“Ha habido un aumento significativo de violencia en los centros educativos, valoramos que puede haber sido el tema de la pandemia donde los muchachos estuvieron prácticamente dos años fuera de los centros educativos y al volver, tan repentinamente ha traído algún tema de inseguridad y de temor”, comentó Sonia Monge, subjefa de la Sección de Penal Juvenil.
Según Monge, desde que regresaron las clases presenciales se incrementaron las denuncias de violencia entre estudiantes.
Sostuvo que las agresiones son mixtas (entre hombres y mujeres, o problemas entre el mismo sexo).
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“Hay denuncias por agresiones y amenazas que son contravenciones y también de lesiones significativas que dan más de cinco días de incapacidad forense o legal, pero que ya nos configuran a nosotros un delito”, señaló.
Los menores de edad entre los 12 años y 17 años están bajo la Ley Penal Juvenil y las autoridades tienen el derecho de detenerlos.
“Podemos abordarlos en el colegio, con los padres o algún adulto. Muchas veces nos han dicho: ‘¡pero los menores de edad no se pueden detener!’. Sí se pueden detener hay una facultad legal que nos permite a los policías hacer la detención siempre y cuando tenga entre los doce y los diecisiete años, once meses y 29 días ellos siguen estando en la Ley Penal Juvenil”, dijo.
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Por su parte, Anaís Bolaños de la Sección de Apoyo Psicológico Operacional (SAPSO) afirmó que el uso de las tecnologías y la falta de acompañamiento (de adultos hacia menores), así como la falta de reglas son señales que arrojan diferentes comportamientos que no son aptos.
“Teniendo familias disfuncionales empiezan a tener patrones de conducta que van generando a la largo del tiempo, el abandono o el uso de la fuerza lo van haciendo común donde no es común, son prácticas que van reflejando en el hábitat que tienen alrededor y cuando regresan a la presencialidad vienen más desatados en el comportamiento por el montón de emociones que tienen acumulados por largo tiempo”, señaló Bolaños.
Ambas coinciden que hacia los educadores ya no existe el mismo respeto que en años anteriores.
“De alguna manera el educador ha perdido autoridad, respeto. Recuerdo que la educadora o el director educativo llegaba al aula y nos teníamos que poner de pie. Lo que pasa es que son reglas, cortesía que nacen en el hogar y luego en los centros educativos”, sostuvo Monge.
La Justicia Restaurativa está dando charlas en centros educativos para minimizar la violencia, sin embargo todo comienza desde la familia, porque los menores siguen las conductas de los padres.
Los menores están usando anillos con picos o forma de algún animal y este tipo de alhajas provocan lesiones mediante los golpes, ya que hay casos de bullying que se convierten en agresiones.