(Videos) Camilo Rodríguez llora destrucción de templo en Copey de Dota

Al ser las 9:25 de la noche del pasado domingo 5 de noviembre, un chapulín tiró abajo el templo católico de La Trinidad de Copey de Dota (cerca del cerro de la Muerte) y el periodista Camilo Rodríguez no pudo hacer nada por evitarlo.

Hace ocho años se amarró a la iglesita y evitó que se cumpliera la orden de la asociación de desarrollo de la comunidad, también se amarró hace tres años y paró la demolición. Por tercera vez, el pasado sábado, se aferró al templo construido en 1960, pero no evitó que fuera derribado. Al parecer, todo se debe a problemas entre la iglesia católica y la escuela del lugar.

“Esa noche (la del domingo 5 de noviembre) no podía quedarme más rato. Pasé frente al templo casi todo el día. Cuando me fui, fusilaron el templo. Se lo echaron con un chapulín. Que se le pudran las llantas y las tripas”, fue lo primero que dijo Camilo.

Vecinos de la comunidad explicaron que la asociación de desarrollo quería demoler el templo, pero que el terreno le pertenece a Temporalidades de La Iglesia Católica. Junto al templo está la escuela, que usaba la iglesia como bodega.

El comunicador mostró copias del plano del terreno donde está la Iglesia, y afirma que la escuela corrió los linderos varios metros. También mostró evidencias de que pusieron un servicio sanitario donde estuvo el altar, lo que considera algo vergonzoso e irrespetuoso.

“No fue una muerte natural. Fue una muerte precipitada. Una muerte por sobredosis. La sobredosis fue de una estupidez colectiva. Por supuesto que me ataqué a llorar cuando vi al templo derribado. No lo vi caer. Fueron tan cobardes que esperaron que yo me fuera. La iglesia murió a solas, en medio de sus verdugos. Grabé un último video frente al templo, con el templo de pie, muerto de pie como un árbol, con la torre erguida. No lloré en el video para que no digan que es payasada mía”, cuenta el periodista, sobre lo que sintió al perder la batalla por lo que consideraba la última joya arquitectónica de su tipo en el país, después de que hubo al menos 50.

No se sabe claramente para qué botaron el templo, ni qué harán con el terreno que pertenece a la iglesia católica. Camilo ni quiere saber ya qué harán, porque la asociación de desarrollo le pasó por encima a él, al templo, a la arquitectura costarricense y al patrimonio arquitectónico nacional.

“Derribar al templo de La Trinidad de Copey, con maderas buenas, un templo que solo necesitaba pintura y cariño, botar un templo así fue, es y será una verdadera chanchada”, se lamentó con ira un Camilo inconsolable, quien luchó hasta el final con todo lo que podía por mantener la iglesita en pie.