Jean Claude Müller es suizo y aventurero. En los años noventa decidió recorrer América Latina en moto mientras exploraba una práctica poco conocida entonces: el parapente.
Al cruzar por Costa Rica lo flechó la ramonense Aracely Elizondo y se quedó en el país. Juntos fundaron hace más de una década Nemaclys, la primera escuela de parapente de Costa Rica, ubicada en Caldera, Puntarenas.
“Somos pintura viviente en el cielo de Caldera. Podemos decir que nosotros somos los ‘taxistas del aire’ que brindan felicidad a los turistas”, dice Jean Claude.
Esa frase la dice el europeo en el cuarto episodio de la serie audiovisual “Héroes turísticos”, del Instituto Costarricense de Turismo (ICT), que estrenó este miércoles 18 de agosto el capítulo que nos cuenta la historia de Müller y Elizondo. Puede verlo en las redes sociales y en el canal de Youtube del ICT.
Jean Claude se formó en Suiza, en la Escuela Profesional de Lausanne, como horticultor-paisajista; Aracely se graduó de la Universidad de Costa Rica en Sociología y Derecho. Aunque no se sienten héroes, dicen que es un honor y motivo de orgullo haber sido elegidos por el ICT para mostrar el lado humano del turismo.
Para ambos, sus héroes son los que han luchado por hacer cosas diferentes y de la manera correcta. Los que, especialmente en estos tiempos de pandemia y a punta de trabajo, dedicación y sacrificio, han entregado su vida y su tiempo para salvar la de los demás.
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Por el mundo
El interés de Jean Claude por conocer mundo lo llevó, como dijimos, a recorrer por tierra una parte del continente americano.
“Llegué a Estados Unidos en 1982 a trabajar en diseño e instalación de jardines y en 1983, con 22 años, realicé mi primer viaje a México.
“Mi pasión por viajar me obligaba a trabajar duro para costearme los viajes. Trabajaba una temporada, ahorraba y viajaba. Fue así como recorrí no sólo la mayor cantidad de estados de Estados Unidos sino también Canadá, los países de América Central y algunos del Caribe. Pude estirar los ahorros y tuve la suerte de visitar Australia, algunos países de Asia y la mayor parte de naciones europeas”, menciona.
Algunas de las motos en las que se movilizó fueron quedando en el camino: una en Guatemala, otra en Australia, una en Costa Rica y otra en Suiza.
Para finales de los años noventa, Jean Claude pensaba establecerse fuera de Estados Unidos y barajaba la opción de quedarse en Canadá. Sin embargo, en 1998 surgió la posibilidad de venira trabajar a Costa Rica en la construcción de un hotel y condominios propiedad de un suizo, él aceptó y se vino en 1999.
No le costó decidirse a quedarse porque dos meses después de su llegada conoció a quien sería su esposa. “Yo requería un abogado y me la recomendaron. Fui a su oficina y muy profesionalmente y en poco tiempo, tramitó mi residencia”, cuenta sobre Aracelly.
Menciona que, pese a que ambos estaban “entrados en añitos” y sin muchas intenciones de casarse, un giro del destino les cambió el esquema. Tuvieron muy claro lo que querían y luego de tres años de noviazgo, en marzo de 2002 se casaron.
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Nace un proyecto
Jean Claude es originario de Jura, zona suizo-francesa, y mientras estuvo en Estados Unidos practicó paracaidismo. Un día, en una conversación con compañeros, se preguntaron sobre el parapentismo.
Después de investigar decidió hacer el curso y a algunos de sus viajes llevó el equipo para volar; en Costa Rica lo hizo.
Ya mientras trabajaba aquí, en su tiempo de descanso disfrutaba la actividad. “Una vez establecido en el país y aprovechando que el deporte me apasionaba y que aún era incipiente, pensé convertirlo en negocio y tuve la suerte de poder desarrollarlo como Nemaclys: la primera escuela de parapente de Costa Rica”, recordó.
El nombre, original y enigmático, nace de la costumbre de Jean Claude de invertir las palabras y del nombre de una flor, la ciclamen (también se escribe syclamen) que invierte los pétalos al abrirse.
A Aracelly y Jean Claude les tocó ser los pioneros en ese campo y debieron ir convenciendo a las autoridades ticas hasta lograr que la regularan.
Nemclays cuenta con patente municipal, permiso de funcionamiento del ministerio de Salud, póliza de responsabilidad civil del INS, inscripción en la administración tributaria y declaratoria turística del ICT.
Cuenta Jean Claude que estar en el aire le transmite paz, libertad y la impresión de estar en otra dimensión. O, como dice su esposa, “la sensación de mecerse en el regazo de Dios”.
Además de la pareja, en la empresa trabaja un piloto.
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Entre las múltiples anécdotas vividas con su clientela, el suizo menciona que las más bonitas son cuando ofrecen el vuelo a gente que no imaginba que lo haría, como un señor centenario y una mujer de 93, personas con capacidades especiales, parapléjicos, cuadripléjicos, niños en riesgo social y hasta a una monja con todo y el hábito.
La serie es una producción del ICT con el apoyo de Sebastián Castro Sasso y Christine Reine, dirigida por Andrés Bronnimann, de Wondermore en conjunto con el ICT. Este mismo equipo estrenó en mayo anterior la primera serie tica proyectada en IMAX ,”Una Mirada Hacia Adentro”.