Mantener vivo un enorme palo de poró extranjero se convirtió en un bonito reto para la empresa Unimer y un grupo de arquitectos.
La compañía –que tiene la sede en barrio Dent, en San Pedro de Montes de Oca– iba a construir un parqueo para las visitas y dio la casualidad de que en ese espacio estaba el frondoso árbol, que mide unos 18 metros de alto y tiene cerca de 40 años.
Lo más fácil era arrancarlo, pero los empleados y las altas gerencias no creyeron que eso fuera lo mejor. Entre tanta construcción el árbol los relajaba y llenaba el lugar de vida.
En los primeros meses del verano, enero y febrero, el poró extranjero se llena de flores naranja y es un espectáculo verlo. El resto del año es de un verde refrescante y da una sombra muy rica.
Germán Paniagua, vicepresidente ejecutivo de Unimer, nos cuenta que la recomendación fue siempre quitar el árbol, pero ellos lucharon para no sentenciarlo a muerte.
“Cuando iniciábamos los planos constructivos del parqueo le dije al arquitecto que hiciera cualquier diseño pero que debía mantener el árbol intacto, entonces me mencionaron que dejarlo era perder dos o tres espacios de parqueo”, comentó.
En Unimer creyeron que valía la pena.
Pese a que las recomendaciones de cortarlo se mantenían, dice Paniagua que ellos seguían firmes –como el árbol– en que debían salvarlo. Estaban en eso cuando apareció otro problema.
“Las autoridades nos advirtieron que debíamos garantizar la seguridad de las personas y de los vehículos dentro del parqueo y que el árbol era un peligro. Recuerdo que conversaba con presidencia (de Unimer) y me decía que era una lástima perderlo, que hablara con el arquitecto para ver de qué forma podíamos garantizar la seguridad de las personas, pero que salváramos el árbol”, añadió.
Hasta 150 años |
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El árbol “Erythrina poeppigina” o conocido como poró es originario de este continente y se concentra mayormente en países de Centroamérica y Suramérica. Su vida es de entre 100 años y 150. |
Después de varios días de darle vuelta al asunto se optó primero por construirle una especie de maceta alrededor y luego levantar un techo para que las ramas no cayeran sobre los carros o la gente.
“La maceta y los techos significaron más gastos, pero el sentimiento de salvar un árbol hermoso, que nos alegra cada día, nos da aire puro y nos refresca la vista es de un valor incalculable”, explica Paniagua.
Energía para trabajar
Paniagua no quiso sonar rajón, pero nos comentó que la vista hacia el enorme poró ha provocado que los compañeros, en broma, se peleen para tener una oficina desde la cual puedan verlo.
“Al finalizar la construcción las personas se acercaban a ver cómo quedó el árbol, la construcción en general no importaba. Creo que todos mis compañeros llevaban un pedacito de árbol en su corazón. Hoy esos espacios (para carros) están decorados por ese árbol, que da energías para seguir trabajando”, dice.
“Antes de finalizar la construcción contratamos a una diseñadora para que nos elaborara el logo y nos diera ideas del nombre del parqueo. Finalmente el logo incorporó el árbol y el nombre propuesto fue ‘el Poró’”, dijo.
Lleno de vida
Luis Sheik, bautizado por La Teja como el “doctor Árbol”, nos cuenta que el poró es un árbol que además de embellecer cualquier espacio, ofrece muchos beneficios.
“Es muy agradecido con la naturaleza porque anida especies de aves como el pecho amarillo, el cacique, el comemaíz y la viuda, además de otros animales como ardillas”, detalló.
El experto agregó que otra de las ventajas es que da una enorme sombra que puede disminuir la sensación térmica hasta en dos grados.
Según Sheik esta especie pega en casi toda Costa Rica, a excepción de lugares fríos como cerros o cerca de volcanes.
“En San José hay muchos, hace varias décadas estaban en cafetales y eso ayudaba a que las matas de café produjeran más porque a través de las raíces del poró se filtra nitrógeno y eso aporta nutrientes”, relató.
El poró puede medir hasta 30 metros de altura y, según Sheik, puede vivir 150 años. Es además uno los árboles que más dióxido de carbono transforma en oxígeno, es decir, purifica el aire.