los compañeros si ya habían tomado cafecito, porque ahí se trabaja 24/7, y de inmediato se ponía a hacer café para todos, sin necesidad de que nadie se lo pidiera, era algo que le nacía”, contó Sánchez.
“También era un gran líder en Desamparados, un gran colaborador con las fuerzas vivas de ese cantón”
— Max Sánchez, amigo de Mario.
Esa bonita anécdota también fue compartida en redes sociales por Esteban Herrera Fallas, excompañero de Úbeda.
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“Mario era la persona que siempre estaba ahí para ayudarlo a uno con lo que fuera, el que llegaba una hora antes al trabajo todos los días sin falta y lo primero que hacía era ver si había cafecito para que tomáramos, el que siempre estaba alegre y vacilando… ‘Gudy, ¿cómo amaneciste?… ¿ya desayunaste?’, eran cosas normales de Marito”.
Soñaba con pensionarse
Don Mario tenía muchos anhelos y sueños por cumplir, uno de los más importantes era ver a sus dos hijas como profesionales, por eso es que durante muchos años se esforzó para que nunca les faltara nada.
“Estaba muy realizado porque él tenía 60 años y lo habían llamado a trabajar a los 57 años, entonces la meta de él era salir pensionado por el Magisterio y ver a sus hijas como profesionales”, dijo Sánchez.
Su compañero describió a Úbeda como un esposo ejemplar y un padre muy dedicado a sus hijas.
“Cuando alguien muere todo mundo habla maravillas de la persona, pero no tengo por qué mentir, Mario era una persona comprometida y muy responsable, aparte de eso era muy servicial. Me duele muchísimo porque era un compañero de día a día”, dijo Sánchez.
Bonitos recuerdos
Otra compañera de trabajo de don Mario, quien pidió que su nombre no fuera publicado, dijo que en medio del dolor que sienten todos en el Magisterio Nacional, quedan los buenos recuerdos que vivieron junto a él.
“Nos quedamos con los recuerdos lindos y las conversaciones bonitas y todo lo que compartimos con él.
“Recuerdo que me dijo una palabras muy bonitas antes de Navidad y Fin de Año, que me deseaba muchas bendiciones, eso es algo que todavía recuerdo con mucho cariño, ese intercambio de buenos deseos que tuvimos”, contó.