El vulcanólogo costarricense Gino González logró vivir una experiencia única, al presenciar el nacimiento de un volcán.
Gino jamás olvidará la emoción que sintió, gracias a su trabajo con sus colegas de Volcanes sin Fronteras, de estar en la isla La Palma, en Canarias, España, durante el surgimiento de un volcán en medio de ríos de lava.
González, de 34 años, recordó que dentro de la comunidad vulcanológica mundial se venía hablando, desde junio del año pasado, que algo estaba por suceder en La Palma, por lo que tenían todos los equipos tecnológicos muy bien preparados y monitoreados.
Un profesor de Gino predijo que en unos 12 días, debido al aumento en los movimientos del suelo y otras señales, que se daría una gran erupción en La Palma, lo cual ocurrió diez días después de la predicción del profe.
El 19 de setiembre del año pasado, Gino estaba en Estrómboli, una pequeña isla italiana que tiene uno de los dos volcanes más activos de Europa, junto con el Etna, que también es italiano, cuando se dio la erupción volcánica que provocó el nacimiento de otro volcán en La Palma.
Tengo que ir
“Una vez que comenzaron a entrarme los mensajes de la erupción, pensé que tenía que ir, yo debía ver eso y estaba demasiado cerca como para no hacerlo.
“Es muy extraño de explicar el sentimiento, uno sabe que el nacimiento del volcán en La Palma afectó a muchas familias y uno no desea que le pase nada malo a las personas, pero es un espectáculo de la naturaleza único”, recordó Gino
El vulcanólogo dice que la suerte y los astros se le alinearon, porque se le dio la oportunidad de ir a La Palma, entre los últimos días de noviembre y los primeros de diciembre del año pasado.
“Iba demasiado emocionado, vulcanológica y geológicamente hablando, ver el nacimiento de un volcán es como pegarse la lotería. Es un fenómeno geológico que tarda miles de años y en La Palma nació de un día para otro, por eso para uno como vulcanólogo es un sentimiento difícil de explicar.
“Hay personas que trabajaron en vulcanología toda su vida, se pensionaron y no llegaron a ver ni una erupción, a mí me tocó ver el nacimiento de un volcán… no sé ni cómo explicarlo. Eso es como anotar un gol en la final de un Mundial”, reconoce con gran alegría.
Experiencia única
Al llegar a La Palma y bajarse del bus que lo trasladó donde estaba la zona con lava corriendo, Gino recuerda que había mucho viento y que el pelo, el cual tiene bien largo, se le llenó de ceniza, por eso se puso una bandana (pañuelo para la jupa) y la Cruz Roja le prestó unos anteojos protectores.
“Todo era ceniza, ambulancias pasando de un lado para otro, gente totalmente cubierta de ceniza y cansada física y sicológicamente porque la ceniza no dejaba de caer desde setiembre y ya estábamos a finales de noviembre.
“Solo pude estar dos horas (cerca de la erupción, el resto del tiempo estuvo en la isla). Como vulcanólogo uno no quiere venirse, quería quedarme estudiando todo, cada centímetro, fue una oportunidad de oro porque llegué con el volcán todavía activo, por eso me apuré a recoger muestras de todo, en especial de diferentes rocas volcánicas que más adelante exhibiremos en Costa Rica, por ahora las vamos a analizar ya que se debe entender bien lo que pasó”, dijo.
Gino explicó que Las Canarias son un grupo de islas formadas por erupciones volcánicas, después de un proceso que empezó hace unos 20 millones de años.
Mientras estuvo en La Palma, Gino vivió dos momentos que le llamaron la atención, uno fue con un vecino de la isla y otro en un café-bar.
“Todos vienen a estudiar el fenómeno, pero por qué tenemos nosotros que ser los conejillos de indias”, le recriminó el vecino a Gino.
“Me fui a tomar un café y había bastante gente en el lugar. Todos hablaban del volcán, no hablaban de covid-19, ni fútbol, a pesar de que ese día había Liga Española”, comentó Gino.
También observó lava corriendo a menos de 15 metros de distancia.
“Se piensa que la lava avanza muy despacio, pero que va, la lava que vi en La Palma avanzaba bien rápido, me sorprendió la velocidad… lo que viví en Canarias es como ver el cometa Halley (se puede ver cada 75 años)”, se alegró.
Lo realmente importante, según Gino, es que todo su aprendizaje y la experiencia en La Palma sirva para aprender y evitar que una tragedia así ocurra en Costa Rica.
“Debemos aprender. Las municipalidades deben estar informadas del peligro que representa un volcán para poder ajustar sus planes reguladores e identificar zonas para evitar construcciones. No se puede evitar el nacimiento de un volcán, pero sí podríamos minimizar el impacto de una erupción si logramos identificar por dónde golpearía esa erupción”, concluyó.
El tico se encuentra en Italia estudiando un doctorado en vulcanología en la universidad de Bari y el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia.