José Adrián Vargas sintió que “volvió a vivir” el 28 de noviembre anterior.
A este vecino de Calle Blancos, en Goicoechea, le colocaron ese día un aparato que le ayuda al ventrículo izquierdo del corazón a transportar la sangre por la arteria aorta, la más importante del cuerpo humano.
De esta manera, Vargas se convirtió en la primera persona en contar con este tipo de dispositivo en el país.
Este procedimiento se lo realizaron en el hospital Calderón Guardia y el paciente se recupera satisfactoriamente.
"Doy gracias a Dios y al equipo del hospital, porque esto ha sido duro. Estoy volviendo a vivir, todos los días es algo nuevo, de no ser por el aparato quién sabe hace cuánto me hubieran cafeteado, cuántas misas me hubieran pagado. Esta será una Navidad diferente, es como pegarse el gordo, no hay plata ni nada que valga el volver a vivir la vida”, manifestó Vargas, quien continúa hospitalizado.
El paciente explicó que padecía una insuficiencia cardíaca y el 30 de diciembre del año pasado fue por primera vez al hospital.
“Vine a Emergencias porque tuve un mal de estómago y me faltaba el aire. Me dijeron que me estaba muriendo, que lo que me funcionaba del corazón era un 10 por ciento y antes de eso yo caminaba como si nada, hacía mis cosas como si nada y no sabía de la enfermedad”, dijo.
Aparato eléctrico
Jorge Arturo Ramírez, de la Unidad de Cuidados Intensivos del centro médico, explicó que este tipo de aparato le permitirá al paciente llevar una vida normal, mientras espera un donador de corazón.
“El tratamiento que llevaba el paciente era insuficiente y ya estaba ocasionando daños a otros órganos, como el hígado y los riñones. Vimos que era un buen candidato para colocarle el aparato y comenzamos las gestiones para traerlo al país. Esta prótesis tuvo un costo de $189 mil (unos ¢108 millones) y en su colocación tardamos unas 8 horas”, expresó.
El doctor explicó que en la punta del ventrículo izquierdo se coloca una especie de licuadora que bombea la sangre y se le incorpora una prótesis a la arteria aorta, para que se continúe con el flujo normal del líquido vital.
“La prótesis lleva un cable que tiene el paciente por dentro, que se conecta a un controlador en el abdomen. Este indica el nivel de batería del dispositivo y tiene dos cables que salen del cuerpo para conectarle dos baterías que el paciente deberá llevar siempre, a cada uno de los costados de la cintura”, añadió.
Ramírez señaló que para que el dispositivo funcione adecuadamente, la familia de José Adrián deberá capacitarse. Además, el aparato debe permanecer cargado en todo momento.
“El paciente sabe que no puede sumergirse en piscinas, siempre deberá llevar un par de baterías puestas y cargar dos más de repuesto. Las prótesis tienen una vida útil de 30 años”, indicó.
Asdrúbal Alfaro, coordinador del servicio de Cirugía Cardíaca, comentó que la insuficiencia cardíaca es un padecimiento que tiene muchas causas.
“En el caso de José Adrián no se pudo determinar la causa de su enfermedad, pudo ser una infección viral y con la infección las paredes del corazón se empiezan a dilatar. Realmente no se pudo establecer la causa, la mortalidad por esta enfermedad es muy alta”, comentó.