Alexi Meléndez León, de 55 años, proyectaba una imagen de un hombre de negocios con una vida muy tranquila, pero lo que sus vecinos no sabían es que detrás de esa máscara se escondía uno de los hombres más buscados por la Administración de Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos.
Meléndez, quien es colombiano de nacimiento, era uno de los 50 hombres más buscados por la DEA debido a que es vinculado con el Clan del Golfo, además de que es considerado uno de los “siete tiburones del Pacífico”, lo que significa que es un peso pesado en lo que se refiere al tema del tráfico de drogas.
A este expediente criminal se le debe sumar un nuevo capítulo, pues Meléndez, a quien conocían por los alias de “Comando” y “Volvo”, fue detenido la mañana de este martes en el condominio Hacienda Colón, en Ciudad Colón, como sospechoso de ser el líder de un grupo narcotraficante que operaba en nuestro país.
Trascendió que pese a ser uno de los más buscados por la DEA, Meléndez logró establecerse en Costa Rica sin ningún problema, pues en el 2006 obtuvo la nacionalidad costarricense tras casarse con una tica, relación que mantuvo hasta el 2012.
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Comando volvió al altar el 21 de setiembre del 2019, según el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), en esa ocasión se casó con una extranjera de la que no existe mayor información.
Cuidaba su perfil
Pese a ser el supuesto líder de una poderosa organización narco que se dedicaba a trasegar paquetes de drogas que escondían en cargamentos de piñas que salían del norte del país, Meléndez siempre trató de cuidar su imagen para no llamar la atención de quienes lo rodeaban, así como de las autoridades.
De acuerdo con la investigación, Comando se mostraba ante la sociedad como un empresario, sin embargo, cuidaba sus gastos para no caer en un estilo de vida ostentoso, por eso es que habría decidido vivir en un condominio de clase media-alta.
En cuanto al modo de operar del supuesto grupo de Comando, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) informó que la banda, al parecer, recibía la ayuda de un exportador de piña para esconder la droga en las cajas que tenían como destino Europa.
Además, la estructura criminal, en apariencia, también estaba conformada por dos gerentes y un tesorero del Banco de Costa Rica (BCR), quienes supuestamente ayudaban a lavar el dinero obtenido del negocio narco.