Los beneficios de café como los de antes, con grandes patios para secar los granos al sol, son ahora escasos.
Lo bueno es que algunos siguen en pie y, lo que es mejor, en funcionamiento. Un ejemplo destacado de esto lo encontramos en Doka, una finca en la que podemos hacer un recorrido que nos permite conocer mucho de nuestro grano de oro y saber cómo trabaja el beneficio más antiguo del país.
El edificio es una joya muy bien conservada y en el 2004 fue declarado patriminio nacional. Está en San Luis de Sabanilla, en Alajuela, a unos 25 minutos del los Tribunales de Justicia. Visitarlo es como hacer un sabroso viaje en el tiempo. Es todo un espectáculo ver las matas llenas de café.
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Mario Fernández, gerente general de Doka Estate, nos contó que la finca perteneció a una familia de alemanes que llegó al país para sembrar café y hace 110 años construyó un beneficio al que equiparon con tecnología inglesa.
En 1985 la propiedad fue comprada por la familia Vargas, que ya era dueña de la finca beneficiadora Santa Eduviges.
El beneficio de Doka sigue trabajando de lo más bien, manteniendo su eseancia antigua, gracias a que recibe mantenimiento constantemente. El lugar ofrecer tour de café, muy gustados por turistas locales y extranjeros que aman el yodito.
“Los turistas viven con nosotros la experiencia completa de la producción de café, inician visitando los cafetales y hasta pueden participar de las cogidas del grano. Después van al beneficio y se les explica el proceso completo; también les contamos que las máquinas que están ahí no funcionan a base de electricidad, sino a base de la energía del agua de un río que pasa por la finca.
“Mostramos el proceso en el que se recibe el café y se echa en tanques de agua grandes para seleccionar el de buena calidad, que se hunde, del que flota, que es de mala calidad. Después el café bueno se pela, pero la cáscara no se desperdicia, se usa para compostaje con lombrices”, explicó el gerente.
Luego el café se pone en un tanque se fermentación durante 32 horas y después se lava otra vez. Ya limpio se lleva a los patios de secado en los que pasa en promedio uno o dos días, hasta que la humedad quede entre un 4% y un 6%.
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Primera mano
Todas esas explicaciones son dadas con el vivo ejemplo del proceso, lo cual lo hace interesantísimos para los visitantes, quienes ven en primera fila los procedimientos y hasta pueden participar moviendo el café que el sol seca en los patios.
“Otra opción (para secar el café) es usar una secadora tipo Guardiola, que son unos cilindros grandes que funcionan como una especie de horno. En el interior tienen una temperatura de 60 grados centígrados y unos abanicos hacen flotar los granos de café y con el calor los seca.
“Después el café se pone en sacos en los que se puede almacenar hasta por más de un año. El proceso que sigue es estar pendiente del mercado internacional para saber cuándo es más viable colocar el grano para tener ganancias”, explicó Mario.
Cuando se logra un acuerdo el café se saca de los sacos y se le quita el pergamino (una especie de papelito blanco), se vuelve a empacar en sacos de yute y se envía al país comprador para que allá lo tuesten.
El recorrido por el beneficio se cierra con algo que los cafeteros aman: probar cafecito recién chorreado.
En la Beneficiadora Santa Eduviges trabajan 220 colaboradores permanentes y en los tiempos de cogidas de café llegan decenas de personas tanto de Costa Rica como de Nicaragua y Panamá.
“A las familias que vienen en temporada de coger café se les da una cabina equipada para que estén cómodas y también se les da servicio de guardería para sus hijos”, detalló Mario.
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Naturaleza y buena comida
El tour ofrece la opción de visitar un mariposario, un jardín botánico y otro japonés con bonsais.
Además hay un campo de aventuras con cuerdas para que los visitantes se diviertan y desestresen y un restaurante ofrece desayunos típicos y almuerzos en un ambiente lleno de esa calma que todos apreciamos.
“Hace veinte años empezamos con los tours y en aquel momento teníamos convenios con las empresas de cruceros y solo recibíamos extranjeros, pero ahora unos 25 de cada 100 visitantes son costarricenses, esperemos que esa cifra crezca.
“Por la pademia hemos tomado medidas para proteger a los visitantes, quienes deseen hacer el tour deben llamar para reservar, debemos programar los recorridos que son máximo de doce personas. Como la finca es grande, los grupos no se encuentran durante los recorridos, además, el uso de las mascarillas, el lavado de manos y el distanciamiento social son fundamentales”, aseguró el gerente.
Doka produce un café de excelente calidad llamado Tres Generaciones. Si usted quiere probarlo puede comprarlo en la tienda que está en la finca o mandarlo a llevar a su casa por medio del sitio web https://dokaestate.com/