Roland Chaves Ocampo vive orgulloso de Jitano (con jota lo escribe su dueño), el torazo de monta que tiene, ya que no cualquier montador dura en su lomo. En los dos años que tiene de estar en Costa Rica se ha hecho fama porque no aguanta nada en el redondel.
Sin embargo, cuando el animal de 600 kilos está en su hogar, en San Miguel de Barranca, en Puntarenas, la cosa es muy distinta, se comporta como un perrito manso y hasta se pasea por dentro de la casa de su dueño.
El toro se ha ganado la confianza de la familia y por eso hasta dejan que llegue a comer a la cocina.
Jitano es la última adquisición de Roland, alias “Totolicha”, quien lo trajo de Panamá y en nuestro país ya lleva 20 montas.
El dueño del animalote tiene un hijo de un añito, quien se llama Roland Jesús y adora a su “mascota”, le pasa haciendo cariño y se ha convertido en su compañero inseparable.
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Una gran compra
Totolicha dice que él y su papá andaban buscando un buen toro de monta y el destino los llevó hacia Jitano.
“A mi papá le mostraron unos videos de este toro, que era de Panamá, la verdad nos gustó mucho como juega, ya que cuando sale de la manga brinca fuerte y muy pocos montadores logran quedarse en él, logramos comprarlo y traerlo a nuestra finca y la verdad que fue una excelente compra”, comentó Roland.
Tres valientes
En las 20 jugadas que ha tenido Jitano en Costa Rica, solo tres veces el montador logró quedarse sobre su lomo. El animal tiene 5 años de edad y la bravura que muestra al salir en cada jugada hace que lo respeten mucho.
Totolicha es todo un domador de toros, por sus manos pasaron algunos buenos animales como el Dólar, el Cahoba, el Euro y Juguete, pero a Jitano le vio algo diferente, una nobleza única que lo hizo ganarse su confianza, al punto de recibirlo como a un miembro más de la familia.
“Siempre me han gustado mucho los toros, mi papá estuvo metido en ese mundo taurino desde que yo era muy niño y yo lo acompañaba, eso me marcó y ahora llevo esa misma pasión.
“He tenido varios toros, pero a este Jitano le puse el ojo y, pese a que él venía un poco manso, yo le seguí dando esa confianza para que así sintiera que era querido. Después un año de tenerlo le he tomado más cariño”, contó.
Roland es bien precavido y por eso cuando mete el torazo a la casa, lo hace con bozal, ya que no quiere que pase algún accidente; sin embargo, hasta el momento se ha comportado a la altura y nunca se ha puesto a jugar de vivo.
Las fiestas y montaderas de toros siguen frenadas por la pandemia, por lo que Roland espera que las habiliten pronto para así poder sacarle buenas jugadas a Jitano y hacer que su nombre suene hasta en Zapote.
“Uno como ganadero espera que cada jugada del toro sea todo un éxito, que el montador caiga, que la jugada se vea buena en brincos. Estamos esperando que las fiestas se reanuden para así poder llevarlo a todo lado para que se haga popular”, dijo.
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Mucho cariño
El experto taurino Jorge Arturo González, más conocido como Cañero, dice que ha conocido varios casos como el del Jitano y todos tienen algo en común: reciben mucho cariño.
“El manejo, el trato que se le da a cualquier animal, va a determinar su comportamiento. Todo ser vivo necesita cariño y responde a eso, las caricias los cautivan y los hacen ser nobles”, expresó.
“Recuerdo algunos casos especiales en los que el trato de los dueños convirtió toros de monta en mascotas amorosas. Me acuerdo del Mariachi, un toro de Los Chiles, de don Edwin Leitón, que desayuna en la casa con la familia, comía de la mesa prácticamente; lo bañaban, lo cepillaban y hasta el hacían colochos.
“Otro caso similar es el Gitano, de Gerardo ‘Ñeco’ Mora, en Puntarenas, a ese toro el dueño lo llevaba a la plaza amarrado con un mecate, hacía la jugada, botaba al montador y de inmediato se quedaba quedito. Ñeco lo llamaba y se regresaba amarrado del mismo mecate, era muy noble”, recordó.
Cañero dice que por más bravo que parezca un todo en el redondel, el trato que le den en la finca será la que determine cómo se comportará.
5 años tiene el toro