Cuando era niña Karol Palacios le ayudaba a su abuelita, Carmen, a preparar tamales y desde hace 19 años vio en esa receta una buena oportunidad para ganarse una platita extra.
Hoy Karol es la dueña de la tamalera El buen sabor, en Pavas centro, y manifestó que en temporada alta prepara unas 250 piñas de tamales a la semana.
“Me considero una mujer pulseadora. Recuerdo que en el 2000, cuando empecé a buscar la forma de ganarme la vida vi que los tamales me darían la oportunidad de salir adelante y desde ahí me dedico a prepararlos”, manifestó.
Le pone bonito todo el año
Palacios expresó que prácticamente prepara tamales durante todo el año y solamente hace una pausa en febrero y abril.
“Comienzo a preparar tamales para Semana Santa, en esa época la gente me busca mucho para los tamales mudos (con frijol) y ya luego me siguen encargando los tamales habituales. La temporada alta inicia en octubre y finalizo el 23 de diciembre”, manifestó.
Esta paveña prepara los tamales en su casa y se acomoda para alistar pedidos entre sus tareas como estilista y como repostera.
“A veces ya estoy preparando tamales desde las 5 de la mañana o me ha pasado que termino mis tareas en el salón en la pura noche y a esa hora empiezo a alistar pedidos. Creo que el éxito de mi empresa es el cariño que pongo en cada preparación porque no solamente los hago para vender, sino que pongo mucho cariño en todo lo que hago”, indicó.
“Me pidieron con alcaparras”
Karol expresó que para ella, el éxito de un buen tamal depende de su masa.
“En un tamal lo más importante es la masa, que quede bien aliñada. De nada le sirve poner un buen pedazo de carne, si la masa no tiene buen sabor. Una buena masa debe tener su buena papa, no puede quedar ni muy aguada ni muy dura, debe tener sus condimentos y hay un toque secreto que le doy, para que no queden tan grasosos y tenga un excelente sabor”, comentó.
Esta tamalera señaló que lo más buscado son los tradicionales tamales con cerdo, acompañados de zanahoria, vainica, chile dulce y arroz. Aunque confesó que le han hecho unos pedidos que se salen de lo cotidiano.
“Tengo una clienta que a su hijo le gusta únicamente el tamal con la masa y la carne. Hay clientes vegetarianos, entonces esos tamales no llevan carne y en los últimos años han crecido los pedidos de la gente que me pide tamales con pollo. Además, hay clientes que han pedido que les ponga garbanzos, pasas y aceitunas”, indicó.
Para esta temporada Palacios recordó un pedido muy peculiar que le hicieron.
“Recientemente una persona me pidió que le agregara alcaparras (son como petit pois). Yo no sabía qué eran, entonces fui al supermercado, averigüé y le entregué al cliente lo que me había solicitado”, señaló.
A pesar del aumento de precios en algunos productos, esta pulseadora sigue vendiendo la piñita a ¢1.000, con tal de no afectar a sus clientes.
“Siempre busco los mejores ingredientes y a los precios más cómodos porque sé que así mantendré la clientela y soy consciente de que si aumento los precios, muchos no podrán pagar esa diferencia. Creo que además de mi buena cuchara, el mantener la piña a un precio cómodo me ha ayudado a salir adelante”, dijo.