El bar Limón, que estaba ubicado frente a la paradas de buses Rápidas Heredianas en barrio Amón, fue demolido hace 15 días para construir una torre de apartamentos.
El histórico lugar tenía más de 80 años de funcionar y era uno de las pocas cantinas de este tipo que quedaban en San José centro o sus alrededores.
Mario Zaldívar, escritor del libro “300 cantinas antiguas de Costa Rica”, comentó que en Chepe, todavía quedan bares que se niegan a morir.
En la lista destacan La Marinita que ahora se llama La Amistad y que está ubicado en la avenida 7, de la Alianza Francesa, 200 metros al oeste.
“Este es un lugar histórico, estaba cerca del bar Limón y se reunían muchas personas, primero fue una pulpería y luego se convirtió en bar”, aseguró.
Otro que también es un símbolo es El Ballestero, ubicado 200 metros al sur de las paradas de Los Caribeños.
“Es un lugar bonito, aún mantienen muchas cosas del pasado, todo eso a la gente le llama la atención porque se quedan con lo de antes”, afirmó.
El Faro y La Nueva Lira, son otro par de negocios, estos parecen hermanos, ya que lo único que los separa es una calle, ambos se encuentran en esquinas contrarias. Están situados diagonal a la terminal de buses de Lumaca.
Aunque no hay un año exacto de fundación, Zaldívar comentó que en los datos que recopiló, pudo confirmar que todos estos bares tienen entre 100 años y 115 de existir, todos siempre concentrados en la misma dirección.
“Por lo general son espacios pequeños, con pocas mesas y por lo general el público es de edad avanzada y escucha boleros. Antes había rocolas, ahora no, cuesta verlas en otros establecimientos”, detalló Zaldívar.
138 años de historia
El abuelo de todos los bares es el Gran Vicio que está en el Mercado Central de San José, sus puertas están abiertas desde 1880.
“El Gran Vicio es la más viejo de todos, está al costado norte del Mercado Central, la familia lo ha mantenido y está muy bonito”, añadió.
Otra de las cantinas representativas es La Bohemia, fundada en 1936, actualmente su propietario es don Giorgio (Jorge Motta), quien heredó el bar de su abuelo.
“Es un lugar donde llega gente joven, se han renovado muy bien y lo han arreglado”, aseguró el experto.
Zaldívar afirmó que lo ocurrido con el bar Limón es lamentable, aunque es consciente que si estos negocios no se renuevan, podrían correr la misma suerte.