Franklin es un comerciante que se la jugó bonito para quitarle la máscara a un reo que lo quería estafar por medio de una llamada telefónica.
El hombre se despabiló y grabó al maleante, que trató de llevárselo entre las patas haciéndose pasar por empleado de un banco.
Con astucia, Franklin le siguió la corriente con el objetivo de gastarle el saldo de la tarjeta que el preso estaba usando para llamarlo. Dice que lo hizo para evitar que algún inocente cayera en la trampa después.
La llamada la recibió Franklin el lunes 26 de agosto a las 2:57 de la tarde, pero se conoció este jueves. Durante 2 minutos y 59 segundos el preso creyó que lo tenía en sus manos porque parecía una comunicación cordial. El bicho salió con habladas como “nos comunicamos del departamento de seguridad, monitoreo y protección de cuentas del Banco Nacional”.
Franklin escuchaba, soltándole cuerda al maleante, que continuó confiado: "En el horario de las 2:30 y 2:35 se generaron dos alertas por dos trasferencias desde la página banking hacia la entidad financiera Bac Credomatic a la cuenta de (da un nombre de mujer), me registra dos transferencias por cien mil colones, por compra de equipo de computación”.
Harto de la situación, Franklin sacó su coraje y lo enfrentó: “Ocupo un favor, que me indique cuándo se le va a acabar el saldo desde ese mamarracho de celda”.
El preso, sorprendido, se quedó callado dos segundos, como tratando de mantener la calma y mostrarse como lo que no es y dijo: “Disculpe, don Franklin, su persona me está faltando el respeto”.
Don Franklin nada que se quedó callado: “¿A quién le estoy faltando el respeto? ¿A una persona que busca estafarme?”.
Entonces al preso se le cayó el disfraz del todo y le dijo a Franklin que él tenía mucha plata y que podía mandar a matar a la familia.
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Otras llamadas
Don Franklin cuenta que en varias ocasiones lo han llamado desde La Reforma, en esta última ocasión en la pantalla de su celular le salía que lo llamaban de un número privado, pero explica que en otras ocasiones le ha registrado el 25221111.
Él sospecha que esta también era desde La Reforma.
El hombre que lo llamó parecía tener acento extranjero (que también pudo haber sido fingido). Al principio intentó parecer educado y profesional, pero sonaba sospechoso porque hablaba de manera pausada, como leyendo y además pronunciaba mal algunas palabras. Por ejemplo decía “lacso” en vez de lapso.
El hombre dijo llamarse Alejandro Jiménez Alvarado y en una llamada anterior (22 de julio) dijo ser Miguel Barrantes Sanabria (lo delataba la voz, que suena igual a la de agosto), pero en el Tribunal Supremo de Elecciones no aparece registrada ninguna persona solo con esos nombres.
Franklin afirma que bastan treinta segundos de escucha atenta para saber que se trata de estafadores. Es sencillo identificarlos.
“Hablan muy pausado, no se expresan de una manera natural, como lo haría el trabajador de un banco, tienen un tono de voz fingido y pronuncian mal algunas palabras”, mencionó.
El comerciante cuenta que él trata de alargar las llamadas para que a los reos les cueste conseguir saldo.
“Me gusta enfrentarlos, que se den cuenta de que la ciudadanía está alerta de estas situaciones, que estamos cansados de las cosas que están haciendo. Quise grabar el audio para que otros se den cuenta, porque hay personas humildes que viven en zonas alejadas y han caído tal vez porque tienen menos acceso a la información y me preocupan estas personas. Cuesta mucho ganarse el dinero como para que estos tipos le roben a personas honestas”, expresó.
Franklin pide desconfiar cuando nos entra una llamada y quien habla dice ser de una entidad financiera o del Ministerio de Hacienda. Señala que lo mejor es cortar para evitar dolores de cabeza o un susto por las dizque amenazas que lanzan los maleantes cuando son descubiertos.
A los presos les dice que estudien dentro de la prisión, que aprovechen el tiempo. “La vida aquí afuera está difícil, pero es linda, pueden reformarse y ser personas de bien”.
El bloqueo de celulares en las cárceles sigue sin funcionar en el país. Se supone que empezaría a funcionar el segundo trimestre del 2020, mientras tanto los reos siguen tratando de estar desde las rejas.