Doña Marjorie Cordero, abuelita de Allison Bonilla y más conocida como doña Nuria en Ujarrás de Cartago, asegura que Allison es su vida, su alegría y su compañía.
Esta abuelita nos contó que ella y su esposo, don Ramón Vásquez, se sienten devastados pues Allison pasaba todos los días con ellos. Entre los dos se dan apoyo, pero hay días en que solo se quedan juntos y ni siquiera hablan de la tristeza que sienten.
“Tratamos de ser un apoyo para nuestra hija (Yendry, mamá de Allison) y estar incondicionales para ella, hemos recibido mucho apoyo de la gente, que se ha identificado con nosotros y con el caso de Allison, para mí ella es mi hija, mis nietas son las hijas de mis otras hijas, porque ella está conmigo desde chiquitita, ella es mía, mi hija, mi compañía”.
“Ella ha sido mi compañera, siempre salía conmigo, le gustaba participar en lo de la iglesia, cuando yo hacía altares, yo salgo a caminar todos los días, entonces me decía, ’mami, me llamas en la mañana’ y se acostaba con la ropilla para hacer ejercicios, pero yo a veces no la despertaba y le decía: ’Alli, es que hacía mucho frío, pero era por el miedo de llevarla y que me la arrebataran”, dijo doña Nuria.
Lo que más le duele a doña Nuria es que en los años que tiene de vivir en Ujarrás nunca pasó nada malo en el trayecto de la parada de bus hasta su casa, incluso aseguró que su hija Yendry lo caminó desde que tenía 15 años, cuando empezó a trabajar.
La abuelita asegura que ella siempre sospechó de Sánchez, conocido como Sukia, porque una vecina le dijo que su hijo que andaba en moto lo vio donde le dijo a Allison que se montara en el carro y que a él le pareció que ella no quería.
“Cuando ella me dijo eso eran las cinco de la mañana del día siguiente que Allison desapareció y yo andaba en la calle, llegué a mi casa, que estaba llena de gente y les dije: ’ya sé quién la tiene’ y vea que la corazonada no falló”, dijo la tita, quien tiene tres hijas y un hijo.
Cordero asegura que el tiempo ha sido muy doloroso y que ella trata de estar fuerte por sus hijos y también por sus yernos a quien ve con esos mismos ojos.
“Yo soy la que cocino para todos porque a veces entre salir al trabajo y buscar a Allison no les alcanza el tiempo, muchas veces nos sentimos sin fuerzas, pero ellos y Allison saben que yo siempre los espero aquí y vamos a seguir como una familia unida, la esperanza no se nos ha acabo”, dijo.
La abuelita dice que mucha gente les da el pésame, pero que ella no va a creer hasta no ver alguna prueba, mientras conserva intacta su fe.