Doña Carmen Masís Ortega siempre se destacó por ser independiente; a sus 81 años le gustaba valerse por sí misma y, pese a que sus hijos siempre estaban en disposición para acompañarla, ella les pedía el favor que, por lo menos, en El Tejar de El Guarco, Cartago la dejaran hacer sus mandados por sí misma.
Era normal verla hablando con algún lugareño de este distrito, y sus días preferidos eran los sábados, porque hacen la feria y a ella le encantaba ir por frutas o verduras.
Para los demás mandados, en los que debía ir a Cartago centro para hacer compras grandes o citas médicas, siempre la acompañaban sus hijos.
Doña Carmen murió en una tragedia al ser atropellada por un carro que estaba echando reversa; la abuelita caminaba hacia su casa que estaba a escasos 200 metros cuando sufrió los fuertes golpes que le provocaron la muerte este sábado 15 de junio, cerca de las 10 a.m.
“En apariencia, un automóvil se disponía a retroceder, pero en ese momento, presuntamente, Masís intentó cruzar la calle por lo que al realizar esta acción el carro la golpeó. La mujer cayó sobre la calzada; de inmediato, se coordinó con la Cruz Roja pero cuando la revisaron ya había fallecido”, señalaron en la oficina de prensa del OIJ.
Doña Carmen fue despedida este lunes 17 de junio, y a su funeral llegaron vendedores de la feria y las personas con la que la adulta mayor le gustaba conversar.
Independiente desde muy niña
Annia Jiménez, hija de doña Carmen, manifestó que su mamá siempre fue muy autosuficiente, por lo que ella misma les pedía el espacio para hacer sus propias cosas.
“Era independiente desde chiquitita; quedó huérfana desde los 8 años y se acostumbró a ser independiente, siempre fue de campo y eso lo aprendió.
“Cuando mi papá se murió, ella quedó con uno de mis hermanos en la casa, pero ella hacía sus mandados. Padecía de diabetes y era hipertensa, por su edad que algo va fallando, pero ella la controlaba sola al tomarse sus pastillas; se medía el azúcar, nosotros le teníamos la maquinita y sus cintitas y se la controlaba muy bien. Ella deseaba que llegaran los sábados para ir a la feria en la mañana, era muy hablantina y se quedaba con alguna persona conversando”, manifestó su hija.
Hace unos meses la operaron de un ojo y sus hijos, por precaución, no la dejaban ir a la feria, por lo que algún hijo le iba a comprar lo que ella quería o necesitaba.
“(En ese tiempo) no la dejábamos ir porque estaba afectada por la operación, entonces yo iba a la feria y todo el mundo me preguntaba por ella. Además, siempre me decía: ‘donde tal me compra esto y allá esto’”, recordó la hija, quien agregó como su mamá pese a la edad siempre les daba órdenes a sus hijos.
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Abuelita estaba como un roble
Incluso, el sábado 8 de junio anterior, uno de sus hijos la llevó a la feria y cuando llegó a la casa dijo que no le gustaba que la estuvieran esperando, ya que era un lugar cerca a la casa y como la mayoría la conocía le cumplían su deseo de sentirse útil.
“Los vendedores de la feria llegaron al funeral y nos dijeron que estuvieron hablando con ella, que les compraba las cositas, que había hablado con ellos y es que ella se manejaba muy bien. Ella caminaba despacio, nosotros siempre le decíamos que fuera despacito, por las aceras y ella solo nos decía ‘sí, sí'. Nosotros le dábamos el espacio a ella para que se sintiera útil porque era lo que a ella le gustaba”, recordó la hija.
Doña Carmen dejó cuatro hijos, todos la recuerdan con mucho cariño y los vecinos mencionan que siempre los vieron presentes para ella. Ninguno guarda rencor por lo sucedido y todo lo dejan en manos de las autoridades.