Sucesos

Anciana de 71 años metía a La Reforma droga que llevaba dentro del cuerpo

La banda se echaba más de ¢2 millones a la semana

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La mayoría de las mujeres que participaban en el grupo tenían antecedentes por drogas. Fotos OIJ

Un policía penitenciario y una abuelita de 71 años fueron claves para que una narcobanda lograra echarse más de ¢2 millones a la bolsa por semana. Esa plata se la ganaban metiendo todo tipo de drogas a La Reforma.

Según el OIJ, a estas mujeres les pagaban entre ¢35.000 y ¢40.000 por llevar los tacos con drogas.

El negocio de esta organización terminó este martes porque el OIJ y la Fiscalía desmantelaron la banda por medio de 13 allanamientos hechos en Purral, Ipís, León XIII, Alajuelita, Guararí de Heredia, Llano Azul de Upala, Puntarenas y en la misma La Reforma.

Emilia Navas, fiscal general de la República, dijo que por medio de los operativos lograron la detención de 15 personas: 8 mujeres, 5 privados de libertad, un policía penitenciario y el presunto líder externo de la organización.

Según Navas, desde hace un año venían siguiéndole el pulso al accionar de esta organización, que utilizaba al grupo de mujeres para que metieran a la cárcel tacos de drogas que ocultaban dentro de sus cuerpos.

La banda traficaba cocaína, crack,marihuana y hasta ketamina. Fotos OIJ

Michael Soto, jefe de Planes y Operaciones del OIJ, indicó que la banda tenía tres líderes: un reo de apellidos Alvarado Masis (33 años) y otro Quirós Lara (31 años). Ambos tenían antecedentes por homicidio y robo. El otro líder es un hombre apellidado Requenes Ocón, de 49 años y quien también estuvo preso pero salió de La Reforma en febrero del 2016, luego de cumplir con la condena que tenía.

Soto dijo que Requenes era quien se encargaba de hacer todas las vueltas fuera de la cárcel como conseguir las drogas, empacarlas en tacos y reclutar a las mujeres que las llevarían hasta el centro penal.

Por su parte Alvarado y Quirós eran quienes recibían los encargos de drogas (que por lo general iban dentro de condones) para luego dividirlos en dosis y venderlos a otros reos. Para esta labor recibían la ayuda de tres privados de libertad de apellidos Ovares, Alvarado y González, quienes también fueron detenidos.

El poli avisaba a los líderes internos cada vez que se iba a hacer una revisión de celdas. Fotos OIJ

Como lo mencionó la fiscal Navas, entre los detenidos también cayó un policía penitenciario de apellidos Arias Montero, quien jugaba un papel muy importante para la banda pues él era quien ayudaba a que las mujeres para entrar a La Reforma sin ser requisadas.

Además de esta labor, Arias siempre pasaba pellizcado para escuchar cuando era que sus compañeros iban a realizar revisiones de celdas. Cuando lo sabía salía soplado para avisarles a los líderes internos para que estos escondieran la droga y cualquier objeto que levantara sospechas.

Según el OIJ, los compañeros y jefes de Arias ya lo tenían en la mira, pero el poli nunca se dio cuenta que ya le majaban los talones.

Estos son los moldes que usaban para hacer los tacos de drogas que ocultaban las mujeres dentro de sus cuerpos. Fotos OIJ

El éxito que habría logrado la banda se debía en gran parte al grupo de mujeres que metían la droga a la cárcel.

Las detenidas fueron identificadas con los apellidos Cordero Ramírez(32 años), Calderón Araya (34 años), Lara Matamoros (71 años), Zúñiga Molina (30 años), Sandí Ureña (49 años), Rodríguez Corea (26 años), Delgado Mena (40 años) y Rivera Suárez (28 años), la mayoría de ellas con antecedentes por drogas.

“Las organizaciones podrían creer que al ser femeninas iban a llamar menos la atención al momento de introducir drogas y por eso también utilizan adultos mayores”, indicó Soto.

Durante los allanamiento se decomisaron distintos tipos de drogas así como ¢7 millones en efectivo.

Adrián Galeano Calvo

Adrián Galeano Calvo

Periodista de Sucesos y Judiciales en el periódico La Teja desde 2017. Cuenta con un bachillerato en Relaciones Públicas de la Universidad Latina y una licenciatura en Comunicación de Mercadeo de la UAM. En el 2022 recibió el premio a periodista del año del periódico La Teja.

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