Estamos en época de toros y hoy le vamos a contar la historia de dos muy especiales: los torazos de monta más grandes del país.
Los enormes animales jugaron en la corrida del martes en la noche en el redondel de Palmares, que fue transmitida por Teletica, y causaron asombro y mucha curiosidad entre propios y extraños.
El más grandote es el Quintana, un ejemplar de color blanco que casi que ni cabía en la manga cuando lo estaban acomodando para la monta. La última vez que lo pesaron (hace dos meses), la báscula marcó 980 kilos, pero su cuidador dice que perfectamente ya podría estar en más de la tonelada de peso porque come bastante.
El segundo lugar se lo lleva el Payaso, un animal lindísimo de tres colores: negro, blanco y café, que pesa 900 kilos, también es impresionante y muy elegante.
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Los dos hicieron a los montadores arrancados de sus lomos por la gran fuerza que tienen.
Lo curioso es que ambos gigantes viven en la finca Los Ángeles, en La Cruz de Guanacaste, cerca de la frontera con Nicaragua. El Payaso es de la ganadería Los Cruceños, pero lo cuidan en este lugar.
Efrén Ozegueda es el encargado de la finca y cuenta que estos dos animales viven como reyes, son los chineados del lugar y tienen un potrero exclusivo para cada uno, para que ningún otro animal les vaya a hacer daño.
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Bien ariscos
Siempre se ha dicho que los toros de monta son mansos cuando están en su hogar, pero con el Quintana y el Payaso esa teoría no aplica tanto porque son bien ariscos.
“A ellos no les gusta que se les acerque nadie, con el que más se llevan es con el trabajador que les da de comer, pero fuera de ahí no son muy amables, así que lo mejor es andarles de larguito para evitar un susto.
“Este tipo de toros se prueban desde pequeños para ver si sirven para la monta, se van cuidando y preparando para que cuando están grandes se luzcan, como es el caso de el Quintana y el Payaso”, dijo Efrén.
En ambos casos, los papás de estos toros también fueron de monta, por eso se les tenía fe de que ellos lo fueran.
El Quintana tiene cinco años y el Payaso siete, ya están maduros, pero todavía tienen mucha fuerza.
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Eso sí, para que estos torazos den un buen espectáculo tienen que chinearlos un montón. Efrén cuenta que cada uno se come seis kilos de concentrado al día, tres en la mañana y tres en la tarde, además, todo el día pasan pastando en la finca.
Cada 15 días les hacen un baño especial para quitarles las garrapatas y cuidarles la piel y además periódicamente les dan unos sueros especiales y vitaminas para que se mantanten bien pochotones y guapos.
Mucha acción
Este par de toros son tan cotizados que en la época seca, que es la temporada alta de las corridas, tienen montas aproximadamente cada 15 días, por lo que pasan bien ocupados.
“Es curioso porque ya ellos saben cuando van a ir a jugar y los llegan a recoger con el camión, hasta colaboran, se les nota la adrenalina y se ponen contentos porque es algo que les gusta.
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“Siempre, después de cada corrida, se les da unos desinflamatorios apenas llegan a la finca porque es común que se lleven algún golpe, ya sea en la manga a la hora de la monta o en carro a la hora del transporte. También se hidratan con los sueros para que se repongan lo más rápido posible”, manifestó Efrén.
El martes en la noche, después de la corrida, los toros emprendieron el regreso a casa, fue un viaje largo ya que llegaron a las 5 a.m. a La Cruz, pero ya están recuperándose y descansando de las buenas jugadas que hicieron.
Efrén dice que el precio de toros como estos es muy caprichoso, porque hay personas muy fiebres que podrían llegar a pagar hasta ¢25 millones por uno que les guste mucho. Ahorita estos animales no están en venta, pero él reconoce que si llegara una buena oferta él y sus socios podrían pensarlo.
El Quintana ya tiene hijos, están pequeños y aún no los han probado para ver si sirven para la monta, pero todos tienen la esperanza de que sí y que incluso puedan llegar a superar el tamaño de su papá para seguir haciendo historia.
6 kilos de concentrado se comen al día estos toros