El acusado por el homicidio de Luany Salazar, apellidado Mejía Chavarría y de 38 años, se declaró inocente este jueves en el juicio contra él.
Aseguró que no tiene nada que ver con la muerte de la joven en junio del 2020 y dijo que la desaparición y el homicidio de Luany estarían relacionados con una banda narco de Linda Vista de Río Azul, en La Unión de Cartago, de donde ambos eran vecinos.
En su relato, Mejía comenzó a hablar de lo que pasó la noche del martes 9 de junio del año pasado, un día antes de que Luany desapareciera.
Dijo que salió de su casa para llevarle un plato de comida a un indigente al que él y su abuela ayudaban, motivo por el cual pasó al frente de una casa en la que se encontraba Luany con otras personas. Afirmó que esa vivienda era un búnker donde vendían drogas y todos la llamaban la “casa de los sustos”.
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“Cuando iba subiendo unas gradas para la salir a la calle vi a la joven (Luany), se encontraba en esa casa en la que parecía que había alguna actividad, se veían bebidas alcohólicas en el corredor y se escuchaba música, ella estaba en el corredor.
En ese momento, según el acusado, se dio una discusión muy fuerte entre Salazar y un sujeto conocido en el barrio como “Toledo”.
“Estaban discutiendo de manera fuerte, con violencia, se gritaban y se insultaban. El tipo le dejo: ‘hijue..., tienes que pagar, ya te hemos dado mucho tiempo’. La trataba mal y ella le respondía”.
Según Mejía, al final no encontró al indigente al que le llevaba comida y entonces regresó a la casa de su abuela (donde vivía).
Agredido
Mejía afirmó que el día siguiente (miércoles) transcurrió todo normal, pero las cosas empezaron a cambiar a partir del jueves, luego de que un tío de Luany, al que conocen como “Tili”, llegó a preguntarle por ella y él respondió que la vio en “la casa de los sustos” con Toledo.
En su declaración, el acusado explicó que el patio de su abuela pega con otras tres propiedades y una cerca muy baja, como dando a entender que era fácil meterse.
Siguió hablando y dijo que media hora después de que conversó con el tío de Luany, a su casa llegaron tres sujetos, entre ellos Toledo. Aseguró que uno andaba un tubo de metal y otro una pistola dentro de la pantaloneta.
“Me llamaron y me dijeron que saliera para ofrecerme un negocio, yo les dijes que no, que tranquilos, que no tenía plata. Pero dijeron que saliera porque era un negocio que me convenía, mi abuela escuchó y me dijo que saliera a atenderlos”.
Y entonces fue a ver.
“En lo que voy a salir ellos, de forma violenta, me toman del cuello, me tiran afuera y me empiezan a pegar, a como puedo me echo para atrás y pateo a uno y me meto a la casa”.
Según Mejía, por temor de que despedazaran la casa, salió de nuevo y lo volvieron a golpear, mientras uno de ellos le decía: “¿por qué tiene que andar de sapo diciendo a quién ha visto y en dónde?; cállese, no tiene que decir nada”.
Al búnker
Mejía sostuvo que los tres sujetos se lo llevaron a la fuerza hasta una especie de rancho y ahí lo mantuvieron encañonado mientras llegaban los supuestos lideres de una banda narco: una mujer a la que decían “Rachi” y un hombre con el alias de “Coca”.
“Me encañonaron y me dijeron que si no me quería morir tenía que decir que yo no vi a esa muchacha (Luany), que no sabía nada de ella y si llegaban a preguntar que dijera que estuvo conmigo en la acera de la alameda”.
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Luego de eso --afirmó-- lo dejaron libre y regresó a su casa, pero horas más tarde, cuando salió a comprar unas vendas a la pulpería, fue atacado de nuevo por Toledo y otros tipos.
“Me llevaron obligado hasta donde doña Patricia (mamá de Luany) y me obligaron a decirle que yo había visto a la muchacha y que estuvo conmigo en la alameda”.
Celular de Luany
Mejía contó que horas más tarde -- aquel mismo jueves-- fue golpeado de nuevo por supuestos miembros de la banda y que fue durante el pleito se encontró el celular de Luany, por el cual ha sido tan cuestionado.
“En el forcejeo un teléfono cae y se le sale la batería, ellos no se percataron de eso, entonces donde ven que empieza a llegar gente deciden marcharse. Ese teléfono yo lo recogí y ese es el celular del que tanto se ha hablado.
“Yo lo llevé a un centro de reparación al día siguiente, viernes, porque cuando le puse la batería no se activaba porque tenía la pantalla quebrada. Yo sentía que ese teléfono me podía ayudar para poner una demanda contra esos tipos”, dijo.
También afirmó que la noche del jueves llamó a la línea confidencial del OIJ para denunciar las agresiones de las que fue víctima, pero que como su línea fue cancelada no había respaldo de esa llamada.
El viernes, luego de dejar el celular reparando, fue cuando uno de uno de sus tíos los llevó a él y a su abuela a la casa de una prima, en Heredia. Temían que algo peor pudiera pasarle, siempre según su declaración.
Afirmpo que durante el fin de semana previo al lunes, cuando hallaron el cuerpo de Luany (en el patio de la casa de su abuela), una vecina los llamó para decirles que unos sujetos extraños estuvieron merodeando la vivienda, especialmente el patio.
“El día lunes (15 de junio), estando reunidos en la sala de mi prima, iban a iniciar las noticias, pero mi prima cambió el tele y después ella habló conmigo y me hizo el comentario (sobre el hallazgo del cuerpo), que fue muy impactante para mí”.
Mejía fue detenido por la Fuerza Pública el martes 16 de junio.
Este jueves solo respondió preguntas de su abogado y en ningún momento se refirió a los rastros de sangre y el cuchillo que, según el OIJ, fueron hallados dentro de su casa.