La defensora de un hombre de apellidos Ford Dowman, vinculado a la banda acusada de secuestrar y matar al estadounidense William Creighton Kopko, aseguró que una madre y su hijo son los responsables del asesinato.
Estas dos personas señaladas son los supuestos lideres de esta organización, un hombre de apellidos Morales Vega, de 28 años, y la mamá de él, apellidada Vega Aguirre, de 48 años.
“Esta representación pretende probar que si bien es cierto mi patrocinado (Ford Dowman) participó en el ‘levante’ (secuestro de la víctima), como se denomina, eventualmente su participación llega hasta ese momento.
“Ford Dowman en ningún momento tuvo conocimiento, voluntad ni representación en cuanto a la muerte del señor ofendido (William Creighton), como sí tuvieron dominio, conocimiento y voluntad miembros superiores de esta organización, como Morales Vega, así como su madre Vega Aguirre, quienes son los líderes de la organización criminal”, expresó la defensora pública Gabriela Briceño.
En ese momento, la acusada Vega Aguirre hasta que peló los ojos y movía la cabeza en señal de negación.
Estas declaraciones las hizo en los Tribunales de Goicoechea, este jueves 12 de agosto, cuando los defensores respondían a la acusación dada por el fiscal José Ángel Peñaranda y el abogado de la familia del estadounidense, Erick Ramos.
También acusan a la abuela del supuesto líder, apellidada Aguirre Leal, de 74; a su tío de apellidos Vega Aguirre, de 49, y a su novia Solís Chaves, 27 años.
También enfrentan el proceso otros supuestos cómplices: Martínez Chacón, Sanabria Abarca (maestra), Sánchez Gamboa, Jirón López y Medrano Vargas (los dos últimos son tráficos).
Creighton fue visto por última vez en setiembre del 2018 y su cuerpo fue hallado en setiembre del 2019. Él era dueño de una casa de apuestas electrónicas (sportsbook) llamada 5Dimes, que estaba en el edificio Equus, en San Pedro de Montes de Oca, y el posible móvil del secuestro y asesinato fue para pedirle plata a su familia.
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Ánimos se calentaron
Durante el juicio comenzaron a identificar a los acusados, el primero fue el supuesto líder, Morales Vega, quien dijo tener un bachillerato en Derecho y que cuando estaba en libertad tenía unas pizzerías que le generaban mensualmente unos ¢2 millones.
Luego pasaron a tres acusados más: al tío Vega Aguirre, a Ford Dowman y a Martínez Chacón.
Minutos después las juezas suspendieron el proceso por unos minutos; sin embargo, cuando se iba a reanudar, los ánimos ya estaban calientes, porque el supuesto líder, que estaba cerca de Ford, le dijo que no le hiciera caso a la defensora pública que tiene asignada, Gabriela Briceño.
“Mae no le haga caso, ella es asistente de Ramos (Erick Ramos, abogado de la familia del gringo)”, le dijo.
La defensora escuchó y en ese momento se levantó, alzó la voz en el debate y le dijo a las juezas Adriana Tenorio Jara, Mercedes Muñoz Campos e Ivannia Delgado Calderón lo que estaba pasando.
“Señoras juezas, pongan orden, porque trabajo para la defensa pública, no soy ninguna abogada particular”, exclamó Briceño.
En ese mismo momento, Morales Vega dijo: “Escuché a la licenciada coaccionarme”.
De inmediato las juezas pidieron respeto, pero nuevamente lo suspendieron porque Ford Dowman se sintió mal de salud.
En ese momento la mujer de apellidos Solís Chaves, pareja del líder y también acusada, se levantó y le hacía señas con la mano a su novio para que se tranquilizara.
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No obstante, ya los ánimos estaban calientes, la seguridad tuvo que reacomodar los espacios e incluso dos policías de la Fuerza Pública tuvieron que estar afuera de la sala, además de todos los guardias de cárceles que custodiaban a los acusados.
Luego de veinte minutos se reinició el debate y la abogada Briceño insistió en que es un funcionaria del Poder Judicial, no asistente de abogados, y catalogó la situación como una falta de respeto.
Luis Guillermo Barrantes, defensor de Morales Vega, calificó lo sucedido como ‘un intercambio de palabras entre la defensora pública y Morales’.
“La susceptibilidad de la defensora pública lo que ha hecho es un escándalo donde no tiene cabeza, no ha sido amenazada.
“La susceptibilidad herida de la defensora, porque se le dijo que es asistente, no amerita tanto escándalo, tanta falta de objetividad de estar pidiendo medidas y separaciones... Seamos más serios, dejemos las niñerías y susceptibilidades”, aseguró el abogado Barrantes.
Las juezas al final dijeron que es inaceptable que el defensor de Morales quisiera minimizar un comportamiento del acusado.
“Es un claro ataque a la labor profesional de un miembro de la defensa pública”, señalaron.
El Tribunal le ordenó a Morales y a los demás imputados abstenerse de realizar cualquier manifestación o comportamiento durante el juicio.