Elyodazo costarricense es considerado por el Papa Francisco como el mejor del mundo, y por ello nuestros cafetaleros sacan caja, y con justa razón.
Por eso les preguntamos dónde está el secreto de que nuestro grano de oro sea tan alabado por su Santidad.
La razón es porque desde la semilla hasta que lo sirven en una taza, bien calentito, los expertos lo pasan chineando.
El sábado anterior, en medio de la celebración en Portugal por los 100 años de la aparición de la Virgen de Fátima, uno de los dos enviados especiales de Radio Fides, Mauricio Sandino (el otro fue Jason Granados), le gritó al Papa dos palabras, Costa Rica, y el pontífice le respondió: “el mejor café del mundo”.
¿Por qué está el Papa Francisco como loco por nuestro cafecito? “Porque nosotros, los cafetaleros amamos el café, cada vez que preparamos una cosecha la cuidamos como a un hijo, la chineamos, la vivimos y le metemos amor, eso es exactamente lo que está tomando el Papa, amor puro de una tierra bendita como esta”, comentó Juan Darío Madrigal, cafetalero desde hace 40 años de Barra Blanca de Santa María de Dota.
Explica don Juan que el café es muy agradecido, la planta se da cuenta cuando un agricultor la cuida como se debe, por eso es que el de Costa Rica sabe tan rico, porque el café se siente querido.
Amor y alegría
“Es cierto que uno como caficultor vive de esto, es un negocio, pero yo veo a otros compañeros que tienen su finquita que también van al cafetal todos los días a chinear sus plantas, a cuidar las sombras (otros árboles altos que se siembran para que den sombra a las plantas de café y el sol no les pegue tan fuerte), a abonar y atomizar con alegría y ese es otro ingrediente fundamental, alegría”, comentó don Juan.
Luis Vindas, quien tiene 30 años de cultivar el yodito en Santa María de Dota, explica que además de amor y alegría, Tiquicia tiene un clima privilegiado en la zona de los Santos que le da ese gustico único en el mundo.
“Nuestro café tiene buen cuerpo y buena acidez por los cuidados que le damos los agricultores y porque el clima es, por así decirlo, perfecto. Ese vientico que viene del Pacífico, ese frío que nos llega del Cerro de la Muerte, ayudan a ese saborcito especial y exclusivo que le permite al Papa decir con total seguridad que es el mejor café del mundo”, detalló don Luis.
Sabor especial, precio especial
El 13 de febrero pasado los obispos de Costa Rica estuvieron con el Papa en el Vaticano como parte de la visita “Ad Limina”, que es un encuentro obligatorio que tienen los obispos del mundo con el Pontífice, mínimo cada cinco años. Ese día el obispo de San Isidro del General, monseñor Fray Gabriel Enrique Montero y el obispo de San José, monseñor José Rafael Quirós, le llevaron yodito al Papa. Las agencias internacionales de noticias enviaron fotografías del momento en que monseñor Montero hablaba con el papa mientras sostenía dos bolsitas de café de la marca Doka.
El gerente general de café Doka, Mario Fernández, reconoció que el café de Costa Rica se diferencia del de otros países por ese cuidado especial que le dan.
“Un quintal de café en los mercados del mundo se vende hoy en ¢112 mil y ese es un muy buen precio, pero un quintal de café de Costa Rica se está vendiendo en ¢1.495.000, eso deja claro como el Papa y el mundo reconocen la calidad tica.
“Todos los cafetaleros del país, y lo digo porque lo hemos comprobado, le dedican alma, vida y corazón, a su café. En nuestro país no es solo sembrar y cosechar, hay un proceso de cuidado casi personal de cada mata, por eso cada taza de café tico sabe a gloria, porque cuidamos el café como se cuidan los hijos”, afirmó Fernández.