Este domingo cientos de fieles llenaron el Santuario Nacional del Santo Cristo de Esquipulas para celebrar al Cristo Negro y agradecerle todos los milagros y favores que les ha concedido.
La fe de los devotos hizo parecer pequeña la iglesia del centro de Alajuelita, ya que algunas personas tuvieron que quedarse afuera porque el templo estaba a reventar.
Con una misa que se inició a las 10 a. m. y contó con la presencia del arzobispo de San José, José Rafael Quirós, los presentes festejaron la solemnidad.
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Uno de los asistentes a la misa fue el pequeño Julián Campos Nuñez, de siete años, quien hasta escribió un mensaje al Cristo Negro en una de las tarjetas que había en el templo para poner peticiones y agradecimientos a los pies del santo.
“Le agradecí por mi familia, porque los quiero mucho a todos y le pedí que me deje vivir muchos años a mí y que mi familia viva muchos años conmigo”, expresó el niño muy emocionado.
Carlos Núñez Salas y María Eugenia Alvarado, abuelos del pequeño, contaron que son vecinos de San Lorenzo de Flores, Heredia, y tenían como 10 años de no asistir a la fiesta del Santo Cristo de Esquipulas, pero la fe hacia Él sigue intacta.
Doña María Eugenia contó que ella estaba de cumpleaños este domingo y cuándo le preguntaron a dónde quería ir a celebrar, sin pensarlo contestó que al Santuario Nacional de Santo Cristo de Esquipulas.
“Hace muchos años vine con una pelota en el ojo derecho y el sacerdote me preguntó qué era lo que yo quería que el santo me concediera y le dije que me curara el ojo y vea”, relató la devota mientras se señalaba el ojo completamente sano.
Historias como la de ella son las que sostienen la fe del pueblo en el Cristo Negro.
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Lo libró de la muerte
Édgar Calvo Álvarez tiene también un gran testimonio sobre milagros que le ha concedido este santo.
Él es vecino de Pacayas de Alvarado, Cartago, y este domingo se alistó bien tempranito para llegar con su familia a los pies del Santo Cristo de Esquipulas, porque tiene mucho que agradecerle.
“Tengo una fe en el Santo Cristo de Esquipulas desde pequeño, porque mi papá me la inculcó. Él era muy devoto al santo y ahora yo también lo soy; me dejó eso de herencia y en honor a él vengo todos los años a esta misa tan bonita.
“Ya para mí es una tradición de muchos años venir aquí a agradecer tanto beneficio que recibimos de él y también a pedirle que me siga ayudando con mi salud”, contó.
Don Édgar sabe de primera mano el poder que tiene el Cristo Negro porque lo salvó de la muerte.
“En el 2018 tuve una crisis de salud muy fuerte; fui trasplantado de riñón y amputado del pie derecho. También me diagnosticaron un cáncer de piel y gracias al Santo Cristo de Esquipulas y a la Virgencita de Los Ángeles aquí estamos contando el cuento.
“Ahorita estoy bastante bien, controlando la diabetes y la presión alta, pero me siento muy bien”, aseguró.
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Cintas de bendición
Ana María Zúñiga vive en Hatillo y nunca se pierde la misa solemne del Santo Cristo de Esquipulas.
Casi siempre va acompañada de su familia, pero esta vez, como el día amaneció muy frío, prefirió no levantar temprano a sus nietos y se fue solita.
Ella dice que el santo le ha concedido muchísimos favores y por eso le tiene tanta fe.
“Este Negrito siempre ha sido muy bueno para ayudarnos y concedernos bendiciones, y todo lo que necesitamos.
“Le he encomendado a mis tres nieticos desde que estaban en la pancita de la mamá y nacieron muy sanos. Eithan, Helian y Mateo son niños fuertes gracias al Santo Cristo”, aseguró la fiel.
Como la misa solemne se llena tanto, más de una vez doña Ana María se ha tenido que quedar de pie, pero para ella eso es lo de menos, lo hace con gusto para poder vivir la experiencia de bendición, como ella dice.
Una de las costumbres de la vecina de Hatillo es comprar cintas rojas para bendecirlas y llevárselas para la casa. Siempre le pide a la Guardia de Honor que toque la imagen del Cristo Negro con las cintas para que queden benditas.
“Un pedacito de la cinta me la voy a dejar yo porque tengo mi salud quebrantada. Tengo una enfermedad en los huesos y esa es una de las intenciones que vine a poner a los pies al Santo Cristo de Esquipulas.
“Estas cintas son una representación, a uno solo lo sana el Señor, pero la cintas rojas nos recuerdan la misericordia de Dios. Yo siempre las reparto entre familiares y amigos que necesitan de la protección del Negrito”, relató.
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Un instrumento de fe
Rachell González es una joven alajueliteña de 13 años, quien este domingo tenía un cargo muy especial, era parte de la Guardia de Honor del Peregrino Santo Cristo de Esquipulas.
Ella, en compañía de otros jóvenes, se encargaban de recibir las cintas, rosarios, escapularios y demás objetos que con fe los fieles llevaban para pasar por la imagen del santo y que así quedarán benditos.
“Es la primera vez que hago esta función en la fiesta principal del Santo Cristo de Esquipulas. Para mí es una bendición, porque después de todas las cosas que hemos pasado en el país. Es una felicidad ser un instrumento de bendición para las personas que vienen con fe a pedirle algo a Dios y pasar las cosas que traen por el Peregrino.
“En el momento en que tocamos el santo con los objetos de las personas, oramos por ellas haciendo la oración del Cristo”, relató la joven, quien es parte del Movimiento Juvenil de Esquipulas.
Durante la homilía de la misa solemne, el arzobispo de San José, José Rafael Quirós, recordó que Dios escucha todas las oraciones de los creyentes, pero eso sí, debe haber un arrepentimiento genuino en los fieles que oran y piden un favor.
Él aseguró que el Señor está lleno de amor y misericordia y siempre está esperando que sus hijos regresen a Él y se alejen del pecado que los lleva a la perdición.
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También pidió reflexionar en la imagen del Cristo Negro crucificado, que fue maltratado y humillado; que padeció y fue tratado como un despojo humano, y todo por amor a su pueblo. Él dio su vida por el perdón de los pecados porque confía en que cada quien sabrá dejar atrás las ataduras del mundo para conseguir la salvación.
Luego de la eucaristía hubo una procesión con la imagen del Cristo Negro alrededor del parque central de Alajuelita, donde cientos de fieles acompañaron al crucificado y le pidieron favores especiales.
Durante la procesión se escuchaban las campañas del templo, bombetas y la música de una cimarrona que acompañó al santo durante el recorrido.