Jason Andrés Alvarado Sánchez, de 27 años, dejó una herencia invaluable en cada una de las personas que compartieron con él.
Alvarado era un bombero voluntario y soñaba con tener una plaza en la nueva estación de Aguas Zarcas, en San Carlos. Él se estaba preparando para eso e incluso asistía a los entrenamientos; sin embargo, falleció ahogado en una práctica el domingo 29 de octubre anterior.
El bombero siempre se destacó por ver el lado positivo de la vida y hacerle entender a los demás que la muerte es algo seguro para todos y por eso no hay que tenerle miedo, sino mejor vivir con plenitud.
Así nos lo contó Zoraida Sánchez, mamá de Jason, a quien le duele su ausencia, pero le alegra saber que tuvo un excelente hijo.
“Él me decía: ‘Mami, si Dios lo llama a uno, está para uno ese día, hay que irse, Diosito sabrá cuándo’. Siempre fue positivo, siempre le inculcaba a las hijas que era bombero para salvar vidas y ayudar a los demás”, recordó la madre.
Justamente esa voluntad de servir a los demás era algo que traía desde niño, ya que quiso ser Policía y formar parte del Grupo de Apoyo Operacional (GAO), por eso hizo las pruebas, pero un accidente en el que perdió unos dedos de la mano izquierda lo llevó a cambiar ese plan, pese a haber ganado las pruebas.
“Desde chiquitito decía que quería ser policía, fue creciendo y su idea la mantuvo. Hizo las pruebas y todas las pasó, pero desafortunadamente tuvo un accidente en la mano izquierda y pese a que lo llamaron por haber pasado todo, no lo pudo aceptar”, detalló.
También quiso ser oficial de la Policía de Tránsito, igualmente ganó las pruebas y solo esperaba que lo contrataran, no obstante, esa llamada no llegaba y, mientras la esperaba, consiguió otro trabajo. Claro que la espinita de ayudar a los demás siempre la mantuvo y fue así que se inscribió como bombero voluntario, donde cumplía con horas durante el mes y no recibía ningún pago, lo único que quería era seguir sus sueños de ser útil para los demás.
“Para ser bombero voluntario tiene que pasar un proceso, este lo había pasado y estaba feliz de estar cumpliendo su sueño, el cual lo comenzó a vivir desde hace dos años y medio, andaba feliz porque ayudaba a los demás”, añadió doña Zoraida.
Justamente ese positivismo, el vivir la vida al máximo y querer ayudar a los demás es parte de la herencia que su familia quiere conservar e inculcarle a las gemelitas de 4 años que dejó.
Sus allegados también conservan los premios que ganó en las competencias dentro de las pruebas para bomberos.
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La tragedia ocurrió en San Rafael de La Palmera, en San Carlos. En la práctica, Jason quedó sumergido y pese a que sus compañeros lo sacaron y le dieron maniobras de resucitación, él falleció.
Partido se convirtió en despedida
La última vez que doña Zoraida compartió con su hijo fue un día antes de su muerte, al acompañarlo a un partido de fútbol, ya que él le había pedido que lo fuera a ver.
“Él quería que lo fuera a ver jugar bola, no soy fanática de ir a los partidos, pero fui porque tenía la mejenga con los compañeros y el papá.
“En realidad cualquier actividad que él tuviera siempre nos tenía muy presente, nos invitaba, era muy atento y era muy atento con la familia, son los lindos recuerdos que nos quedan de él, además de sus sonrisas”.
Jason fue sepultado en Santa Rosa de La Palmera en San Carlos, lo despidieron donde él creció.