A sus 71 años, Flor Vargas celebró a lo grande el Día Internacional de las Personas Adultas Mayores.
Esta vecina de Coronado vivió por 26 años en un ranchito de latas y madera que prácticamente se estaba cayendo, pero este martes recibió un regalote que le cambió la vida: una casa nueva, de paquete y ¡amueblada!
Doña Flor vivía en el ranchito con su hijo Fabio Vargas, de 41 años, quien padece de cáncer y actualmente está desempleado. Ambos sobrevivían a duras penas con una pensioncita de ¢133 mil y lógicamente no les alcanzaba para mucho, menos para hacerle arreglos a la vivienda.
"Nos preocupaba mucho la situación de esa casa, se estaba cayendo. Ambos debían poner plásticos en el techo porque les caía el comején encima cuando dormían. El techo también estaba lleno de goteras, se les metía el agua a montones", comentó la sobrina de doña Flor, Fernanda Cortés.
“Ya casi se nos venía el techo encima, no teníamos cocina , ni refri, solo un televisor muy viejo. Yo ahora no trabajo por cuestiones de salud, trabajé por seis años y nunca me dieron mi liquidación”, expresó Fabio.
Final feliz
Pero toda esta mala racha tuvo su fin este martes, cuando en medio de la bendición del cura párroco de Coronado, doña Ana por fin abrió las puertas de su nuevo hogar. Todas las vecinas y amigas de la urbanización Teodoro Picado, en Coronado, se reunieron para ser partícipes de este momento tan emotivo.
“Hace año y medio doña Flor llegó a la municipalidad de Coronado a pedirnos ayuda, fue así como le dijimos que le extenderíamos la mano y comenzamos los trámites del bono de la vivienda. En nueve meses ya estaba aprobado. Luego fuimos a tocar puertas a la Iglesia católica y a Tiendas Monge, donde brindaron todo lo demás”, explicó Nidia Jiménez, vicealcaldesa del cantón.
"Primero botamos toda la basura que quedó luego de derribar el rancho, limpiamos el terreno, les ayudamos con la instalación eléctrica y los seguros. En dos meses se levantó la casita", comentó Nayra Soto, voluntaria vicentina de Coronado, quien junto con otras damas, llegaron cargadas de regalitos como artículos para la cocina y colchas.
La casita quedó muy linda, es prefabricada, tiene dos cuartos y es digna, tal y como merecen vivir todos los ciudadanos de oro.
Sorpresota
Las vecinas se trajeron engañada a doña Flor, quien sabía que inaugurarían su casa, pero no que estaba llena de artículos hermosos por dentro.
Cuando doña Flor abrió la puerta no pudo contener su asombro.
“Yo vivía muy mal, mi casa se estaba cayendo, pedí ayuda varias veces pero nadie me colaboraba. Hasta que llegué donde doña Nidia (la vicealcaldesa) y en un año cambió todo. Gloria a Dios, Él es grande”, aseguró la feliz señora.
Carlos Fernández, gerente de Comunicación de Tiendas Monge, aseguró que se sienten sumamente contentos de poner su granito de arena en este caso. ¡Y qué clase de granito!
Monge llegó con dos camiones llenos de artículos para amueblar la casa, entre los que resaltaban la cocina, lavadora, refrigeradora, juego de sala y de comedor, camas, camarote, colchones, microondas, pantalla y alacena.
“Estamos muy contentos de entregar esta casita amueblada y bien equipada. La Municipalidad de Coronado nos contactó para que colaboráramos con el caso y lo hicimos con mucho gusto, toda la comunidad se vino a celebrar y este hecho lo amerita”, aseguró Fernández, quien gracias al programa de Responsabilidad Social de Monge, anda cumpliendo sueños por el país.