Esta arquitecta de 37 años, madre de Gabriel, un pequeño de cuatro años y ocho meses, podría convertirse este domingo en la primera dama de Costa Rica.
Por eso nos sentamos a conversar con ella y conocer cómo es la esposa de Carlos Alvarado. Se define como amigable y ejecutiva (le gusta que las cosas se hagan), buena trabajando en equipo y no le gusta que la digan "doña"; Claudia a secas.
Su pasión es el diseño, aunque ya lo practica menos que antes. Tiene 14 años de trabajar en este campo y asegura que no se arrepiente de la profesión que eligió luego de una feria vocacional en el cole.
Desde niña dividió su vida entre México, de donde es originaria su mamá, y Costa Rica. Hizo el kínder en suelo mexicano y los primeros cinco años de primaria en la escuela Abraham Lincoln, de Alajuelita centro, de donde la pasaron al Colegio La Salle, en el que estuvo hasta noveno y se graduó del Saint Francis.
Su gusto por el deporte no la dejó ser una alumna destacada en la escuela y el colegio, pero todo cambió en la U, cuando le empezó a ir muy bien porque realmente le gustaba lo que aprendía.
En los años de la adolescencia le apasionaban el dibujo, la pintura y los idiomas y estaba en eso, ya en el Saint Francis, cuando conoció a quien sería su esposo. Lo vio por primera vez mientras viajaban juntos en la buseta que los recogía y a estas alturas el hombre del que se enamoró podría ser uno de los presidentes más jóvenes del país.
Hermana mayor
Ella es la mayor de las hijas de doña María Claudia Camargo y Carlos Dobles. Llegó a pensar que sería la única, pues su hermana María Fernanda nació cuando Claudia estaba por cumplir 14 años. También tiene otras dos medias hermanas con las que no es tan cercana.
Dobles piensa que una de las mejores enseñanzas que le pueden dar al pequeño Gabriel es la importancia del trabajo duro y la honradez, llaves con las que podrá salir adelante cuando sea grande.
En el campo del fútbol se declara liguista por ser la provincia que la vio nacer, pero de la que es realmente apasionada es de la Sele.
"Con la Tricolor me emociono, sufro y siento la adrenalina fluir dentro de mí", revela.
Ahora, el más apasionado de la familia Alvarado Dobles es Gabriel que, pese a su cortísima edad, vive intensamente los partidos y hasta le asegura a su madre cuando él piensa que una falta dentro del área es penal. Lo único "malo" es que le salió saprissista por influencia de la abuela paterna.
Una madre moderna
Dice que lo más duro de la campaña electoral ha sido la cantidad de horas separada de su hijo.
"A brincos y a saltos nos acomodamos, a veces lo llevamos a giras, pero como está tan pequeñito hay eventos a los que no se puede", detalla.
Lo bueno es que ha encontrado apoyo en su madre y en su suegra, Adelia Quesada, en este proceso y ellas han sido quienes han asumido el cuido de Gabriel durante su ausencia.
Por eso agradece el apoyo de sus "redes de cuido" (como las llama) y reconoce la importancia de que todas las mujeres cuenten con una para sacar adelante a sus hijos.
Los valores familiares que prevalecen en su hogar son varios, pero destaca el amor y el respeto. Este último lo definió como el motor de la sociedad.
"Si un niño no ve el respeto en su casa difícilmente respetará a sus compañeros, a la familia o a sus maestros", comenta.
En cuanto a las similitudes con su esposo asegura que ambos son muy diferentes, pero complementarios.
"Carlos es más ecuánime, yo soy un poco más pragmática. Los dos somos muy inteligentes, pero él tiene la (inteligencia) emocional más desarrollada, aunque ambos somos desordenados en cosas de la casa", asegura.
Las mujeres cambiamos
En cuanto al papel que desempeñaría si llegara a ser primera dama, asegura que sería más acorde con sus capacidades y no tanto con el rol social que se les ha dado a las primeras damas.
Durante los últimos tres meses, cuando la campaña electoral se puso más intensa, han sido muchos los memes que han circulado en las redes sociales y más de uno, dice, le ha sacado risas.
Eso sí, no comparte los ataques que han querido hacer ver que Carlos y ella son ateos o que no creen en la familia.