Si usted es de los que iba a las procesiones, recuerde que no se pueden celebrar por la pandemia. Sin embargo, cuatro sacerdotes que grabaron un disco para Semana Santa quisieron acompañarle durante estos días.
Hoy, durante todo el día La Teja le lleva el rollo que los hizo grabar 16 canciones. Ahorita en la mañana de Jueves Santo escucharemos un canto que recuerda cuando Jesús creó el sacerdocio.
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En los videos de hoy los padrecitos se refieren en sus cantos y reflexiones al nacimiento del ministerio sacerdotal, la institución de la Eucaristía, el momento en que Jesús le lava los pies a sus discípulos y al momento en que Pedro niega a Jesús en tres ocasiones antes de que cante el gallo.
“Hay momentos de oración y reflexión que nos ayudan a compartir con la gente esa experiencia del canto”, dijo el Padre Fabio Hidalgo.
“¡Ruah… Cantando Vida!”, es el nombre del grupo que integran los padres de diferentes zonas de San Carlos: Gerardo Alpízar Castro, párroco de San Roque; Greivin Chaverri Jenkins, cura de San Isidro de Peñas Blancas; Fabio Hidalgo Rojas, de la catedral de Ciudad Quesada y Adolfo Robles Garbanzo, párroco de Santo Domingo de Monterrey.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 13,1-15
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
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Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: “Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?”
Jesús le replicó: “Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde”.
Pedro le dijo: “No me lavarás los pies jamás”.
Jesús le contestó: “Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo”.
Simón Pedro le dijo: “Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza”.
Jesús le dijo: “Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos”.
Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.» Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:
“¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.”