José Campos, el buscador del avión argentino TC-48, asegura que después de tantos años de tratar de encontrar al “pájaro” sin resultados positivos, solamente regresarían a Talamanca si apareciera una foto, un video o alguna parte del avión.
Campos, quien está a cargo del Grupo Internacional de Búsqueda TC-48, nos contó sobre la última gira que realizaron a Matama, Talamanca. La idea era ir toda la Semana Santa, pero ellos decidieron adelantar la gira para el domingo 3 de abril cuando se realizaron las elecciones. A esta la llamaron “La última búsqueda”.
La aeronave de la Fuerza Aérea Argentina desapareció en nuestro país el 3 de noviembre de 1965. En el avión viajaban 68 personas, 54 cadetes, cinco oficiales y nueve tripulantes, quienes iban para Estados Unidos. El viaje era el premio de graduación para los jóvenes, quienes conocerían varias bases militares en el país del norte.
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Campos ha ingresado en 34 misiones a la selva tica para tratar de dar con alguna pista, pero hasta la fecha no han encontrado ningún indicio, han buscado en Talamanca y en Pocosol.
El avión, un Douglas DC 4, había salido de la base aérea argentina El Palomar el 31 de octubre de 1965 e hizo una escala en Antofagasta, Chile, ahí le arreglaron dos motores. Después volaron a Lima y el 2 de noviembre salieron hacia la base Howard, en Panamá, desde donde volarían hacia San Salvador al día siguiente, tal como pasó.
El 3 de noviembre había una tormenta en el Caribe por la que debían pasar las naves, pero se perdió contacto con el TC-48 y se convirtió en un misterio de la aviación, a lo largo de 56 años se ha buscado por tierra y mar, los cálculos de la trayectoria del vuelo hacen pensar que cayó en Talamanca.
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Campos asegura que a esta última búsqueda salieron como siempre cargados de esperanza; sin embargo, el día que llegaron empezó a llover y los aguaceros se extendieron hasta el último día de la gira, la cual fue de cinco días.
“Otra vez llovió y eso hace que la gira sea más complicada, el año anterior cayeron las lluvias más fuertes de los últimos 200 años, la zona específica de búsqueda es una pendiente muy interesante, Wlifredo Rojas (otro de los buscadores que ya falleció) la dejó siempre de última por lo difícil que es, son tres días para llegar y otros tres días para salir, no hay sendero para caballos”, explicó Campos.
José entró con otros tres buscadores, cada uno llevaba una mochila de 60 libras (unos 27 kilos). El experto asegura que en los lugares por los que pudieron caminar no encontraron rastros.
Los cuatro expertos en montaña se deleitaron con la magia de la naturaleza en esa zona, se toparon con montones de huellas de dantas y jaguares, pero nada del avión.
Campos asegura que las informaciones que han recibido no han servido de nada.
“Durante todos estos años de búsquedas lo que queríamos era poder ayudar a tantas familias a encontrar respuestas, en el caso de doña Cecilia Viberti (hija del capitán Esteban Viberti), ella desde que era una niña ha querido dar con su papá, su lucha ha sido constante.
“Quieres darle una respuesta a una niña que creció sin saber dónde está su papá y así como ella todas las demás familias”, dijo Campos.
El buscador asegura que, junto con doña Cecilia, han pasado muchos años esperando y escuchando a personas que les aseguran saber dónde está el avión, pero que al final son puros charlatanes.
“Se decidió que otra posible misión se realizaría si una persona nos entrega una foto o un video del avión, pero que se vea, que sea nítida, o alguna otra prueba contundente porque no puede ser que en tantos años y con tantos recursos tecnológicos ninguna de las personas que asegura saber dónde está pueda dar una pista certera”, explicó Campos.
Las giras son muy costosas y contar con un helicóptero haría la diferencia, pues el recorrido sería de una hora y no de un día, pero los operativos costarían más de $5000 (unos ¢3,4 millones)
“Lo hemos dado todo, el máximo esfuerzo, pero no hay resultados, yo soy de la idea de que el avión cayó en tierra, probablemente de haber caído en el mar hubiese sido más fácil encontrar alguna prueba, pero en Talamanca podría estar escondido entre la selva, pudo haberse estrellado contra una pared de piedra, caer en un cañón o en una de las cataratas de 300 metros”, dijo Campos.
Existe la posibilidad de que una persona reciba una recompensa económica si diera la ubicación del avión, pero aunque muchos aseguran saber dónde está y hasta se inventan historias, el buscador y doña Cecilia ya saben identificar a los “bateadores”.
Unos días después de está última gira, La Nación publicó un información de los restos de un avión encontrados el 27 de abril de 1972 en Pocosol de San Carlos, lugar en que se ha buscado la aeronave en unas seis ocasiones, esa información dio una pequeña esperanza, pues se creía que era el avión argentino; sin embargo, tan solo unos días después se supo que se trataba solo de un pedazo de aluminio.
Campos espera que en algún momento llegue un informante de verdad, con pruebas que los lleve al sitio.
Mientras tanto los familiares de los cadetes siguen compartiendo en la página de Facebook: Avión TC-48.