Descubrir sangre en superficies que ya habían sido lavadas o olfatear cadáveres enterrados a más de un metro de la superficie, con cemento encima como si se tratara de una bóveda, eran parte de las habilidades de Aquiles, el perro de la Unidad Canina del OIJ que murió este miércoles en la mañana.
Este animal se destacó por ser muy inteligente, algo que le permitió a los agentes judiciales de Costa Rica ser pioneros en este tipo de indagaciones (usando perros) en Latinoamérica y agilizar los trámites de las investigaciones.
Aquiles nació en enero del 2009, le perteneció a una familia de apellido Ramírez y luego, cuando tenía cuatro meses, lo donaron a la policía Municipal de Belén en Heredia. Pero su destino final fue la Unidad Canina del OIJ.
A los ocho meses comenzó con el entrenamiento para encontrar restos humanos, cuando tenía un añito inició con el rastreo para buscar sangre.
Alejandro Castillo, jefe de la Unidad Canina del OIJ, destacó que a nivel de criminalística el trabajo de Aquiles “permitió disminuir el uso del luminol”, en las investigaciones criminales. El luminol es un químico que se aplica en la oscuridad para descubrir sangre en donde ya fue lavada, este químico puede provocar cáncer en las personas que lo aplican.
Los últimos cuatro años, el peludito los pasó junto al instructor e investigador Rolando Vásquez, quien aseguró que el animal tenía una capacidad muy buena, además de que era capaz de descubrir evidencias poco visibles gracias a su excelente olfato.
Un mal en el estómago
La causa de la muerte del oficial canino fue un mal en el estómago, ya que se le obstruyeron los orificios que van hacia el esófago y el intestino, lo que interrumpió la circulación sanguínea y, como consecuencia, algunos órganos dejaron de funcionar.
Los integrantes de la Unidad Canina recordaron que todos los casos en los que participó el can fueron importantes, aunque hay algunos más destacados que otros.
Solo hubo dos que no pudo rastrear, se trató de las desapariciones de una pareja de esposos franceses y un gringo en Guanacaste.
Uno de los casos más sonados en los que participó fue la masacre de Liberia, cuando un hombre mató a cinco universitarios e hirió a una colegiala. El oficial canino fue llevado a la vivienda del entonces sospechoso Ríos Mairena y encontró sangre en un cuchillo, una pantaloneta y unos tenis, todo eso había sido lavado. Esas pruebas fueron claves en la condena de 216 años que recibió el Monstruo de Liberia.
Aquiles fue tan bueno que hasta participó en una investigación en Panamá.
El OIJ tiene un perro llamado Dosh que también es especialista en la misma área.