A María Mercedes la esperaban a las 9:30 p. m. o más tardar a las 10 p. m. del 14 de junio del 2014. Después de un día de fútbol, la muchacha había avisado, como solía hacerlo, que salía de Cartago para la casa después de cenar.
Pero pasaditas las 10 p. m., los malos pensamientos empezaron a invadir a Jackeline Caldas y Luis Miguel González, padres de la joven colombiana, de 19 años, pues no sabían nada de ella.
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La desesperación fue tal que la madre dijo: ’Voy a ir a buscarla, allí a la fuente de la Hispanidad, debe estar allí festejando (el triunfo de la Sele ante Uruguay 3 -1)”. Luis Miguel le respondió: "No te acompaño, no la vas a encontrar, ¿dónde vas a ir?". Era una locura.
Después de una vuelta desesperada que tardó como media hora, la madre regresó con la esperanza de que ya hubiera noticias. Pero la situación era la misma.
Los padres, cerca de la medianoche, hicieron llamadas a amigos que estuvieron con ellos y entre el desánimo, el sueño y el mal dormir el reloj avanzó hasta las 2:30 a. m., cuando llegaron a buscarlos al condominio.
Jackeline salió al encuentro y no dejó ni que hablaran. "¿Dónde está mi hija?", preguntó desesperada. "Ni sabía quiénes eran. No me dijeron nada, se me quedaron viendo y volví a preguntar ¿dónde está mi hija?”, repasó la señora.
Ante el silencio, lanzó la pregunta que no quería: "Está en el cielo... ¿verdad?".
Las personas la miraron y asintieron con la cabeza, mientras su esposo, Luis Miguel, ya había llegado al portón donde hablaban y el hijo Felipe también estaba cerca.
El golpe fue inmediato.
“Recuerdo que a mi hijo lo abrazaron dos amigos que se habían quedado a dormir, estaban abrazaditos, abrazaditos. Son horas terribles, empecé como a dar órdenes, que llamaran a Cali, a Miami, a unos amigos colombianos. No me importaba la hora”, expresó Jackeline.