Carlos “Mono” Cruz es un domador de las alturas, un salvador de animalitos que con su buen trabajo le puso fin a una tragedia que estaba ocurriendo en playa Negra de Cahuita.
En ese sitio se estaban electrocutando monitos que intentaban pasar de un árbol a otro o cruzar la calle y recurrían a los cables de la luz.
Pero hace tres meses eso cambió. Buscado y contratado por vecinos preocupados, Carlos instaló un “puente” de aproximadamente 10 metros de largo para que los animales crucen sin riesgos. Para lograr su objetivo, Carlos tuvo que trepar hasta aproximadamente ocho metros y trabajar, dele que dele, durante seis horas.
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Mucha gente conoce a Carlos más por Mono que por su nombre de pila, tiene 58 años y es podador de árboles. Por eso fue que lo llamaron, porque conocen que se las sabe todas subiendo y bajando de los palos, algo que dio origen al apodo.
Según cuenta, antes de que se instalara el paso morían al mes al menos dos monos congos (también se iban en la tira martillas) y más de diez quedaban muy mal debido a los reventones de la corriente.
“Me ha tocado ver a monos muertos en ese lugar y a otros que terminan heridos. Los que quedan vivos sufren mucho por las quemaduras, seguro algunos (de los heridos) se mueren porque quedan muy mal”, comentó.
Carlos es de la zona y no dudó en apuntarse apenas se lo pidieron. Él utiliza una técnica de circo para podar árboles y fue la misma que usó para poner en su lugar los mecates que hacen de puente animalístico.
Posted by Jay Heberle on Friday, February 14, 2020
“Lo que hago es que me subo al árbol, desde ahí tiro una cuerda hasta otro árbol, eso lo hago para no bajarme porque subir a un árbol es muy cansado, entonces me queda más fácil pasar sentado o acostado por la cuerda que estarme bajando y trepando para podarlos”, detalló.
Lo que Carlos hizo para ayudar a los monitos del Caribe no lo hace cualquiera pues, como él mismo dijo, su trabajo es bastante peligroso.
“El riesgo que corrían los monos también lo corrí porque me pude haber electrocutado y caer desde una altura de siete u ocho metros. Me hubiera matado, pero tengo mucha experiencia y trabajo con equipo que aumenta la seguridad. Las cuerdas con las que me paso de un árbol a otro aguantan un peso de quinientos kilos y utilizo ganchos que me sostienen si me caigo de las cuerdas”, comentó.
El hombre sabe lo que hace.
Más consciencia
Jey Heberle es un estadounidense que vive en Cahuita desde hace un año y medio.
Él tuvo la idea de llamar a Carlos “Mono” para que hiciera el trabajo del que hablamos. Según cuenta, vivir en el Caribe lo ha llenado de vida, sin embargo, considera que algunos habitantes no tienen consciencia del daño que les hacen a los animales cuando cortan árboles.
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“Dejan sin casa y sin paso a los monos, es algo muy triste porque es el ser humano el que está invadiendo su espacio”, mencionó Jey.
Según cuenta, la idea del paso “peatonal” para animales ha dado frutos, pues ya no hay reporte de electrocutados.
Heberle dice estar feliz pues este puente ha sido muy usado, especialmente por las mamás aulladoras que llevan a sus hijos en la espalda.
Posted by Jay Heberle on Friday, February 14, 2020
Cameron Guthrie es un estadounidense que también vive en Cahuita y es quien a través de la página en Facebook Visit Cahuita dio a conocer el trabajo de Carlos y de los vecinos.
“Esto (electrocutarse) no lo sufren solo los monos, también los mapaches, los perezosos y las martillas, por eso es que estamos muy felices de que la comunidad se haya unido para ayudar a estos animales. Lo que queremos es que ahora más gente se nos una para colocar más puentes que ayuden a estos animales a moverse”, expresó.
El ICE también los salva
Víctor Castro, de la Unidad de Negocio de distribución y comercialización de electricidad del ICE, comentó que, en la misma sintonía que los cahuiteños, el instituto ha colocado 253 pasos de este tipo en todo el país.
“No solo sirven para monos, también para otros animales como perezosos, ardillas, zorros y martillas, entre otros, que se movilizan por estos puentes”, comentó Castro.
De acuerdo con el funcionario, los cables que coloca el ICE son verdes y azules y pueden soportar hasta 500 kilos de peso.
“El problema que tenemos es que mucha gente se los está robando y son estas personas las que están matando a estos animales”, dijo.
La mayoría de estos mecates están instalados en zonas boscosas de Quepos, Nosara, el Caribe Sur y la Zona Sur.