Poco más de 1.200 kilómetros separan Cundinamarca, en Colombia, de La Guaria en Higuito de Desamparados, pero el dolor causado por el asesinato de dos ticos en aquellas tierras cafeteras es tan fuerte que tiene muy afectado a ese barrio.
Las víctimas mortales del hecho son Omar Gerardo Fernández González, de 40 años y Carlos Alberto Morales Obregón, de 37. Este último era muy querido en Higuito, donde creció. La identidad de ambos quedó confirmada este viernes en la tarde, cuando Cancillería informó que los exámenes de las huellas dactilares fueron positivos.
La noticia del crimen se conoció en Costa Rica la mañana del martes, cuando el Ministerio de Relaciones Exteriores confirmó que las autoridades colombianas informaron del hallazgo de los cuerpos y las sospechas de que se trataba de costarricenses.
Además, la Dirección del OIJ confirmó haber recibido, desde febrero de este año, la denuncia por desaparición de los dos hombres.
Cuando los vecinos de Higuito supieron las identidades se alarmaron y no dejan de comentar lo ocurrido.
Doña Emilia Valverde recuerda a Carlos con mucho cariño pues tiene un hijo de la misma edad y para ella fue inevitable recordar los días en que jugaban o se ponían a hablar al frente de la casa de Carlos cuando eran adolescentes.
Valverde comentó que la mamá de Carlos continúa viviendo en la comunidad, pero durante este tiempo nunca les dijo nada.
"Ella es muy reservada, está sufriendo por su hijo. Aquí estamos muy dolidos porque era un muchacho muy bueno, sé que él estudió y todo esto nos parece muy raro", dijo.
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Agregó que su hijo, Mariano Salazar, está muy afectado por la noticia y le gustaría despedirse de su amigo si llegan a hacerle el funeral aquí.
También don Arnulfo Rojas le tenía cariño a Carlos y le llega a la memoria las veces cuando la familia de Carlos le pedía que les ayudara poniéndole inyecciones. Él había trabajado en el Psiquiátrico y sabía cómo hacerlo.
"Lo conocí desde muy chiquito, es muy dura esta situación, aquí en el barrio no sabíamos que estaba desaparecido", dijo Rojas.
José Badilla vive al frente de la casa de la familia de Carlos y conocer qué le pasó a su vecino lo asombró y lo puso triste.
"Era un muchacho muy tranquilo, aquí todos los vecinos nos llevamos muy bien, hasta hoy (viernes) me enteré que se trataba de él y fui donde la mamá a darle el pésame".
Doña Zulay Picado agregó que veía a Carlos como un muchacho muy bueno.
"A mí se me ha dado montones, él se crió aquí, qué nos íbamos a imaginar que se trataba de este muchacho (cuando se supo que había dos ticos muertos en Colombia)".
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Confirmado
El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) envió a Colombia las huellas dactilares de los dos hombres para determinar si efectivamente se trataba de los costarricenses desaparecidos.
El vicecanciller de la República, Alejandro Solano, había dicho que no se descartaba que se necesitaran otras pruebas porque los cuerpos ya estaban muy descompuestos, pero este viernes en la tarde la Cancillería informó que sí eran Omar y Carlos.
Los cuerpos fueron hallados en una finca privada dentro de unas fosas. Hasta el momento no se ha informado cómo se supo que estaban enterrados allí o cuándo los asesinaron.
El OIJ tampoco ha indicado si tenían antecedentes policiales.