“Que Dios lo acompañe”, fue el último mensaje que habría visto Jorge Andrés Tames Arias, de 33 años, antes de morir en un fatal accidente de tránsito.
Tames, como le decían de cariño, regresaba hacia su casa en Paso Canoas, en la zona sur del país, luego de estar en el Centro Nacional de Abastecimiento y Distribución de Alimentos (Cenada) en Barreal de Heredia, donde comercializaba limón mesino.
Esta ruta la recorría al menos tres veces por semana desde que era pequeño, porque primero lo hacía con sus papás y luego, cuando obtuvo la licencia, la hacía él solo.
Este sábado 9 de diciembre salió cerca de las 4 p.m. hacia Heredia y regresaba la noche del domingo 10 de diciembre.
Siempre estuvo en contacto con su esposa Karina Alvarado y la última comunicación fue a las 9:04 p.m. de ese domingo, cuando él le dijo que iba por Parrita, ella le respondió: “Dios lo acompañe”, este tenía el doble check, o sea, lo logró ver.
“Él fue una persona muy trabajadora, viajaba dos o tres veces por semana, las plazas en el Cenada son a las dos de la mañana, entonces él se iba (desde la frontera sur del país) a las cinco de la tarde y manejaba hasta Heredia, luego se ponía a trabajar, dormía un par de horas y se devolvía para la casa”, detalló Alvarado.
A las 9:38 p.m. fue cuando ocurrió el accidente cuando él pasaba por Matapalo de Quepos, sobre la carretera Costanera Sur, por razones que no están claras chocó contra la parte trasera de un tráiler que estaba estacionando, al parecer Tames no tuvo ningún chance para esquivarlo y evitar los mortales golpes.
“Él se sabía esa carretera y tenía mucha experiencia, él sabía lo que hacía, no nos explicamos la causa.
“Fui su última conexión al mandarme por WhatsApp un audio que me decía: ‘Ya voy llegando a Parrita amor, todo bien’, le respondí: ‘Que Dios lo acompañe’, lo vio, pero no me respondió, luego le mandé otros dos audios, pero nunca los vio”, expresó la esposa.
Karina, al enterarse del accidente, corrió junto a su suegra, Aida Arias, hasta el sitio del accidente, porque aunque aunque les dijeron que estaba sin signos vitales, ellas lo único que querían era verlo una vez más.
“A él lo conocían mucho en esta zona los camioneros y traileros, la gente que iba pasando por ahí lo reconoció y le avisaron a mi suegra, ella me llamó de una vez y me dijo: ‘Vámonos, porque hasta que no lo veamos mi hijo no está muerto’, y dije lo mismo”, recordó la pareja.
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Enamorado de la mamá, la hija y esposa
Karina describe a su pareja como un hombre excepcional, que amaba a la familia especialmente a su mamá de nombre Aida Arias y a la hijita que cumplió tres años el 25 de octubre anterior.
“Fue un papá que amaba su paternidad, nuestra hija fue deseada, nos costó mucho concebirla. La adoración de él era su mamá, luego nuestra hija y también yo, incluso estuvo conmigo para mi crecimiento profesional, me pagó los estudios, soy profesora de español gracias a su esfuerzo, apoyo y por ser nuestro timón”.
La pareja tenía nueve años de relación y siempre tuvieron a Dios en el centro de su hogar, eso le da paz a Alvarado, además de saber que él fue un hombre entregado a la familia.
Ambos celebraron recientemente el cumpleaños de su hija y ahora esto lo ve como una despedida, así como una sesión de fotos navideñas que se hicieron en este mes, las cuales son guardadas como el mayor tesoro.
Las causas del accidente las deja en manos de los investigadores judiciales, quienes deberán determinar si el tráiler estaba en un lugar apto para parquearse y con los implementos de seguridad para ser visto.
Tames fue velado en la casa y el miércoles 13 de diciembre a las 2 p.m. lo despidieron con una misa y luego lo sepultaron en Paso Canoas.
Hasta este lunes 10 de diciembre se contabilizaban 479 personas fallecidas en accidentes de tránsito, las autoridades piden respetar los límites de velocidad para que la cifra de fatalidades no siga creciendo y dejando más tristeza en las familias costarricenses.