Un accidente aéreo en el cual una avioneta cayó sobre una casa en Rohrmoser, en Pavas, cobró las vidas de cinco personas, pero ese trágico hecho pudo haber sido aún peor, pues el combustible derramado dentro de la vivienda pudo haber desatado un voraz incendio, el cual habría arrasado con los rescatistas y los pasajeros a quien estos estaban ayudando.
Afortunadamente, este caso no terminó de esa forma; principalmente, por la rápida acción de los cuerpos de emergencia, pero sobre todo gracias a la astucia de don Henry Morales, uno de los primeros bomberos que llegó a la escena del accidente, pues él usó un ingenioso método para evitar que el combustible de la avioneta llegara hasta afuera de la casa, lo que habría aumentado el riesgo de un incendio.
“Trabajé los últimos años como asalariado en la parte de investigación de incendios, y ahí uno ve casos muy impresionantes, desde pérdidas materiales hasta personas fallecidas, pero un evento como ese de la avioneta fue algo totalmente fuera de lo común”.
“Si ahí no se hacía algo el combustible pudo haber causado una deflagración muy violenta, que pudo haber generado un incendio”.
— Henry Morales, instructor Academia Nacional de Bomberos.
LEA MÁS: Avioneta se estrella en uno de los picos más altos de Escazú
Ese accidente ocurrió hace exactamente 25 años, para ser más precisos, el sábado 15 de enero del año 2000, y pese al tiempo que ha pasado, aún sigue muy presente en la memoria de don Henry, así como de decenas de personas, quienes al igual que él, quedaron impresionados al ver la imagen de la avioneta incrustada en el techo de la vivienda.
En esa tragedia perdieron la vida cuatro turistas extranjeros: la pareja conformada por Sigifred Richert y Therese Richert, Karen Turner y Antonio Sánchez Díaz; además del piloto de dicha aeronave, Cleto Miranda Luna, quien falleció 15 días después en un centro médico. Otros 15 pasajeros salieron con vida gracias a la ayuda de los cuerpos de emergencia.
Este accidente fue muy recordado el año pasado a raíz del incidente aéreo de una avioneta que se estrelló en Pico Blanco, en Escazú, pues entre las cinco personas que murieron en ese sitio se encontraba Mario Miranda Ramírez, hijo de Cleto Miranda, el piloto de la avioneta.
Escena lo dejó sin palabras
Para el año 2000 don Henry se encontraba trabajando en la estación de Bomberos de Pavas, y aún recuerda con claridad el momento en el que escucharon el sonido de alerta. En un principio pensó que se trataba de un incendio en alguna estructura.
“Despuesito del mediodía sonó el tono, que es una alarma usualmente para incendios, pues no se utiliza cuando se va a salir a apagar un charral o por un cortocircuito. Le indicaron al jefe de la unidad que se trataba de un accidente aéreo, en el que una aeronave se había precipitado a tierra, y la dirección que daban era de Plaza Mayor hacia el oeste y hacia el norte”, recordó.
LEA MÁS: Muchacho de 25 años sobrevive a explosión, pero sufrió quemaduras en la cara, el pecho y manos
Morales explicó que de la estación al lugar del accidente no se duraba nada en llegar, y cuando estaban llegando a la esquina de Plaza Mayor, él y sus compañeros se encontraron con una escena que los dejó sin palabras.
“Uno cuando atiende emergencias está “preparado” para ver lo que sea; si se va a un accidente de tránsito uno más o menos va preparado para lo que puede ser una escena muy ruda, pero en ese caso uno no estaba preparado para encontrarse algo así. Se veía el avión, prácticamente de punta, metido en el techo. Era impresionante ver la cola del avión levantada sobre el techo”.
Niños se salvaron de milagro
Apenas llegaron a la escena del accidente, los bomberos se apresuraron en ingresar a la casa y al techo de la misma, pues sabían que existía un gran riesgo de que se pudiera dar un incendio o una explosión, debido a los daños que había sufrido la aeronave.
“Nosotros fuimos los primeros en llegar y una parte de los compañeros subieron al techo para ayudar a las personas que estaban saliendo de la aeronave, creo que salieron unas siete personas por sus propios medios. Otras personas quedaron adentro, por lo que tuvimos que iniciar las labores de rescate a lo interno. En ese momento, venían las unidades de apoyo de barrio México y los paramédicos de la central, ya teníamos unidades de Fuerza Pública acordonando el área”, recordó Morales.
LEA MÁS: Niña arregla a diario la cama de su papá asesinado esperando que llegue a dormir con ella
Una de las cosas que don Henry más recuerda, pues le causó una impresión muy fuerte, fue el hecho de ver como el segundo piso de esa casa había desaparecido por completo tras la caída de la aeronave. Afortunadamente tres niños y una mujer que los cuidaba se encontraban en la planta baja cuando ocurrió la tragedia.
“Había tres menores y la muchacha que colaboraba con la familia, gracias a Dios estaban en la parte baja de la casa, porque de no haber sido así la escena hubiera sido aún más dolorosa. A la muchacha de esa casa creo que la sacamos con una herida en el brazo, pero ella sacó a los niños, los atendió estando herida y luego la atendieron los paramédicos”.
Macetera fue la solución
Al llegar a la escena, a Morales le tocó la labor de inspeccionar el interior de la planta baja de la casa, por lo que al realizar una rápida revisión se encontró con un problema que ponía en riesgo las vidas de todos los que estaban en ese lugar.
“Hice una revisión dentro de la casa y me di cuenta que del motor del ala izquierda, que se fracturó en la cocina, estaba cayendo una catarata de combustible y esta empezó a inundar la cocina y sala comedor”.
Esa enorme cantidad de combustible representaba un gran peligro, sobre todo, si este lograba llegar hasta la calle, pues ahí aumentaba la posibilidad de que los gases hicieran una reacción. En ese momento, fue cuando don Henry hizo gala de todo su ingenio.
“Cuando vi eso me preocupaba mucho que el combustible saliera hasta la calle, entonces lo que se me ocurrió fue quebrar una macetera enorme, que creo que ahora me la van a cobrar (dijo entre risas), y saqué la tierra para hacer un dique en la puerta principal, para evitar que el combustible se fugara”.
LEA MÁS: OIJ detiene al lugarteniente de “Tan”, supuesto líder criminal que domina Batán
El dique de tierra evitó que el combustible saliera de la casa, pero el peligro aún no había pasado del todo.
“Llegué a la unidad extintora e ingresé a la casa con una línea de mangueras, pedí que me le pusieran espuma, entonces la labor prioritaria que yo tenía era crear una capa de espuma sobre el combustible, que ya me llegaba al tobillo de la bota, para evitar que los vapores de este se fugaran y se pudiera generar una ignición”, detalló Morales.
“Era un trabajo prioritario, porque si algo pasaba abajo se ponía en peligro todo lo que se estaba realizando en el techo”.
— Henry Morales, bombero.
Esa importante labor realizada por Morales permitió que sus compañeros y el personal de Bomberos pudieran rescatar a los sobrevivientes, así como retirar los cuerpos de los fallecidos.
Recuerdo vino a su mente
El triste accidente de la avioneta que el 25 de noviembre del 2024 se estrelló en Pico Blanco, en Escazú, trajo varios recuerdos a la mente de don Henry; incluso, sin saber que el piloto que murió en ese incidente era el hijo del piloto que también falleció en el accidente que él atendió hace 20 años.
“Ese día del accidente de la avioneta en Pico Blanco me recordó, inmediatamente, la imagen de lo que viví ese día, cuando uno llega y ve el avión en las condiciones en la que estaba”.
LEA MÁS: Un monstruo le robó la inocencia a tres niñas durante 11 años y por fin recibió su merecido
Morales destacó que atender ese tipo de casos es muy difícil, pues es inevitable sentir dolor por las vidas que se perdieron, pero como rescatistas ellos deben enfocarse en su trabajo para hacer las cosas de la mejor forma.
Actualmente, don Henry se encuentra alejado de la acción, pues ya se pensionó, pero continua ligado a la institución como instructor en la Academia Nacional de Bomberos
La pasión por servir a los demás también es compartida por los dos hijos de don Henry, pues Alexander es el encargado de la Unidad de Materiales peligrosos del cuerpo de Bomberos, mientras que José Pablo es uno de los encargados de la estación de Tibás.