El 19 de octubre del año pasado le cambió por completo la vida a Marjorie Obregón.
Esta madre de 52 años viajaba en moto junto a su esposo Félix Centeno, cuando un bus los tocó por detrás y ella cayó, lo que provocó que el bus la arrastrara.
Producto de este terrible accidente, ocurrido en el centro de Desamparados, ella perdió la pierna derecha.
Aunado al gran golpe emocional que significó ese hecho para la familia, estuvo el golpe económico que les sigue afectando, ya que Marjorie era el principal sostén de la casa, con su salario de miscelánea de ¢125 mil quincenales.
Su esposo, Félix, de 48 años, es ebanista, pero no tiene trabajo fijo, solo ocasional. Esto provoca que ellos pasen muchas necesidades junto con sus tres hijos, Sharon, de 24 años; Shannen, de 15 y Brandon, de 13.
Producto del accidente no han recibido ninguna compensación económica mas que los tratamientos del INS, ellos aseguran que todo está en términos de medida cautelar.
A la fecha, doña Marjorie continúa en terapias tanto físicas como sicológicas y su mano derecha es su hija mayor, quien la cuida, la ayuda a bañarse y la acompaña a las citas médicas en una silla de ruedas prestada.
Doña Marjorie sueña con aprender a peluquear perritos, lo que llaman grooming. Ella tiene tres peluditos: Bruno, Snow y Kapchi, con los cuales ha practicado y dice que le ha ido muy bien.
Su hija Sharon aspira concluir el bachillerato, y sus otros hijos Shannen y Brandon, concluir el cole y la escuela, respectivamente. La que ve la cosa más cuesta arriba es Shannen, porque su colegio se ubica en el centro de Desamparados y ellos viven en San Miguel, lo que significa unos mil colones en pasajes por día, algo que para esta familia es mucha plata y a veces no los tienen.
Final feliz
Cualquiera diría que la historia de doña Marjorie es imposible que tenga un final feliz, pero es aquí donde entra en acción Tiendas Monge, un ángel que llegó a pintar sonrisas y a hacerlos celebrar de una manera muy diferente este Día de la Madre.
Monge escogió el caso de doña Marjorie, junto con La Teja, para meterle un empujonzote y este martes llegamos con un camión cargado de electrodomésticos a su casa.
Ni doña Marjorie, ni su familia sabían que la sorpresa que les llegaría de manos del gerente Carlos Fernández.
Don Carlos y su equipo arribaron con una silla de ruedas nueva, una silla especial para que bañarse no le cueste tanto y muchos electrodomésticos que harán que la vida de esta empunchada familia sea mucho más llevadera.
Monge les dio cocina nueva, ya que la que tenían solo le servía un disco; les dio lavadora, pues no les servía; un cama, cuatro colchones, una olla arrocera y un coffee maker.
“Esperamos que todo esto sea de mucha bendición para su familia, para que los ayude a pasar este momento amargo”, aseguró Fernández.
Pero eso no es todo, a Shanen también le dieron una beca de Fundación Monge, con la que podrá seguir en el cole, y además costear pasajes, alimentación y hasta víveres para la casa gracias a un canje que tienen con un supermercado.
Fernández indicó que si Shanen mantiene buenas notas, la beca permanecerá hasta que se gradúe.
Dona Marjorie derramaba lágrimas de felicidad.
Shanen no cabía de la contentera con la beca, que a su criterio le allana el camino para ser una gran estilista. Brandon le hacía la segunda porque ya no tendrá que dormir en una espuma.
“Todo lo que han traído de mucho le servirá a mi hija, ella lo necesitaba, que Dios los bendiga y que sigan con este proyecto porque hay muchas personas necesitadas”, indicó Yolanda Chavarría, la abuelita de la casa.
Todas estas ayudas se dan gracias a que un porcentaje de las ventas de Monge se destinan a quien más lo necesite.