La venezolana Isabel González llegó a Costa Rica hace siete años. Traía de la mano a su hijo Diego Alejandro Bustamante, quien tenía 10 años, y en la espalda un bolso con ropa, nada más.
Su esposo, Luis Bustamante, se había venido tres meses antes para ir buscando dónde vivir.
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El ver que en su país la situación política se iba complicando cada vez más, las protestas y represalias se fueron identificando, había mucha inseguridad social y eso hizo a la pareja tomar la difícil decisión de dejar su tierra para buscar un futuro mejor, sobre todo para su chiquito.
Luis tenía en Venezuela una empresita de Refrigeración Industrial y Aire Acondicionado y en Costa Rica buscó trabajo en eso mismo para aprovechar su conocimiento.
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Isabel tiene una licenciatura en Recursos Humanos. Al llegar al país trató de buscar trabajo en eso, pero no consiguió, le dieron la oportunidad de ser vendedora en una tienda y la aprovechó.
Con su primer salario mandó a traer de Venezuela una batidora de repostería que su papá le había regalado y tenía un gran valor sentimental. Poco antes de venirse para Costa Rica había sacado un curso y se graduó como chef repostera.
Estuvo mucho tiempo mandado el currículum a distintas empresas para poder colocarse en el área de Recursos Humanos, pero nunca la llamaron.
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Ella se sentía frustrada y preocupada porque necesitaba generar plata para su casa.
Isabel recuerda que un día hizo unos cupcakes de chocolate y le mandó a la maestra de su hijo como forma de agradecimiento, porque se había portado muy bien con ellos desde su llagada al país, esa acción fue trascendental en la vida de la venezolana.
“La maestra de mi hijo me llamó y me preguntó si yo había hecho los cupcakes y le dije que sí, me preguntó si no había pensado en vender, porque estaban muy buenos y yo le dije que no sabía qué tipo de repostería le gustaba a los ticos.
“Ella me dijo que le hiciera varios y se los mandara con Diego para venderlos a las otras maestras y así lo hice. Ese día que mandé los cupcakes para vender se fueron rapidísimo, a todas les encantaron y entonces la maestra me dijo que siguiera haciendo y los llevara yo misma a la escuela para vender, así empecé mi negocio”, recordó con mucho orgullo.
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El negocio fue creciendo y el menú también
Isabel cuenta que poco a poco empezó a hacer más productos, se atrevió a hacer repostería venezolana y a sus clientas les gustó mucho.
“Comencé a hacer quesillo, torta de quesillo, que es una mezcla así como de flan con quesillo, también hacía tres leches y otros productos. Me iba algunos días específicos a la semana ahí a la escuela, ya había hecho una cantidad grande de clientas entre las maestras y el personal administrativo, también algunos alumnos, después de un tiempo me compré un carrito para llevar la mercadería.
El negocio iba creciendo hasta que llegó la pandemia y todo se complicó un poco, además, Isabel quedó embaraza de su pequeña Alanna Isabel (que ahora tiene 4 años), así que tuvo que enfocarse en su embarazo.
Pese a los obstáculos y a los cuidados que requiere tener una niña pequeña, Isabel no se dio por vencida y le puso muchas ganas a su negocito de repostería, al cual bautizó como Delisa.
Fue tanto el empeño de la valiente que hace un año abrió las puertas de su primer local, está en Lagunilla de Heredia, en el residencial Las Flores, 75 metros al oeste de UltraPark.
“Es una pastelería café. Tenemos quesillo, la torta quesillo, de vainilla y de chocolate, brazo gitano que viene siendo como lo que llaman ustedes arrollado con dulce de leche. También hay variedad de postres fríos, postres o queques secos, tres leches y todo lo que tiene que ver con húmedos; además galletas y café de especialidad. Acá van a encontrar la venta en porciones o pequeños, porque los completos se hacen bajo pedido”.
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Ya piensan en su próxima meta
Isabel dice que su esposo Luis es uno de sus mayores apoyos, él siempre la impulsa en sus proyectos, hasta estudió barismo con ella para colaborar en la cafetería.
Él también es bien empunchado y además de tener una trabajo en una empresa, está impulsando su propio negocio de Refrigeración Industrial y Aire Acondicionado, se llama BUPRA SRL.
“Mi esposo siempre me dice que este es el primer local, pero que más adelante vamos a poner sucursales, eso me encantaría. También me gustaría tener una planta de producción, Dios primero con esfuerzo vamos a ir cumpliendo metas y sueños”, dijo la venezolana.
Si usted quiere ver las delicias que hace Isabel puede entrar a su Instagram Delisa_oficial. También puede contarla por el WhatsApp 6311-69787, o si quiere visitar la cafetería, puede poner el nombre Waze, ahí aparece.