El accidente de un avión de la empresa DHL, que se estrelló este jueves a un lado de una de las pistas del aeropuerto Juan Santamaría, hizo recordar un hecho similar que ocurrió hace 34 años en esa misma terminal aérea.
Fue el 23 de mayo de 1988 cuando la aeronave 628 de la empresa Lacsa tuvo un despegue fallido y se estrelló poco después de salirse de la pista del aeropuerto. El avión quedó completamente despedazado y con fuego en algunas partes, pero afortunadamente los ocho tripulantes y los 16 pasajeros sobrevivieron. En el caso de la aeronave de DHL, solamente iba el piloto y su copiloto, quienes salieron ilesos
Uno de los tripulantes del avión de Lacsa fue don Armando Rojas, quien ese día fue el copiloto, el capitán Armando D’Ambrosio fue el encargado de pilotear.
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“Podría decirse que (el accidente de este jueves) sí trajo recuerdos, pero eso fue hace tantos años, yo continué volando y me fui a volar afuera del país, ya es como algo que quedó en el pasado.
“Pero sí me preocupé mucho cuando vi lo del accidente, me dije: ‘A la pucha, ¿cómo estará eso?’, sin saber uno cómo estaba la gente, porque a mi el avión me importa un comino, lo importante eran los muchachos que iban ahí”, contó el experimentado piloto quien ya esta retirado.
Situación muy complicada
Rojas dijo que no podría referirse con mucho detalle a lo ocurrido con el avión de DHL, pues nunca voló un chunchón de ese tipo; sin embargo, explicó que, según la información que ha trascendido sobre la falla hidráulica que este habría sufrido, le parece que el piloto estuvo ante situación muy complicada.
“El avión Boeing más cercano a ese que volé fue el 727, ese tenía tres sistemas hidráulicos, el que ellos perdieron es el más importante, porque ese sistema es el que controla muchísimas cosas, inclusive los frenos y controles de vuelo.
“El problema a la hora de aterrizar es que se aterriza con un avión que salió cargado de Costa Rica y por eso te estás devolviendo con un avión con muchísimo peso (ya que tuvo que regresar poco después de despegar), entonces se van a tener velocidades de aproximación y aterrizaje más altas, es una maniobra muy difícil”, explicó.
El experimentado piloto explicó que ahora serán las autoridades aeroportuarias las encargadas en determinar qué fue lo que provocó esa falla.
Recuerdo muy fresco
Aunque han pasado 34 años desde el accidente del avión de Lacsa, don Armando aún recuerda todo como si hubiese sido ayer.
“Era un vuelo que hacíamos nosotros todos los días, de San José a Managua y de ahí a Miami, un vuelo en la tarde en el que llegábamos a Miami en la noche”.
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Ese aparatoso hecho no ocurrió por una falla mecánica, fue producto de que en ese avión se colocó un cargamento extra sin que los pilotos lo supieran, lo que afecto el centro de gravedad de la aeronave.
“Ese día se cometió un error, que yo no quiero decir que fue adrede o que estaban haciendo algún negocio raro o alguna equivocación, podría ser algo que nadie pensó y se dio el accidente.
“Llegó un avión desde Colombia con una carga que iba para Nicaragua, como nosotros íbamos con pocos pasajeros sacaron la carga de ese avión y la echaron en el de nosotros, entonces pusieron el avión fuera de los límites de centro de gravedad y eso fue lo que causó el problema”.
Maniobra de emergencia
Rojas explicó que los pilotos son capacitados para reconocer fallas hidráulicas, de motor o fugas de combustible, entre otras cosas, pero no son capaces de descubrir un error en cuanto al peso y balance del avión hasta que este se encuentra en marcha.
“El comandante D’Ambrosio notó que el avión estaba pesadísimo de nariz y como era un piloto de mucha experiencia llegó al punto en que dijo que no y decidió abortar el despegue, con el consiguiente accidente porque ya lo que nos quedaba de pista era poco.
“Armando llevó el avión hasta que salimos del otro lado de la calle, ya en ese momento el avión había pegado un ala en la cerca, se le había arrancado el tren de aterrizaje y al otro lado de la calle ya caímos con el tren de aterrizaje quebrado y el ala con fuga de combustible”.
Enormes llamas
Cuando el avión se detuvo por completo, lo primero que Rojas hizo fue ver por su ventana derecha, la imagen lo sorprendió pues vio unas llamas enormes que consumían parte de la aeronave.
“Le dije a Armando: ‘Tenemos fuego aquí, evacuemos’, en ese momento normalmente hay comunicación entre la cabina y los pasajeros, pero el avión se había partido entonces posiblemente todos los cables de radio se habían reventado”, recordó.
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Los pilotos trataron de abrir la puerta que da acceso al área de pasajeros, pero por el impacto esta quedó trabada, por lo que tuvieron que hacer la evacuación por su cuenta.
“Nosotros iniciamos nuestra evacuación y en esa situación, si no hay comunicación entre pilotos y sobrecargos, la sobrecargo mayor o jefe de cabina tiene que tomar decisiones de acuerdo a su entrenamiento, ellos esperan y si no hay respuesta suponen que los pilotos están muertos, y deben iniciar con la evacuación.
“Iban cinco sobrecargos activos en ese vuelo, en la cabina iba gente de mucha experiencia, también un piloto de la aerolínea, don Eladio Salazar, y él ayudó mucho en la evacuación, porque abrió ventanas y llamó a la gente para decirles por dónde podían salir”.
Rojas dijo que la decisión tomada por el capitán D’Ambrosio evitó una tragedia, pero también aseguró que Dios estuvo presente en ese milagro.
“Parte de que todo haya salido bien fue por el un buen adiestramiento recibido, nosotros seguimos los procedimientos y podría decirse también que, como siempre lo dijimos, un piloto tiene que estar acompañado de buena suerte, pero definitivamente ahí estuvo Dios”.