Ericka Méndez lleva en su brazo izquierdo un tatuaje en honor a Lucía Mata y otros ciclistas que fallecieron en un corto periodo de tiempo.
Méndez y Lucía no tenían muchos años de ser amigas, pero en el tiempo en que lo fueron, eran inseparables.
La mujer incluso acompañó este jueves a doña Clara Durán y a don Jenaro Mata en la audiencia de revisión de la pena por la muerte de su hija, la cual se realizó en los Tribunales de Goicoechea. La sentencia será dictada este viernes a las 8:30 de la mañana.
Ericka se tatuó seis pinos en su brazo. Uno representa a Lucía Mata, quien falleció el 21 de marzo del 2017 tras ser atropellada casi dos meses antes por Daniel Alberto Mora Monge.
Otros tres representan a Mario Enrique Retana Pérez, de 49 años; Lenin Manrique Ortiz Quesada, de 46, y Pablo Enrique Alcócer Alcócer, de 54, quienes también fueron atropellados por Mora y fallecieron en el sitio el 29 de enero del 2017, frente al Walmart en Curridabat.
Los otros dos pinos son en recuerdo de otros dos amigos de ella que también fallecieron en accidentes, solo indicó que se llamaban Carlos y José Luis.
El tatuaje también tiene una bicicleta y los latidos del corazón pues todos amaban andar en cleta.
“Me lo hice cuando Lucía tenía dos meses de fallecida, en honor de todos, para recordarlo. Me lo hice en Coronado, donde un tatuador que le decimos Memo y es muy bueno. Más bien ya me toca hacerle un retoque porque ha pasado bastante tiempo”, dijo la mujer.
Ericka nos contó que conoció a Lucía hace más de cuatro años, ella andaba en bicicleta por el Poró en Coronado, se le reventó la llanta trasera y ella no pudo cambiarla. Entonces Lucía apareció como un ángel y trató de ayudarla, pero como no pudieron hacer nada no la dejó sola y bajaron más de cuatro kilómetros hasta llegar al centro de Coronado.
“Ese día Lucía andaba en bici y aunque no me conocía me ayudó, desde ese momento nos hicimos amigas, para mí ella era una gran persona, se caracterizaba por su humildad, yo la quería mucho”, dijo Méndez.
Ella asegura que admiraba el amor que Mata le tenía a sus padres.
“Ellos eran todo para ella, por eso yo trató de visitarlos y estar al pendiente de ellos”, dijo la también ciclista.
Esta amiga recordó que a ella y a Mata les quedó pendiente darle la vuelta al lago Arenal en bici. Ella asegura que aunque fueron amigas tan solo unos años, cosecharon muchos recuerdos juntas.