Ver a Loterito es soñar con millones de colones entrando en la cuenta del banco.
Este personaje es el símbolo de la lotería, de los premios y, por supuesto, del gordo navideño. Por eso La Teja buscó a la persona que le da vida a la mascota más redondita y querida de la Junta de Protección Social.
Hablamos de Daniel González, a quien nos topamos corriendo de allá para acá en sus labores diarias. Él trabaja en servicios administrativos de la Junta y es como “soyla”, pues se desempeña como chofer, tiene conocimientos en mecánica de precisión, automotriz y metrología (calibración de equipos) y como si fuera poco, también es Loterito.
Daniel lleva tres años trabajando para la Junta y hace dos le ofrecieron ser el personaje. Durante este tiempo se ha metido más de 50 veces en el traje, que es sintético e impermeable.
No hubo requisitos para hacerlo y con sus 100 kilos de peso y 1,80 metros de estatura, entró apenas.
–¿Desde hace cuánto tiempo es Loterito?
Desde hace dos años. Un día salí con la gente de Mercadeo y no tenían en ese momento quién se pusiera el traje. Me ofrecí y me dijeron que sí, que lo usara y desde esa vez empecé a a andar con ellos en las giras y eventos.
–¿Y por qué se ofreció?
Porque me gusta, nunca antes lo había hecho, solo pensé "qué bonito ser Loterito", y como me tomaron en cuenta seguí saliendo.
–¿Cómo fue la primera vez?
Me asusté bastante, era algo fuera de mi rutina, una experiencia nueva que me gustó. El traje es bastante caliente, tiene un ventilador adentro que se activa con una bateria. El aire no falta, pero cuando hay eventos al aire libre y pega mucho el sol el traje solo se puede poner de 15 a 20 minutos y luego se debe descansar. Cuando es un lugar con aire acondicionado, como el auditorio de la Junta, ahí sí duro una o dos horas con el traje puesto.
–¿Cuáles pachos le han pasado?
En la competencia de mascotas del Museo de los Niños, el último día de vacaciones de este año. Yo me imaginé que era andar caminando en el Museo saludando a los chiquitos, pero eran competencias, como jugar fútbol y hacer un rally. En el juego de fútbol agarraron a Loterito bebé de bola y lo patearon. Y a mí en el rally me tocó competir con la galleta de Pozuelo y yo no ví un perling y caí acostado, me lesioné y me tuvieron que incapacitar una semana.
–¿Qué le dice la gente cuando se le acerca?
Me preguntan qué número va a salir, yo me quedo callado porque Loterito no habla. También me tocan las manos y como el personaje tiene algunos números pintados oigo cuando dicen, “uy vea, aquí está equis número” y se van contentos con el agüizote.
–¿Y le pagan por hacerlo?
No, es por puro amor. Lo hago dentro de mi horario.
–¿Y usted qué números juega?
Yo juego poquito, unos pedacitos, juego 44, mi edad, y 75, que es el año de mi nacimiento. En cada lugar que voy de gira me compro dos o tres pedacitos.
–¿Y ha pegado alguna vez?
Premios grandes no. Lo más que me he pegado son ¢65 mil en terminaciones de chances y lotería.