Creyéndose más vivas que las autoridades, 55 personas con cuentas pendientes con la ley fueron a hacer trámites migratorios y para portación de armas y pegaron con cerca. Fueron detenidos de inmediato porque en el proceso los cantaron las huellas dactilares.
Estas detenciones se hicieron durante todo el 2017 (un promedio de 4 por mes) en las instalaciones de la sección de Dactiloscopía del Ministerio de Seguridad Pública, en San Pedro de Montes de Oca, donde se deben hacer esos trámites.
Esta sección, fundada en 1929, almacena y administra un registro decadactilar (huellas de los dedos) que se alimenta a diario por medio de las huellas de quienes llegan a una de 16 sedes del país para hacer los trámites mencionados o que son llevados como sospechosos de un delito y se les debe identificar.
La base de datos cuenta hoy con casi 5 millones de tarjetas con huellas y casi un millón trescientas en el sistema de consulta digital (este se encuentra siendo alimentado por tratarse de una herramienta reciente?
¿Cómo los pegan?
José Pérez es jefe de Dactiloscopía desde el 2013 y nos explicó que las detenciones que ellos hacen se logran gracias al trabajo que hacen a diario y a las alertas que emite el sistema, en el cual las huellas terminan siendo la clave para delatar a los bichos.
Para identificar las huellas de las tarjetas se debe recurrir a un especialista, que compara rasgos específicos de cada persona.
“Cuando yo ingreso el nombre de una persona nos puede dar alertas como que tiene una orden de captura, una presentación (a un juzgado), evasión al sistema penitenciario o una alerta de un requerimiento previo de un ente judicial. Posteriormente a que salga esa alerta se verifica si aún está activa y se tramita con los compañeros de Fuerza Pública para la detención (de la persona)”, dijo.
La huella funciona en aquellos casos en los que las personas están dando un nombre falso.
Pérez explicó el uso de la huella tomando como ejemplo el caso de un nicaragüense detenido en Guápiles por violencia doméstica y que como estaba indocumentado fue expulsado del país; sin embargo, a los pocos días ingresó de nuevo y se fue directo a Dactiloscopía para hacer un trámite migratorio por vinculo al estar casado con una costarricense.
En esta ocasión el hombre dio su nombre real, a diferencia de cuando fue detenido, cuando dio un nombre que después se vio que era falso.
Según Pérez, cuando le estaban tomando los datos personales el sistema les dio una alerta e indicó que ya había registrada una persona con esos mismos datos pero con otro nombre. De inmediato le tomaron las huellas de las manos y las compararon con las del archivo y se dieron cuenta de que se trataba de la misma persona.
“Nos pasa muy a menudo con personas que se cambian el nombre, que tienen hermanos que se parecen mucho o con sujetos que andan cometiendo delitos y se conocen el nombre de otra persona, entonces cuando llegan acá dan ese nombre e incluso otros datos que memorizan, pero la huella nos permite verificar la identidad de esa persona”, señaló Pérez.
En lo que va de este 2018 ya se han hechos cinco detenciones de este tipo: tres en medio de trámite para portación de armas y dos por migración.
Ayuda importantísima
La sección de Dactiloscopía es vista como una gran aliada por instituciones como el OIJ, el Ministerio de Justicia y los hospitales porque la base de huellas que tiene es a menudo una fuente de información para ellas.
“En los hospitales, en la parte de asistencia social, nos hacen muchas solicitudes cuando tienen pacientes que han sido heridos y no logran dar su dirección o su nombre. Entonces vamos a los hospitales, les tomamos las huellas y las comparamos con las de la base para identificar a esa persona y que se pueda contactar a la familia”, contó Pérez.
El OIJ cuenta con su propia base (el archivo criminal), pero a veces tiene que pedirle ayuda a Dactiloscopía, ya que en algunas ocasiones la persona que buscan no está registrada en su archivo al no contar con antecedentes y lo mismo sucede con en la morgue cuando un fallecido no tiene documentos de identidad ni expediente criminal.
“Los investigadores a veces necesitan alimentarse de nuestra información, ellos nos hacen requerimientos de información para ver si tenemos a una persona identificada, si tenemos su foto o su dirección en el caso de que necesiten ubicarla”, añadió Pérez.
La colaboración con el Ministerio de Justicia es principalmente la de ayudar a que los ticos condenados en el exterior y que hayan cumplido los requisitos terminen de cumplir la pena en Costa Rica. Para esto se solicitan huellas dactilares que son comparadas con las de la base para ver si de verdad se trata de un tico o si es cuento.
De acuerdo con la sección de Dactiloscopía en el 2017 se realizaron 78.600 trámites, 60.000 de personas fueron a realizar un trámite de forma voluntaria y 18.600 fueron llevados para identificación policial.