Christian Marín Müller, doctor especialista en virología, explica que el reporte de contagios diarios de covid-19 podría no ser tan exacto como creemos.
“Tenemos pruebas que la gente se puede hacer en la casa, entonces no se están reportando tanto como antes, eso es una realidad alrededor del mundo. Se calcula que en Estados Unidos puede ser cuatro veces, o más, los casos que pueden existir en este momento”, detalló.
“Estamos, hasta cierto punto, navegando a ciegas con respecto a cuál es el riesgo real al que nos enfrentamos”, explicó en la edición del mediodía de Telenoticias, cuando lo entrevistó Ignacio Santos.
Con los casos reportados, en Costa Rica andamos así; en la semana del 17 al 23 de abril se registraron 4.233; entre el 24 y el 30 subió a 4.737, del 1 al 7 de mayo fueron 7.558 y del 8 al 14 de mayo, 10.213.
Los últimos tres días reportan que el domingo 15 de mayo hubo 1.327 contagios; el lunes 16, 1.080 y el martes 17, 2.034 casos.
Esos números le dejan claro al doctor Marín que estamos en la quinta ola. “Lo que estamos viendo es un incremento de casos, si no me equivoco, de más del 300% en corto tiempo, un mes.
“Acordémonos que estamos ahorita con una versión del virus que es mucho más contagiosa que las anteriores (subvariantes ómicron BA.1 y BA.2, que tienen mayor capacidad de transmisión) a las que nos hemos enfrentado”, dijo el experto.
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Variante más contagiosa
“Empezamos con el virus original de Wuhan (China), después tuvimos la variane alfa, que era 30% más contagiosa; pasamos a delta, que era 30% más contagiosa que alfa y ahora ómicron, más contagiosa todavía”, explicó.
Marín recordó que no es cierto que ómicron sea una variante más suavecita que las anteriores.
“Lo que lo hace parecer más leve es que tenemos una vacunación muy alta y, además, inmunidad previa de gente que ya ha pasado por tener covid-19; hace que parezcan más leves los síntomas, sin embargo, hay un estudio muy claro que salió hace poco que determina que el virus no es más leve.
“Además de que pueda (ómicron) causar los mismos daños que antes, puede causar un montón de daños que estamos aprendiendo hasta ahora”, indicó.
Otro de los temas que tocó Ignacio Santos con el doctor Müller tiene que ver con que el covid-19 no se acaba cuando a la persona le confirman que no tiene el virus.
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“Estamos aprendiendo a lo largo del tiempo, hay más de doscientos síntomas que las personas pueden sentir no solo en el momento en que tiene la enfermedad aguda”, dijo.
“Mucha gente queda con al menos un síntoma por un tiempo, que puede ser un año, dos años, quizás más. No sabemos porque no ha pasado tanto tiempo. Es una cantidad bastante grande de tipos y gravedades de síntomas, lo que dificulta dar un diagnóstico y decir ‘usted covid-19 prolongado’”, afirmó.
“De un 10% a un 60% de a quienes les da covid-19, aunque sea leve, se considera que pueden terminar con efectos de covid-19 prolongado. De estas personas, un 60% termina con una fatiga fuerte que requiere que cambie hasta sus hábitos de vida.
“Un porcentaje muy alto (de quienes tuvieron covid-19) pueden terminar con problemas cognitivos, o sea, poder resolver problemas, pensar, falta de palabra, la memoria les falla. También hay problemas cardíacos que son muy importantes. Claramente, entre más severo le dé a uno (el covid-19), más fuertes van a ser esas consecuencias, pero ocurren también en personas a las que les ha dado la enfermedad leve”.
Si bien el país va muy bien en la vacunación, hay una inmunización alta, tantos casos actuales, dijo Ignacio Santos, podrían volver a saturar los hospitales.
“Así es. Definitivamente el riesgo más grande está para las personas que todavía no se han vacunado. Les pido que por favor se pongan las vacunas porque eso les va a proteger.
“Pero aunque el riesgo se reduzca muy significativamente con las vacunas. Se reduce, ahora con las tres dosis, en un 80% el riesgo de hospitalización y enfermedad severa, pero aún así, si tenemos una cantidad de casos muy grande, un porcentaje pequeño de esos casos se convierte en un problema muy grande porque habrá más gente hospitalizada”.
¡A vacunarse!
El doctor Marín Müller explica la realidad actual de la vacunación con un ejemplo, el del tanque de gasolina de un vehículo.
Comentó que la vacuna es como un tanque de gasolina: cuando uno se vacuna se llena el tanque, pero conforme pasa el tiempo va bajando la cantidad de gasolina. Igual baja con el tiempo la efectividad de la vacuna.
“Recordemos que tenemos dos brazos de la inmunidad: los anticuerpos, que nos protegen de enfermedad leve y un poco de infección, y la inmunidad celular, que nos protege de enfermarnos severamente.
“La parte que nos protege de la severidad se mantiene bastante bien, aunque ya no está en 95%, como antes, sino que ronda un 80%. La otra parte, los anticuerpos, se empieza a perder relativamente rápido. A los tres, cuatro meses ya ese nivel ha bajado significativamente, o sea, estamos un poco más desprotegidos. En esos casos lo ideal es, si no se ha puesto la tercera dosis, ponérsela porque nos ayuda a volver a llenar ese tanque hasta el tope y cuando vuelva a bajar, nos podemos poner esa cuarta dosis”.
Aclaró el virólogo que las vacunas que nos ponemos en el país son rseguras.
“Mucha gente tiene la idea de que son experimentales y definitivamente están equivocadas. Recordemos que las vacunas pasaron por un proceso muy completo de análisis de seguridad y de eficacia. Pasaron por todos los pasos por los que siempre pasan todas las vacunas y, además de eso, han sido estudiadas con un enfoque increíblemente fuerte por todos los científicos del planeta.
“Además ya tenemos la evidencia de más de 14 mil millones de dosis aplicadas alrededor del mundo, y con más de un año de tiempo ya pasado, para que podamos determinar completamente que son efectivas, seguras y que son de las mejores herramientas que tenemos para ganarle a este virus”.
Use la mascarilla
Una vez más el especialista recuerda mantener los protocolos higiénicos como el lavado de manos, la distancia y el uso de la mascarilla (sobre todo en espacios cerrados y sin ventilación).
“Es algo crítico el uso de la mascarilla. Al principio de la pandemia no entendíamos exactamente qué tan peligroso era estar en un espacio cerrado (junto a personas contagiadas). Se pensaba que tal vez la distancia, el aire libre, eran suficientes. Ahora sabemos que el virus se puede acumular en aerosoles, que es como decir el humo del cigarro que puede llenar un espacio.
“La mejor manera de evitar el contagio en espacios cerrados es abriendo las ventanas, las puertas, que fluya el aire y diluya el virus que pueda estar en ese espacio. Si no hay ventanas ni puertas, lo ideal es tener una buena mascarilla y más si no todos los reunidos en el espacio cerrado están usando mascarilla.
“Las mascarillas de tela no van a ser suficientes. Preferiblemente usar una KN95 o KF94, bien selladas alrededor de la cara”, dijo.
Hay que vacunarse y usar la mascarilla porque, de lo contrario, los casos van a aumentar en las próximas semanas.
“Cada fallecido es un ser querido de alguien, un ser amado con su historia, su vida, su trayectoria. Algunos de estos casos eran prevenibles. En Estados Unidos hace poco se cruzó la línea, ya hay más de un millón de fallecimientos y se calcula que en todo el mundo pueden haber más de 15 millones de fallecidos directa e indirectamente relacionados a la pandemia.
“Eso es un número increíble de personas con mucho dolor por haber perdido a alguien querido y no podemos permitir un cuento que nos diga ‘ya se acabó esto, relajémonos’. Yo sé que todos queremos llegar a ese punto, pero no hemos llegado y tenemos que salvar todas las vidas que podamos, así que sigamos firmes, usando las mascarillas en espacios cerrados.
“Si ya nos sentimos más cómodos estando con todo el mundo vacunado, al aire libre y queremos quitarnos la mascarilla, podemos empezar a hacer esos cambios poco a poco, conforme nuestro nivel de aceptación de riesgo vaya cambiando. Pero todavía creo que no es momento para quitarnos las mascarillas en espacios cerrados porque vamos a ver lamentables fallecimientos seguirse dando”.