Revista Perfil

Las mujeres del siglo XXI no quieren tener hijos

Costa Rica es uno de los países en el mundo que padece el fenómeno denominado ultrabaja natalidad y nadie habla de las implicaciones que esto tendrá a mediano y largo plazo.

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Angeline tiene 19 años, vive en Jacó y cuenta a Perfil que, desde niña tomó la decisión de no tener hijos. “Lo pensé desde pequeña y actualmente ratifico mi decisión porque social y económicamente, lo veo inviable”.

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Foto ilustrativa. (Shutterstock)

Como Angeline piensa una gran cantidad de mujeres en nuestro país donde la tasa de fecundidad es una de las más bajas del mundo –1,3 hijos por mujer—y donde, según Luis Rosero demógrafo del Centro Centroamericano de Población (CCP) de la Universidad de Costa Rica (UCR), de aquí al 2050, la población podría haber disminuido entre 300.000 a 800.000 habitantes debido a esa caída vertiginosa de la natalidad.

Datos facilitados en un simposio realizado semanas atrás en la UCR sobre la ultrabaja natalidad y las proyecciones demográficas, recalcan que para el 2075 Costa Rica tendría una población de 4.500.000 habitantes y actualmente suma aproximadamente, 5.300.000.

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Foto ilustrativa.

Mariela, con 32 años y vecina de Parrita, es de las pocas mujeres con tres hijos. Al preguntársele por qué cree que las coterráneas tienen menos hijos o no quieren del todo, se sincera: “muchas están priorizando su autorrealización y crecimiento personal, porque mujeres como yo, que tenemos hijos, estamos siendo más sinceras con el verdadero rostro de la maternidad. Sería más hermoso que cada una pudiera decidir sobre la maternidad desde un punto más realista y no desde la fantasía que la sociedad quiere hacer creer”.

“No tenemos que ser madres para mejorar un índice de natalidad, tenemos que ser madres por la genuina decisión de querer amar y hacerse responsable de otra personita, aun sabiendo que puede ser difícil”, afirma convencida del papel que implica ser madre.

A 30 años del aniversario de la Conferencia Internacional de Población y el Desarrollo (CIPD), realizada en El Cairo, Egipto, en 1994, este fue un momento histórico en el que 179 gobiernos adquirieron el compromiso de convertir la salud y los derechos sexuales y reproductivos en un eje central del desarrollo sostenible.

Si bien esa decisión de política global ha sido fundamental para hacer valer los derechos sexuales y reproductivos que tiene toda mujer de cualquier punto del planeta, la demógrafa del CCP, Pamela Jiménez-Fontana, recuerda que el tema de la fecundidad debe abordarse desde el respeto de los derechos humanos; “tener hijos es una decisión personal, la fecundidad pasa por una decisión privada y, como Estado, se pueden impulsar acciones políticas para fomentarla pero, en última instancia, son las mujeres y los núcleos familiares las que deciden o no tener hijos”.

La experta, quien es madre de un niño pequeño, reconoce que, actualmente, las mujeres en edad reproductiva están esquivando la maternidad y ello se debe a los múltiples factores que inciden en esta decisión, como la inversión económica y de cuidados que demanda.

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“Hoy día las mujeres enfrentan muchas más dificultades para conseguir empleo y empleos de calidad, el costo de vida en el país es muy alto, las condiciones para comprar una casa son difíciles, el costo de educación y de salud se incrementan cada día. En general, hay ambiente hostil para tener hijos y ninguna institución nacional se está preocupando sobre esta realidad país de una ultrabaja fecundidad”.

—  DemógrafaPamela Jiménez-Fontana.

El informe Estado Nación del 2023 se refiere indirectamente a este tema de la ultrajaba fecundidad, reconociendo que abordarlo implica una visión de Estado de largo plazo que no estamos asumiendo como sociedad y, lamentablemente, sus efectos se verán más adelante.

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La única institucional gubernamental que ha señalado el problema que se nos viene es la Superintendencia de Pensiones (SUPEN) porque, precisamente, es la encargada de los sistemas de regímenes de jubilaciones del país y ya ha proyectado los efectos de esta situación a mediano y largo plazo.

Algunas de estas consecuencias a mediano plazo serían la disminución sistemática de la población costarricense a partir del 2040, escasez generalizada de mano de obra y el sostenimiento de los regímenes de pensiones al haber menos cotizantes, entre los señalados por el experto Luis Rosero.

Para el especialista argentino-norteamericano en comunicación estratégica en población y desarrollo, Paul Constance, Costa Rica debe pensar fuera de la caja ante la realidad de la ultrabaja natalidad, porque esta puede ser la oportunidad de impulsar lo que él denomina un “natalismo progresista”; es decir, algo totalmente diferente a las políticas natalistas que están impulsando países y regímenes autoritarios en otras partes del mundo.

Debido a que el problema de la caída de la natalidad está afectando a gran cantidad de países desarrollados como Japón, Corea del Sur y muchos de la Unión Europea, sus gobiernos han impulsado políticas natalistas como ofrecer sumas altas de dinero a las familias, pagar subvenciones por cada hijo y hasta campañas contra la anticoncepción, pero ninguno ha funcionado para incrementar la población.

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(Shutterstock)

“Costa Rica puede ser un país pionero y capaz de impulsar una opción innovadora para enfrentar la ultrabaja natalidad debido a que tiene muchos elementos para impulsar un natalismo progresista, pero esta discusión debe ser liderada por las mujeres y dejar de lado los prejuicios. Falta una generación de mujeres jóvenes que lo pongan en la agenda de política pública para impulsar el tema”

—  Paul Constance, especialista en comunicación estratégica en población y desarrollo.

Las opciones que propone Constance van en consonancia con la política de cuidados de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en el sentido de repensar y redimensionar sobre como la sociedad puede apoyar a mujeres madres sin mucha inversión económica; por ejemplo procurar redes entre mujeres para cuidar de niños y niñas y ser parte de esa crianza, esto es propuesta opcional y diferente a escala industrial que ayudaría a que ninguna madre o padre se sienta sola y desprotegida en su proceso de cuidados de su prole.

“Debe ser una medida progresista, articulada, colectiva, abierta y tolerante de cómo apoyamos a la maternidad”, recalca.

Obviamente, el impulso a natalidades seguras y acompañadas pasa por el desarrollo e inversión social en redes de cuidados para personas menores de edad, mayores, con problemas de salud y movilidad, entre otros; es el sistema al que se refiere CEPAL y que supone una articulación estatal a favor de sus habitantes.

Lastimosamente, como advierte Pamela Jiménez-Fontana, nuestro país ha debilitado las redes de cuido y ellas son un pilar en la fecundidad ya que ha sido una política pública clara para resolver el cuidado de personas menores y mayores a lo largo de décadas.

(Eyleen Vargas/ Ojo por Ojo)

“¿En qué ambiente estamos pidiéndole a las mujeres que tengan más hijos? ¿En uno con una crisis educativa, de acceso a trabajo y recursos, de acceso a vivienda, cuidados y salud? La participación de las mujeres en el índice de la Población Económicamente Activa (PEA) se ha reducido --la tasa de participación laboral femenina actual es de 42,5% y 69% para hombres--, las mujeres lideran el 70% de las pymes y micropymes y no hay un aumento significativo en la corresponsabilidad en los hogares (esto quiere decir que otros integrantes de la familia asuman labores domésticas)”, resume Jiménez-Fontana.

En síntesis, tener hijas e hijos es una decisión privada que incumbe plenamente a las mujeres, pero es una responsabilidad social fomentar o facilitar la natalidad y es evidente que la situación de vida para las mujeres hoy día es más difíciles en términos de movilidad, acceso a educación, vivienda y consumo en general.

¿Quién se anima a poner sobre el tapete la inminente caída de la cantidad de personas que vivirá en Costa Rica? Este es un tema país que incumbe a toda la ciudadanía, pero que depende fuertemente de nosotras mujeres.

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  • Laura, San José

Es asistente técnica dental y escritora. Tiene solo un hijo y no quiso tener más porque no cree que las mujeres deban ser mamás. “Tomé la decisión de un solo hijo porque conozco mis derechos sexuales. Las mujeres somos las que decidimos cuando y cuántos hijes tener y eso es un privilegio porque muchas no tienen ese conocimiento y acompañamiento, A las mujeres nos juzgan si tenemos hijos o no y cuántos”.

¿Qué acciones deberíamos emprender como sociedad para mejorar los índices de natalidad del país?

“Dar la posibilidad a las mujeres de que vivan su maternidad plena, porque sobrevivir en un sistema capitalista es agobiante. La maternidad debe ser una prioridad social para que más mujeres tengan hijes. La doble y triple jornada afecta mucho esa decisión de tenerles. Las mujeres merecemos una maternidad plena y que la sociedad colabore con las madres en esta gestación.

“Todo el mundo opina sobre la maternidad, no así sobre la paternidad.

“Me parece que es importante que las mujeres tengamos decisiones sobre nuestros cuerpos, si queremos ser madres, a qué edad queremos ser madres y cuántos hijos queremos tener”.

  • Evelyn, San José

Tiene 42 años. Decidió no tener hijos. “Ser madre representa una gran responsabilidad, como profesional no me veo dedicada a la crianza de los niños y tenerlos para enviarlos a diario a una guardería o pagar para que alguien los cuide no tiene sentido. Además, la situación actual país en materia económica y de seguridad, no es apta para procrear. Otra razón comprobada es la sensación de libertad que te da y que no tienen las madres de mi alrededor. No quiero parecer egoísta, amo a los niños y disfruto mucho a mis sobrinos. No estoy dispuesta a sacrificar mis intereses por la maternidad”.

¿Qué acciones deberíamos emprender como sociedad para mejorar los índices de natalidad del país?

“Quizás validar el tema de cuido relacionado con la economía de los hogares, a muchas no les alcanza para pagar una guardería, entiendo que los CECUDI (Centro de Cuidados y Desarrollo Infantil), brindan la opción de cuido pero solo a niños en riesgo social”.

  • Ana, Desamparados

Tiene una niña de dos años y decidió no tener más. “Maternar no es nada fácil, es bastante retador, demandante y te transforma desde lo físico hasta la forma en la que ves el mundo y la vida. Tuve un embarazo de alto riesgo, con muchísimo seguimiento por parte de la seguridad social, pero no fue una experiencia desagradable, hasta tuve una cesárea de emergencia y estuvo en riesgo la vida de ambas; por ello me replantee si quería pasar por ahí otra vez, ya que tengo una alta probabilidad de desarrollar otro embarazo de riesgo. Además, las necesidades básicas de los bebés son caras (pañales, ropa, médicos, medicinas, leche) y, pensando en una educación de calidad a futuro, es mejor quedarse con una hija”.

¿Qué acciones deberíamos emprender como sociedad para mejorar los índices de natalidad del país?

“Mejorar las atenciones obstétricas y ginecológicas, respetar los protocolos contra la violencia obstétrica, robustecer la Red Nacional de Cuido para que más familias tengan acceso a cuido y cuidados seguros para sus hijos/hijas en primera infancia.

“Ampliar la REDCUDI (Red de Centros de Cuidados y Desarrollo Infantil) a la clase media, porque no califica por línea de pobreza para acceder al cuido para hijos/hijas. Implementar un copago, algún financiamiento estatal en centros donde ya haya convenios de cuidados.

“Implementar trabajo socioeducativo desde la infancia para romper los estereotipos de cuido asignado socialmente a las mujeres. Una carga de cuido compartido y repartido entre progenitores podría influir positivamente en la decisión de maternar”.

  • Clara, 22 años, Guanacaste

Tiene 22 años y no quiere tener hijos. “No me veo como madre, me gustan los niños pero criar y maternar es un trabajo difícil que debería ser en grupo y muchas mujeres deben posponer sus proyectos para maternar y yo no quiero. En este país es muy caro criar, hay menos trabajo, menos recursos, salarios estancados y así no se puede vivir y menos traer infantes; es irresponsable asumir una crianza sin tener suficientes recursos. Antes no se tomaban en cuenta esos factores. Sin embargo, si a los 45 años estoy estable económicamente, tal vez consideraría adoptar”.

¿Qué acciones deberíamos emprender como sociedad para mejorar los índices de natalidad del país?

“Independientemente de la situación del país, tener hijos es decisión de las mujeres exclusivamente. Sería más fácil decidir tener hijos si hay empleos suficientes, acceso a la salud 100% garantizado y de buena calidad. Mejores salarios y mejores condiciones. Reducir la desigualdad y tener cubiertas las necesidades básicas y mayor acceso a salud mental”.

  • Rocío, Hatillo

Tiene 38 años, no tiene hijos y se esterilizó en 2019. “La maternidad no era compatible con mi estilo de vida y no estaba ni estoy dispuesta a renunciar a ello. No puedo hablar por todas las mujeres, pero en mi caso particular siento que la maternidad es una etapa que se vive muy en solitario, inclusive teniendo una pareja o padre responsable. No quería estar recargando a mi mamá con el cuido de una personita y el cuido en espacios privados tiene un costo muy elevado. El Estado tampoco provee de alternativas de cuido para la clase media, incluso para personas con ingresos bajos si no están en la línea de pobreza, lo que relega el cuido casi que exclusivamente a la madre. Invertir en educación, alimentación y cuido de calidad es muy elevado y eso hace que otros gastos más personales tengan que ser pospuestos. De la misma manera la sociedad no valora las labores de cuido y no está diseñada para que las familias, principalmente con hijes en edades tempranas, puedan sentirse incluides en los espacios públicos y en la vida pública”.

¿Qué acciones deberíamos emprender como sociedad para mejorar los índices de natalidad del país?

“La sociedad en general debe aprender a visibilizar y valorar las labores de cuido. Pero también debemos exigir el fortalecimiento de la institucionalidad pública para garantizar acceso de calidad a todas las personas sin tener que buscar alternativas privadas. Exigir políticas públicas que brinden opciones de cuido a las familias que deciden tener hijes y, culturalmente, que se haga conciencia y se promuevan los espacios públicos y actividades públicas que sean compatibles con la crianza. Reducir los costos de vida de las familias, reducir la cantidad de horas laborales, aumentar los salarios.

“Algo muy importante que deseo señalar es que la sociedad es un lugar muy violento para la niñez, para las niñas principalmente; en Costa Rica son alarmantes la cifras de abuso sexual en personas menores de edad y es un tema que se debe hablar y abordar”.

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