Isabella Porras tiene solo 11 años, pero un corazón tan grande que sueña con ser doctora pediátrica para ayudar las personas más necesitadas.
Desde el martes pasado se roba las miradas de propios y extraños en el barrio Quesada Durán, en San José y donde quiera que va porque participó en el programa ¿Quién quiere ser millonario? y se ganó ¢7.500.000.
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“Voy a tener que andar un lapicero en el bolso por si me piden autógrafos”, dijo llena de orgullo la pequeña, quien no se cambia por nadie por todo lo que está viviendo.
Ella contó a La Teja que este Día del Niño lo vivirá de una forma especial, porque la experiencia de salir en televisión la tiene aún llena de emoción.
“Me siento orgullosa de mí misma, feliz. Pude conocer a don Ignacio (Santos) y eso me emocionó mucho, también el ver ese montón de cámaras apuntándome..:”
“Me han pedido fotos porque me ven en la calle y me reconocen... Hoy me topé a un señor en la calle y se me quedó viendo y escuché cuando le dijo a la esposa: ‘vea, ella es’”, narró la niña.
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Golpe durísimo
La mamá de la pequeña, Joselyn Villalobos, está también feliz por todo lo que está viviendo su chiquita, sobre todo porque en los últimos meses han pasado momentos de muchas lágrimas y dolor.
Este viernes se cumplen siete meses de la muerte de Dariela, la hija mayor de Joselyn. Tenía solo 16 años cuando un accidente de tránsito le arrebató la vida.
La jovencita soñaba con estudiar laboratorio clínico y dejó en su mamá y su hermana muchos recuerdos llenos de amor.
“Recordamos a Dariela en cada cosa que hacemos. También tenemos ropita de ella que Bella (Isabella) usa; además cuidamos a Goliat, el gatito que era de mi hija mayor, lo hacemos con todo el amor del mundo”, contó.
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Pese a la pérdida, estas dos valientes siguen enfrentando el mundo con gallardía y se aferran a Dios para aprender a vivir sin la joven.
“Quisiera decir que el dolor pasa y mañana será más fácil, pero no es así... El dolor y el vacío nos acompañarán hasta nuestro último aliento, pero sí podemos intentar hacerlo más llevadero, por nuestro bien como madres y por las personas que están a nuestro alrededor y que desean vernos felices”.
“Nunca una madre debería sepultar a un hijo ni acostumbrarse a su ausencia, lamentablemente la vida no entiende eso y en fatalidad estas cosas pasan. Con la ayuda de Dios y el amor de los nuestros seguimos adelante, siendo madres mutiladas pero aprendiendo otra forma de amar”.
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Amor que sana
El amor que hay entre Isabella y Joselyn se ha convertido en el motor que las impulsa para continuar con sus vidas.
Bella, como su mamá le dice de cariño, es una niña muy dulce, llena de amor y lindos sentimientos que llenan de luz la vida de Joselyn.
Es una niña plena, estudiosa y disciplinada. Sus materias favoritas son Educación Física, Matemáticas, Artes Plásticas y Ciencias, además practica ballet; también le gusta dibujar y leer.
Su comida favorita son los tamales, por eso le encanta la Navidad. Además, está en la moda del Tik ok por lo que cada vez que puede su mamá le ayuda a subir videos a esa plataforma.
La pequeña sabe bien que en la vida hay que luchar y hacer sacrificios, pero también es consciente de que las metas se pueden lograr, por eso envía un mensaje a los demás niños.
“Quiero decirles a todos que sigan sus sueños, que si alguien les dice que nunca van a lograr nada, lo mejor es que lo ignoren y sigan adelante luchando por conseguir lo que quieren”, comentó la chiquita.