Susy, de 19 años, y Bolita María, de 17, se hicieron famosas gracias a que La Teja contó, el 1 de noviembre, que eran dos de las perritas más viejitas del país.

La nota, que derritió un montón de corazones perrunos, también motivó a que las dueñas de otros dos perros viejitos nos contaran sus historias.

Ellas están muy orgullosas de que sus mascotas formen parte de ese selecto grupo de perritos longevos y por eso les traemos la segunda parte de las historias de los canes más viejitos de Tiquicia.

Cinthia Peñaranda contó que su perrito Winnie Pooh está con ella desde hace 16 años, llegó a su casa cuando tenía solo cuatro meses y, desde entonces, se convirtió en su amigo inseparable.

“Él primero vivió con unos familiares, pero ellos se aburrieron de tener perro y lo descuidaron, yo pedí que me lo dieran y llegó a mí en unas condiciones terribles, pero con amor se fue recuperando”, dice Peñaranda.

Cinthia dice que Winnie siempre ha sido muy educado y juguetón, pero ahora que está viejito le ha cambiado bastante el carácter.

“Él tiene problemas de columna y de cadera, entonces ya no puede subir ni bajar las gradas que hay en la casa, eso hace que a cada rato ladre para que uno lo mueva de donde está”, contó la dueña del peludito.

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Mucha paciencia

Cinthia dice que al igual que una persona cuando envejece, ha visto que su mascota a veces tiene problemas de carácter y se molesta con mucha facilidad, se le olvidan las cosas y hasta se pierde en su propia casa.

“Hay que tenerle paciencia, en ocasiones ladra para que lo suba al sillón porque tiene sueño, pero una vez que lo subo ladra para que lo baje y poco después pide otra vez que lo vuelva a subir.

El perrito perdió un ojito y tuvieron que llevarlo a que le sacaran los dientes porque los tenía muy malitos.

“Un día empezó a sangrar tanto por las encías que su vida empezó a correr peligro, el veterinario dijo que lo mejor era sacarle las piezas dentales, solo le dejaron los colmillos”, contó.

La dueña de Winnie dice que en un principio creyó que por sacarle los dientes el pequeño empezaría con más problemas, pero fue todo lo contrario.

“Desde ese día está más animado, se mueve más y se nota que tiene menos molestias que antes, por dicha. En casa lo chineamos bastante, le doy alimento molido, que es a base de salmón, y se lo revuelvo con verduritas cocinadas como zanahoria, camote, mezclado con pollo sudadito, eso le encanta”.

Winnie tiene una hija llamada Luna, que vive con él, así como un hermanito menor, de apenas 8 meses, que se llama Maximiliano.

“A los tres los cuidamos mucho, pero Winnie es el más chineado y consentido por los cuidados especiales que necesita”, manifestó la dueña.

Ella dice que todo los días se encarga de que su peludito vive una vejez feliz y tranquila porque se la merece.

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Su gran compañera

María León es dueña de Manchitas, una cocker spaniel, de 18 años, que ha sido su gran compañera durante más de la mitad de su vida.

“Ella llegó a mi casa en en el 2003, yo tenía diez años en ese momento, la perrita de una vecina tuvo cría y nos regaló esa cachorrita. Ella fue mi primer amor, yo la amo sobre todas las cosas, porque yo soy hija única y ella ha sido mi todo”.

María dice que a pesar de la edad que tiene Manchitas, está con toda la pata y tiene una vida feliz y plena, porque la chinean muchísimo.

“En cuanto a su salud el único problema que tiene es una enfermedad que hace que sus ojos tengan más agua de lo normal, porque no drenan bien, por lo que siempre ve borroso, pero no tiene cataratas.

“Con el pasar de los años ha bajado la actividad que hacía, ya no juega tanto como antes, sino que pasa muchas horas al día durmiendo y come bien, siempre tenemos el cuidado de que se alimente para que esté sana”, relató.

La peludita siempre se alegra cuando María llega a la casa y hasta se pone a pegar uno que otro brinco porque sabe que su dueña la adora. Manchitas tiene una hermana perruna con la que se lleva muy bien, pero ella, sin lugar a dudas, es la reina de la casa.

Cuidados extras

El veterinario Mauricio Jiménez, de la Universidad Nacional, dice que con el pasar de los años los perros desarrollan enfermedades de cadera, ruptura de ligamentos, pierden el oído y la vista porque se les hacen cataratas, incluso pueden tener fallas en órganos como el corazón, los riñones y el hígado.

“Se sabe que un perrito está envejeciendo porque cambia su comportamiento, ya no le gusta tanto jugar, duerme más, le cambia el carácter porque se enoja más, le cuesta movilizarse y hasta le salen canas”, especifica el veterinario.

Jiménez dice que es importante que cuando las mascotas están viejitas, se les revise periódicamente para detectar cualquier abultamiento o tumor.

“La salud dental es muy importante, durante toda la vida debe lavárseles los dientes y si no al menos llevar los perros al veterinario para una limpieza profunda dental, al menos, una vez al año. Las infecciones en esa parte del cuerpo pueden desencadenar problemas graves”, aseguró el veterinario.

En Costa Rica, en promedio, los perros llegan a vivir hasta 13 años, sobre todo los de razas pequeñas porque los más grandotes viven por lo general unos 12 años.